Qué descansada la vida del que huye del mundanal ruido . . . Fray Luis de León, Doctor en Teología, Fraile Agustino y Poeta.

En Mallorca se conoce con el nombre de llogaret —aldea—, a pequeños núcleos de población con al menos doce casas ubicadas en entornos rurales aislados, cuya entidad no es suficiente para formar un municipio independiente. Algunos son muy antiguos y hunden sus raíces en las alquerías árabes dispersas por el interior mallorquín antes de la toma de la isla por las mesnadas cristianas de Don Jaime-I El Conquistador, Rey de Aragón, sucedida a finales de 1229.

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Uno de los extremos del camino de acceso a Biniagual.

Desde el punto de vista urbanístico los llogarets están formados por viviendas agrupadas o dispersas a lo largo de una calle principal sobre la que convergen otras de menor tamaño; algunos cuentan además con una pequeña plaza con oratorio. El entorno de los llogarets es de tierras de labor, aquellas que conforman el antiguo corazón agrícola de Mallorca al que están íntimamente ligados. Muchos pertenecía a las antiguas Possessions que datan del Repartiment de las tierras de la isla hecho por el Rey Don Jaime-I tras la conquista. A finales del siglo XIX y comienzos del XX algunos llogarets habían alcanzado el tamaño suficiente para ganar su municipalidad, caso de Fornalutx, María de la Salut y Ariany.

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Calle principal de Biniagual con una encantadora fuente de traza dieciochesca y una casa con aspecto de haber pertenecido a una antigua possessió con torre defensiva.

Hace no tantos años, el trabajo en el campo era el principal medio de subsistencia de las familias mallorquinas, situación que cambió entre los años 50 y 60 del pasado siglo con la eclosión del turismo en las Islas Baleares, época en la que muchos llogarets fueron abandonados ante las oportunidades que ofertaba la nueva industria.

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La Vendimia en Biniagual.

La consolidación posterior del mercado turístico produjo un redescubrimiento de los llogarets, pues gracias a su localización en entornos naturales bien conservados y su alejamiento de las masificadas áreas turísticas costeras, se convirtieron en cotizadas residencias para aquellos que aprecian la vida tranquila y que pueden desarrollar su actividad laboral lejos de la gran urbe, o bien para personas ya retiradas de su trabajo.

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Calle de Biniaraix.

Al pasear por los llogarets mallorquines se siente una sensación de atemporalidad, su atmósfera es diferente, su entorno tranquilo y precioso, con numerosos caminos que dan directamente a campos donde el tráfico es inexistente y los únicos sonidos que se escuchan son los de una Naturaleza amable que incita a su pausado disfrute.

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Las fotografías que acompañan este artículo representan una pequeña parte de los llogarets que aún existen en Mallorca, como Biniagual, Biniali, Biniareix, Ruberts y S´Arracó, descubrir el resto requiere informarse un poco y practicar la sana actividad de “perderse por Mallorca”, con la seguridad de que os compensará . . . Mientras tanto, pulsad en cualquiera de la imágenes y disfrutadlas en forma de galería; pero si lees esta entrada desde un teléfono móvil, las fotos también pueden verse deslizándolas lateralmente con el dedo.

 

Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

Entre los hombres, sobre todo los que pertenecemos al subgénero urbanita, es habitual sentir la necesidad de regresar cada cierto tiempo a una Arcadia imaginada, ese mundo feliz —que nunca existió—, donde la vida se rige por un orden más natural al que no le afectan las perversiones de nuestro tiempo. No descarto que dicha razón fuera la que encendiera mi deseo de visitar el Archipiélago de Cabrera y así catar —si bien de forma efímera— ese Mediterráneo primigenio por todos añorado en unas Baleares “hormigonadas” en exceso.

El Archipiélago de Cabrera lo forman once islotes situados a unas diez millas náuticas del Puerto de la Colonia Sant Jordi, municipio de Las Salinas. Gracias a su singular riqueza medioambiental y a su excelente estado de conservación, en 1991 obtuvo la calificación de Parque Nacional Marítimo-Terrestre, lo cual aparejaba el grado máximo de protección que puede otorgarse a un medio natural. El que esto fuera posible se debe a la escasa población que allí se asentó de forma permanente y, sobre todo, al interés militar de estas islas desde antes de la Edad Media. En 1916 Cabrera fue expropiada a la Familia Feliú por el Ministerio de la Guerra (hoy de Defensa) dado que en 1913 se recibieron informes de los Servicios Secretos Francés e Inglés sobre el aprovisionamiento de submarinos y barcos alemanes en sus aguas, hecho que España no podía permitir dado su estatus de país neutral en la Primera Guerra Mundial. La pertenencia a Defensa fue sin duda la razón principal que impidió su urbanización salvaje, a pesar de que intentos para su desarrollo turístico-residencial nunca han faltado, gracias a ello, hoy día se puede afirmar que es la zona litoral mejor conservada del Mediterráneo español.

La travesía en los barcos rápidos de Mar Cabrera dura 40 minutos, tiempo aprovechado por los amables tripulantes para informar, en varios idiomas, sobre las características del pequeño archipiélago mientras se navega frente a los islotes de Na Foradada, Na Pobra, Na Plana y la Illa dels Conills. De lejos Cabrera parece una más de las rocas plantadas en la mar, pero al aproximarse enseguida se distinguirá la inconfundible silueta de un castillo roqueño sobre la cota más elevada de la isla, dominando la entrada que conduce a la rada interior de su puerto natural.

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Barco rápido de Mar Cabrera

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Baliza automática de Na Foradada

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Castillo de Cabrera desde el canal de entrada a la rada interior de la isla

En su pequeño muelle uno de los guardas del Parque Nacional ilustra a los visitantes sobre las normas a observar durante la visita, que se resumen en una: cuando abandones Cabrera, deja sólo tus huellas (y sólo en las zonas autorizadas). Esto implica no salirse de los caminos, no arrojar colillas, no dejar residuos, no arrancar plantas, no pescar y no alterar el paisaje pues, los sensibles ecosistemas de la isla gozan de protección integral y su conservación requiere de los mayores cuidados, sobre todo en aquellas áreas en las que se desarrollan endemismos baleares en riesgo de desaparición.

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Floración de uno de los endemismos vegetales de Cabrera

Lo que sí puede visitarse es su Castillo, con vistas espectaculares desde sus almenas, levantadas en el siglo XIV para impedir el refugio y fondeo de los barcos de piratas berberiscos que durante tantos siglos asolaron las poblaciones costeras y del interior mallorquín. La pequeña cantina del Puerto y su terraza, recuerdan la escenografía balear de los anuncios que cada verano lanza una conocida marca de cerveza y es un punto de paso obligado junto al muelle, al igual que el pequeño Museo, el Refugio de excursionistas (12 plazas limitadas a dos noches) y las playas de maravillosas aguas turquesas y limpias arenas, como la de Espalmador. Por desgracia, el comportamiento incivil de algunos visitantes ha forzado el cierre de las sendas que cruzan la isla, las cuales sólo se pueden recorrer guiados por uno de los guardas del Parque Nacional, que no siempre se encuentran disponibles.

Galería fotográfica, haced click o deslizad la pantalla para ver las imágenes.

En delicado equilibrio biológico y ambiental, conviven más de 400 especies botánicas, 200 de peces, 150 de aves y numerosas variedades  de reptiles e insectos; por si lo anterior fuera poco, la isla esconde también numerosos vestigios arqueológicos púnicos, romanos, paleocristianos, árabes y franceses.

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Plano de áreas visitables en la Isla de Cabrera, para acceder se requiere la previa obtención de autorizaciones (ver enlaces al final del artículo).

A pesar de su cercanía a Mallorca, Cabrera es un mundo aparte en el que sin esfuerzo es fácil unirse con esa Naturaleza pura tan perseguida por los estresados habitantes de las ciudades . . . Sin embargo, debemos saber que no siempre fue así, pues en la isla acontecieron terribles sucesos durante la Guerra de Independencia.

Aunque Francia era aliada de nuestra nación, en 1808 la Grande Armée Napoleónica invadió España a sangre y fuego, arrasando poblaciones, asesinando a la población civil, violando mujeres y saqueando todo lo que de valor hallaron, sin ni siquiera respetar las iglesias y sus ornamentos, a pesar de que muchos de los soldados invasores eran nominalmente Católicos. Los victoriosos mariscales franceses pensaban que el sometimiento de nuestra Patria sería tan sencillo que les daría tiempo de “volver a casa para el desayuno”, nunca pasó por su cabeza que aquellos tipos morenos y de humilde aspecto pudieran robarles la Gloire de un fácil triunfo.

En el caluroso Julio de 1808, el General Dupont D´Letang avanzaba con su Deuxieme Corp de La Gironde hacia el Sur peninsular con la intención de someter Andalucía. Durante su marcha fueron hostigados por numerosas partidas de guerrilleros que, sabedores de cómo se las gastaban los gabachos, defendían su tierra mediante ataques rápidos y violentos que dificultaban el avance del francés. A la altura de Bailén (Jaén), el Ejército de Dupont agotado por la marcha, por la extrema canícula y por la sed, se encontró enfrentado con el despliegue en Orden de Combate de las fuerzas españolas mandadas por el General Castaños que, como buen táctico conocedor del terreno y del estado de desgaste del enemigo, dirigió el ataque que infligió una severa derrota a los invasores, llegando a tomarles más de dieciocho mil prisioneros, así como su tren logístico al completo de armamento y bastimentos. La noticia desató la furia de Napoleón Bonaparte y causó una enorme conmoción en Francia, incrédula ante la primera derrota de las hasta el momento invictas Fuerzas Armadas Napoleónicas, dominadoras del resto de Europa.

Siete mil de los prisioneros de guerra franceses fueron llevados a Cabrera tras fracasar un intento de intercambio por prisioneros españoles. Los 400.000 reales al mes de su manutención debían ser asumidos por los mallorquines, que ya tenían sus propios problemas de escasez debido a la guerra. Cada día se enviaba un jabeque de Mallorca a Cabrera con pan, aceite, algarrobas y agua, que eran insuficientes para alimentar a tanto confinado; también se proporcionó a los cautivos el auxilio espiritual de sacerdotes que, con desprecio de su propia vida, unieron su destino al de los prisioneros.

La situación persistió durante diez largos años de indecibles padecimientos, lapso en el  que pareció que hasta Dios se había olvidado de aquellos súbditos de Napoleón. La mortandad fue terrible, algunos hombres se volvieron locos, hubo numerosos crímenes y hasta algunos casos de canibalismo entre los desesperados franceses, ignorados por su propio país al considerarlos indignos por la derrota sufrida.

Las guerras siempre sacan lo peor de los hombres y aquellos tiempos eran anteriores a los Convenios de Ginebra. Por eso, tan desgraciados sucesos no pueden ser juzgados bajo nuestra visión actual; sucedió así y forman parte de una Historia que ojalá no se repita nunca. Vae victis ¡Ay de los vencidos! exclamó, con toda razón, el Jefe Galo Breno tras sitiar y tomar Roma con la consabida aplicación de medidas sumarias a los derrotados.

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Cementerio de Cabrera, en segundo plano se vislumbra la Illa des Conills (Isla de los Conejos).

Aún hoy hay quien rechaza dormir en Cabrera ante el temor de enfrentarse a los lamentos fantasmagóricos de los soldados franceses que allí perecieron y que, según se afirma, siguen escuchándose en la quietud de la noche isleña . . .

Por último, sabed que una de las mejores épocas para visitar las Baleares y navegar por sus aguas, suele ser en la temporada en la que ahora nos encontramos, de mediados de Septiembre a finales de Octubre.

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Agradecimientos e información de interés para el viajero:

Este visita fue posible gracias a la gentileza de Toni, de Click Mallorca, dinámica agencia on line que realiza completas excursiones por Mallorca y que resultó ser uno de los seguidores de este blog, a quien no tenía el gusto de conocer, pero que sin pedirnos nada a cambio nos invitó a visitar Cabrera, en conjunción con Mar Cabrera, la naviera de barcos rápidos ya citada en el artículo. La información sobre excursiones y horarios puede consultarse en en los enlaces de ambas compañías.

El Gobierno de las Islas Baleares proporciona aquí amplia información sobre CabreraEsta información también puede obtenerse en el Centro de Visitantes del P.N. del Archipiélago de Cabrera

Aquellos que no teman a los fantasmas y piensen alojarse en el Albergue, pueden gestionar desde aquí sus reservas.

Los que deseen navegar por las aguas de Cabrera deberán hacerlo bajo estas normas.

Los que quieran fondear en su rada tienen que solicitar aquí el permiso (capacidad 50 barcos/día).

Los aficionados al buceo tienen que pedir autorización a través de esta otra página.

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Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará nada”. Cicerón, jurista, filósofo, político y orador romano.

El hecho de que Mallorca cuente notables jardines de carácter histórico es poco conocido y es bueno difundir su existencia para poder apreciar parte del rico patrimonio isleño. Se considera que un Jardín Histórico es aquel espacio construido con elementos naturales de elevado valor ornamental o botánico, con independencia de que gocen o no de algún grado de protección Oficial.

Organizado por la Asociación Cultural Patrimonio Histórico del Mediterráneo, entidad promotota del Proyecto Itinerem, con la ayuda de la Obra Social La Caixa en el marco del Año Europeo del Patrimonio Cultural y a comienzos de Junio, se celebraron las Primeras Jornadas sobre los Jardines Históricos de Mallorca, en las que se mostraron jardines públicos y se abrieron algunos privados de diferentes orígenes, cuyas características fueron descritas por los conocidos Historiadores de la Isla Jaume Llabrés, Beni Aguiló, Tomàs Vibot e Irene Cabrer.

En general, los jardines mallorquines son del llamado tipo mediterráneo y carácter austero, nada que ver con los manicurados jardines franceses o ingleses de verdes praderas y cuidados parterres, pues en las Baleares el agua siempre ha sido un bien escaso y su aprovechamiento muy mirado, la consecuencia de este condicionante es que los mayores jardines isleños se localizan en localidades próximas a la Serra de Tramuntana, por ser el lugar más húmedo de la Isla.

Los Jardines de la Cartuja de Valldemossa son un ejemplo representativo de lo dicho, pues en su construcción inicial como palacio del Rey Sancho se incluyó un acueducto que condujera agua desde la Serra hasta el recinto. El Historiador Jaume Llabrés expuso en la conferencia de apertura de las Jornadas que la Cartuja se fundó en 1399, tras la cesión Real de las posesiones de Valldemossa a los Frailes Cartujos y que la comunidad inicial de trece frailes, construyó otras tantas huertas en cada una de sus celdas individuales cuyo fin era el cultivo de legumbres y verduras para su sustento. Con la Desamortización de Mendizábal (1836), la Cartuja pasó a ser de propiedad estatal y parte de ella se vendió como residencias particulares, de ahí la transformación de las huertas monacales en jardines ornamentales, tal como explicó María Antonia Bauzá de Mirabó, actual Gerente de Sa Cartoixa. El cierre de la sesión inaugural contó con la maravillosa intervención de un trío de músicos formado por violoncello, guitarra clásica española y mezzosoprano, de la Escola de Música Ireneu Segarra.

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Alfabia, la conocida casa señorial en las proximidades de Bunyola abrió la segunda Jornada. Su visita, guiada por el Historiador Tomàs Vibot tuvo un significado especial, puesto que se reservó en exclusiva para un grupo de adolescentes en riesgo de exclusión social integrados en el Projecte Naüm. Los chicos disfrutaron de las sencillas explicaciones de Tomàs que moviendo su interés, fue desgranando el origen árabe de esta gran possessió mallorquina y su evolución a través de los siglos desde alquería agrícola a casa noble, a la que sus sucesivos propietarios dotaron de umbríos jardines de inspiración entre tropical e inglesa, regados gracias al caudaloso manantial que posee la finca. Al llegar al salón de la casa, Tomàs relató la turbulenta biografía de don Pedro de Santacilia y Pax —uno de los Señores de Alfàbia— como si de un episodio de Juego de Tronos se tratara, lo que divirtió sobremanera a los jóvenes concurrentes.

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Enclavado en la costa norte de Mallorca, sobre una pronunciada ladera de la Serra de Tramuntana, el Monasterio de Miramar fue fundado en 1278 por el mallorquín Ramón Llull como Escuela de Lenguas Orientales. En 1872 fue adquirido por el Archiduque Luis Salvador de Austria que transformó de forma notable el lugar, incorporando entre otros elementos, un jardín de estilo bizantino y parte de lo que fue el claustro gótico  del Convento de Santa Margalida, de Palma (siglo XIII). Los Jardines de Miramar son austeros y se desarrollan entre los muchos bancales que posee la finca, todos con espectaculares vistas hacia el mar; entre ellos puede verse una curiosa fuente de planta triangular y estilo italiano con un estanque lleno de carpas, unos parterres que recuerdan a las figuras geométricas de Ramón Llull, los empinados canales de recogida y distribución de agua a los bancales y un jardín de cipreses. Esta vez fue la Historiadora Beni Aguiló la que nos guió por los entresijos de esta antigua possessió y de los hechos históricos que la rodearon.

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La situación geográfica del Valle de Sóller lo mantuvo aislado del resto de la isla durante largo tiempo, de tal modo que la vía más rápida de comunicarse con Palma era por barco, porque la otra opción era cruzar la Serra de Tramuntana por fragosos caminos de herradura. Esta circunstancia y la insuficiencia de recursos forzó la emigración de muchos sollerics hacia Puerto Rico, Cuba y otros países Hispanoamericanos, así como a Francia y Centroeuropa entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del XX. El carácter emprendedor de los expatriados les permitió hacer fortuna, pues eran hábiles artesanos y conocedores del comercio de la fruta. Los sollerenses retornados reinvirtieron sus ganancias en el pueblo, edificando buenas residencias y embelleciendo los edificios públicos. A su regreso, se trajeron el gusto por el estilo arquitectónico que primaba en Europa, entre ecléctico y modernista en el que no faltaban cuidados jardines, que ayudaban a ser una seña distintiva del estatus económico logrado por los que emigraron. Este es el caso de Can Canals, Can Falet o Can Moratal, residencias particulares cuyos jardines nos fueron mostrados con orgullo por la Historiadora local Irene Cabrer, apasionada por la herencia cultural de su patria chica.

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Pero Diego Zaforteza, promotor del Proyecto Itinerem aún nos reservaba una sorpresa a modo de Grand Finale, pues el cierre de las Jornadas tuvo lugar en Son Vich de Superna, possessió situada en el municipio de Puigpunyent, al final del umbrío Valle de Superna, en pleno corazón de la Serra de Tramuntana. El lugar es húmedo y adecuado para los vinos de altura, pero es que además de las viñas, la casa posee unos fantásticos Jardines Románticos recuperados a lo largo de los años con suma paciencia y dedicación por Gabriel Sampol, hombre hecho a sí mismo y propietario de la finca. Estos jardines se destinan al disfrute familiar y también a la contemplación, aquello que el Historiador Jaume Llabrés definió como la recreación en la Naturaleza, mediante la escucha del paso de la brisa, de los murmullos del agua y del canto de las aves.

Entonces fue cuando comprendí el significado de la frase de Cicerón que encabeza esta entrada.

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En su esencia, la fotografía es la vida iluminadaSam Abell, Fotógrafo y Escritor.

Que Palma de Mallorca es una urbe fotogénica nadie lo duda, su antiguo casco histórico de origen medieval, con numerosos edificios de traza gótica, casas señoriales de patios impresionantes e innumerables rincones para descubrir, conforma una trama que satisfará al explorador callejero más avezado y también, a todo aquel que guste de perderse en los laberintos que conducen al alma de una urbe con mucho carácter. Recorrerla a pie es una saludable actividad que no tantos practican debido al ajetreo de nuestro modo de vida actual y, sin embargo, no conozco mejor manera de tomar el pulso a una ciudad.

La luz mediterránea es el componente esencial que da o quita fuerza a las estampas cotidianas gracias a los grandes contrastes que separan luces y sombras, circunstancia ésta que los fotógrafos de calle buscamos con avidez, por las texturas y color que se añaden a la piel de los edificios, realzando las imágenes. Es la luz la que nos ayuda a encontrar arte en lo ordinario, en aquellos detalles que miramos, casi siempre sin ver, a pesar de que forman parte de nuestro entorno inmediato.

Los ciudadanos y los visitantes son el último —y principal— ingrediente del cocktail que conforma la vida diaria en Ciutat. Ser su observador a través del objetivo de una cámara es una pasión que ayuda a entender la vida a quienes bucean en su devenir, pues permite al fotógrafo interactuar con desconocidos, actividad que casi siempre es remunerante.  Los humanos somos seres sociales y raramente reaccionamos mal ante un desconocido, siempre que la aproximación sea educada y envuelta en una sonrisa, que es la mejor herramienta para romper la barrera de la desconfianza.

Los fotógrafos de calle más puristas sólo disparan en blanco y negro, consideran que el color distrae e impide sintetizar la esencia de las cosas; por ello, tienden a ver el mundo de manera diferente al resto. Cierto es que los grandes clásicos fueron capaces de crear obras de arte en tono monocromático, caso de Cartier-Bresson, R. Doisneau, I. Penn, Catalá-Roca, Juana Biarnés o G. Cualladó. Sin embargo, no es menos cierto que si la película en color hubiera estado disponible antes, también hubieran creado grandes obras en color y de hecho, muchos de ellos lo hicieron al final de sus vidas.

Galería de fotos del autor en blanco y negro (pulsad en cualquier imagen):

 

Hoy día muchos fotógrafos de calle emplean de forma indistinta color y blanco y negro, pudiéndose mencionar como ejemplo a Ian MCDonald, S. McCurry o Cristina García Rodero.

El autor del presente es de los que se mueve entre las dos técnicas de manera indistinta y desearía se capaz de emular a los grandes de este Arte. Al fin y al cabo, los inicios de la Fotografía están unidos a la foto callejera, especialidad que por otra parte es su forma más democrática, pues cualquiera puede practicarla en su ciudad. Para hacerlo no se requieren costosas cámaras, basta con un teléfono móvil, ojos observadores, indumentaria cómoda y ganas de patear las calles.

Galería de fotos del autor en color (pulsad en cualquier imagen):

 

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El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior. Aristóteles, Filósofo griego.

Hermenegildo Anglada-Camarasa fue un pintor español nacido en Barcelona en 1872, que tuvo la fortuna de conocer la fama en vida a pesar de sus difíciles comienzos. Desde muy pequeño quiso dedicarse a la pintura y, aunque contó con la oposición inicial de su familia, por empeño logró estudiar en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja de Barcelona como alumno de Modesto Urgell. Inquieto y de fuerte personalidad, se trasladó a París en 1894, cuando el movimiento vanguardista se encontraba en plena efervescencia. En la ciudad del Sena coincidió con muchos otros pintores que allí se formaban y que con el tiempo alcanzarían gran renombre, como Zuloaga, Benedito, Sorolla o Klimt y además, pudo perfeccionar su formación con los maestros Jean Paul Laurens, Benjamín Constant y Louis Auguste Girardot.

A su regreso consigue ser uno de los pintores concurrentes a varias exposiciones internacionales como la Nacional de París, el Salón de Arte de Berlín, el Internacional de Bellas Artes de Londres, la Bienal de Venecia y la Secesión Vienesa, en lo que fue un fulgurante inicio de carrera gracias a su enorme capacidad de trabajo y cualidades artísticas, hasta el punto de en 1904 su presencia y fama incipiente lo llevaron a Viena, Roma y Buenos Aires.

Tras una corta pero fructífera estancia en Valencia, donde pintó óleos de gran formato inspirados en las fiestas tradicionales de dicha localidad levantina de claro estilo simbolista y temática folklórica, con gran riqueza de colores y de influencias modernistas. Anglada_Camarasa_01En 1904 regresó a París, encajando perfectamente en los ambientes distinguidos de la Belle Époque. Tras abrir una academia de pintura y participar en la fundación de los Salones de Otoño, su presencia en las vanguardias le permitió trabajar de manera conjunta con artistas de la selecta Secesión de Viena.Anglada_Camarasa_04La concesión de la Medalla de Oro de la Bienal de Venecia de 1905, hizo que por fin en España se reconociera su valía, exponiendo en Madrid y Barcelona; sin embargo, su presencia en ambas exposiciones fue causa de una fuerte división de opiniones entre los críticos, motivada no por su calidad artística, sino por los oscuros intereses políticos que rodearon dichas celebraciones.Anglada_Camarasa_05Tras el comienzo de la Gran Guerra regresó a España y en 1914 se instaló en Mallorca, en parte enamorado por la luz mediterránea de la isla que había conocido en una visita  realizada en 1909 y, en parte, por alejarse de las polémicas que rodearon sus exposiciones en la Península, encontrando perfecto refugio en la casa que adquirió en el Puerto de Pollença.Anglada_Camarasa_08La fama de Anglada-Camarasa comenzó a decaer a este lado del Atlántico pues su estilo empezaba a considerarse caduco; sin embargo, este declinar coincidió con su presentación en Estados Unidos de la mano de la Hispanic Society, que en 1924 lo nombra Miembro de Honor y consigue que pronto gane adeptos entre la alta sociedad de la nueva nación, gracias a lo cual recupera sus encargos, así como su presencia en importantes exposiciones y la consecuente capacidad económica.Anglada_Camarasa_11Durante nuestra Guerra Civil, Anglada-Camarasa —republicano y masón militante—, se refugió primero en Montserrat y luego en Francia, cuando ya era inminente entrada de las Tropas Nacionales en Barcelona. Vivió su exilio en Pougues-les-Eaux hasta 1948, año en el que regresó a Pollensa, donde residió hasta cumplir los 87 años, falleciendo en 1959. Tras su muerte, su casa pollençina se convertiría en el Museo Anglada Camarasa.Anglada_Camarasa_07La pintura de su larga etapa mallorquina está formada paisajes de diversos rincones de los alrededores de Pollença —uno de sus motivos predilectos—, así como bodegones y conjuntos florales donde todo es color y trazas de estilo impresionista, que piden ser contemplados a cierta distancia para apreciar bien lo que representan. Anglada-Camarasa era un gran observador del entorno y captaba su esencia en rápidos bocetos que después refinaba en su estudio, procedimiento que le exigía tiempo y concentración. Cuidaba de manera meticulosa todos los detalles y la composición, sin dejar de superponer en sus obras capas de pintura hasta que lograba el efecto que perseguía. A veces esperaba días, o incluso meses, para obtener la repetición del efecto de luz que buscaba representar en su obra.Anglada_Camarasa_03Anglada_Camarasa_09En 1988, la Obra Social La Caixa compró una colección de 328 pinturas y dibujos, así como 194 objetos personales a los herederos del artista, parte de la cual se exhibe de forma permanente en CaixaForum Palma desde 1993. De forma adicional, la Fundación La Caixa organiza también exposiciones itinerantes de la colección, con el fin de dar a conocer la obra de Anglada-Camarasa en distintas ciudades españolas. En el año 2003 el Ministerio de Cultura otorgó a estos fondos artísticos la declaración de Bien de Interés Cultural para asegurar su preservación.Anglada_Camarasa_10_____________________________

La exposición Anglada-Camarasa. Rincones predilectos. Colección ”la Caixa” se podrá visitar en CaixaForum Palma (Plaza de Weyler, 3, 07001-Palma de Mallorca) del 26 de Octubre de 2017 al 2 de Septiembre de 2018, de lunes a sábados de 10:00 a 20:00 h y domingos y festivos de 11:00 a 14:00 h.

 

 

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La belleza es la otra forma de la verdad. Alejandro Casona, escritor y autor teatral de la Generación del 27.

Fornalutx fue en su origen una alquería musulmana del siglo XII, enclavada en un valle que nace en las alturas del Puig Mayor y llega hasta Sóller; tiene agua abundante y laderas pobladas de fincas de naranjos, limoneros, olivos, almendros, cipreses y otros cultivos. Hoy día Fornalutx forma un conjunto urbano alargado, que se desarrolla en la margen derecha del barranco que discurre por el fondo del valle, así como a ambos lados de sus vaguadas tributarias. Tras la conquista de Mallorca por Don Jaime-I el Conquistador, Rey de Aragón, formó parte de Sóller y así se mantuvo hasta 1837, año en el que recibió el estatus de municipio independiente.

Su urbanismo es armónico, de estrechas calles empedradas y cuidada Arquitectura del tipo conocido como rústico mallorquín, con predominio de residencias construidas con fábricas de mampostería irregular de piedra caliza y cubiertas de teja árabe, que le aportan el característico aspecto montañés tan propio de las localidades de la Sierra de Tramontana. Gracias a su buena conservación y al cuidado con que sus habitantes preservan su esencia, Fornalutx ha recibido numerosos premios y es citado con frecuencia entre los pueblos más bonitos de España. La tranquilidad que respiran sus calles y la belleza de su entorno,  atrajo a numerosos residentes extranjeros que en la actualidad son ya el 25% del censo total de población.

Los edificios más notables que posee son la Iglesia de la Nativitat de la Mare de Déu, situada sobre la actual Plaza de España, cuyas obras se iniciaron en 1230, justo después de la conquista cristiana de Mallorca, para  concluir en 1639 con la configuración que hoy día conserva, de estilo gótico un tanto tardío. También es reseñable la Torre almenada de Can Arbona, que data del siglo XVII y hoy forma parte de las dependencias del Ayuntamiento; fue construida como bastión defensivo frente a los ataques de los piratas de Berbería, que con recurrencia asolaban las costas mallorquinas en busca de botín y de mujeres jóvenes, con el fin de ser vendidas en los serrallos de Oriente al mejor postor.

La visita a Fornalutx es sin duda recomendable, así como a Biniaraix, encantador llogaret* que se encuentra muy cerca del anterior, si bien deseo advertir a los potenciales viajeros que los limitados accesos y las estrechas calles de ambas localidades, condicionan la visita en plena temporada turística. Madrugar mucho es lo que aconsejo a los interesados, sobre todos a aquellos que procedan de localidades alejadas.

(*) Llogaret: Pequeña agrupación de casas de carácter rústico que no son municipio independiente. También podría traducirse por pedanía o aldea.

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Campos de olivos en la Serra de Tramuntana en las proximidades de Fornalutx.

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Olivera (olivo) en la Serra de Tramuntana, cerca de Fornalutx, al fondo de la imagen se aprecia de forma parcial el pueblo de Sóller.

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Marges o bancales destinados a la plantación de frutales en una de las laderas de acceso.

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Vista parcial de Fornalutx y su valle.

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Vista parcial de Fornalutx, a la izquierda se encuentra la Torre almenada de Can Arbona.

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Detalle de las almenas terminadas en punta de diamante en la coronación de la Torre de Can Arbona (actual Ayuntamiento).

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Vista parcial de Fornalutx.

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Entre finales de Enero y Febrero florecen los almendros del valle de Fornalutx regalándonos vistas de gran belleza.

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Sa Font Des Pujol, fuente pública de la que pende el cacillo para refrescarse.

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Bonitas aldabas con forma de manos femeninas fundidas en bronce.

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Calle típica de Fornalutx con acceso a una vivienda y su establo.

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Galería cubierta con arcos carpaneles sobre columnas de fuste liso abombado y patio de acceso a una vivienda.

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Zaguán de acceso a una vivienda con vistas hacia el barranco.

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Terraza de una residencia particular con su buen emparrado para sombra y estupendas vistas al valle.

Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

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«Busqué trenes y encontré pasajeros«. Paul Theroux, escritor, novelista y profesor estadounidense.

Aunque hoy día nos parezca asombroso, durante muchos años la comunicación del bonito pueblo de Sóller con Palma, la capital mallorquina, fue más sencilla y segura por barco, que por el tortuoso camino que cruzaba los altos riscos de la Sierra de Tramontana por el Collado de Sóller.

La situación cambió en la primavera de 1912 cuando se inauguró el ferrocarril de vía estrecha que unió ambas localidades, que fue electrificado en el año 1929. A día de hoy sigue en servicio con los mismos trenes de antaño, cuyos vagones primorosamente cuidados están carrozados con madera barnizada. Las estaciones de esta línea conservan el encanto de los tiempos pretéritos y como homenaje a los 106 años que en breve cumplirá, os dejo estas fotografías que tomé una soleada tarde de Febrero.

Sóller_Train_St_IG_05Sóller_Train_St_IG_06Sóller_Train_St_IG_01Sóller_Train_St_IG_07Sóller_Train_St_IG_09Sóller_Train_St_IG_11Sóller_Train_St_IG_10Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

 

«Mallorca es el Paraíso, si puedes resistirlo«. Gertrude Stein, poeta y escritora norteamericana.

Hace un cuarto de siglo, elegí Mallorca como mi hogar  por su clima y su reputación de no haber otro lugar así en Europa. También porque me aseguraron —y así pude comprobar—, que podría vivir allí por la cuarta parte de lo que costaría en Inglaterra. También porque su tamaño de 1,300 millas cuadradas (3.367 Km2), hacen que sea lo suficientemente grande como para no sentirme claustrofóbico. De toda Mallorca escogí Deiá, pequeño pueblo de pescadores y productores de aceite en la montañosa costa Noroeste de la isla —el resto del territorio es principalmente llano y ondulado—, porque encontré el escenario que deseaba para mi trabajo como escritor: sol, mar, montañas, frescos arroyos, árboles de sombra, nada de política y algunos lujos de la civilización, como electricidad y una línea directa de autobús hasta Palma, la capital. Además, la zona está libre de mosquitos por encontrarse a unos 400 pies (122 m) por encima del nivel del mar.

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Vistas de la Serra de Tramuntana desde la casa del poeta.

Permítanme añadir de modo franco que me alejé de Inglaterra tras una dolorosa crisis doméstica. Pero esto no fue más que una mera excusa, ya había decidido no vivir en Inglaterra de modo permanente, cuando me di cuenta de que el país estaba superpoblado, pues consideraba que su número óptimo de habitantes debía ser de unos ocho millones de personas, como en tiempos de los Tudor. En particular, la nueva moda de alinear edificios hasta adentrar los pueblos una milla o dos (1,6 a 3,2 Km) dentro del campo, me avisó de que debía marcharme, al igual que lo hizo la mecanización de la agricultura. Deseaba ir a un lugar donde un pueblo todavía es un pueblo y donde un arado tirado por caballerizas no es aún un anacronismo. Naturalmente había otras consideraciones, como tener buen vino, buenos vecinos y no hallarme a mucha distancia del meridiano de Greenwich.

Pensando en ello, la primera persona que me recomendó Mallorca fue Gertrude Stein. Fui a visitarla a la Alta Saboya tras decir adiós, de forma definitiva, a los blancos acantilados de Dover y, aunque su país parecía rico, acogedor y montañoso, estaba muy alejado del mar y su clima invernal hubiera sido demasiado severo para mi . . .

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Jardín de la casa enmarcado por la divisoria de la Serra de Tramuntana.

Así comienza el libro Por qué vivo en Mallorca, de Robert Graves, el conocido poeta y escritor británico que se afincó en Deiá en 1929 y allí permaneció hasta su muerte en 1985 —salvo un periodo entre el inicio de nuestra Guerra Civil y el final de la II Guerra Mundial—, en el que debido a su nacionalidad británica, las circunstancias le aconsejaron marcharse de la isla y vivir sucesivemente en Inglaterra, Suiza y Francia.

Robert Graves, nacido en 1895, tuvo una vida intensa y apasionada que estuvo marcada por su participación en la I Guerra Mundial, por la muerte de de su hijo David en la II Guerra Mundial y por las tres mujeres a las que amó: Nancy Nicholson, Laura Riding y Beryl Graves, de las que se puede afirmar que fueron su fuente de inspiración, a pesar de lo tormentoso de alguna de sus relaciones. Casado en primeras nupcias con Nancy, tuvo cuatro hijos de ella y, de su segundo matrimonio con Beryl, otros cuatro.  

En 1929 compró el terreno de lo que sería Ca n´Alluny, su casa en Deiá, desde donde a pesar de las dificultades de comunicación de la época, nunca perdió el contacto con los poetas, escritores y editores de Inglaterra y Estados Unidos. Su producción literaria fue prolífica, a pesar de a veces se vió afectada por los altibajos emocionales producto de sus relaciones sentimentales. En nuestro país Graves fue más conocido por sus novelas que por sus poemas y entre ellas, citaría Por qué vivo en Mallorca, Lawrence de Arabia, El Vellocino de Oro, Yo Claudio, El Conde Belisario y Asedio y Caída de Troya.

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Acceso a Ca n´Alluny vivienda del poeta.

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La cocina de la casa es de notable sencillez.

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El discreto encanto de una vivienda que pareció quedar anclada entre los años 40 y 50 del pasado siglo.

La casa de Robert Graves es de piedra, en estilo rústico mallorquín, ubicada en una zona preciosa cerca de Deiá, sobre una ladera con buenas vistas a las cresterías de la Serra de Tramuntana. Aunque no se sea un gran lector o aficionado a la literatura, conocer la intensa vida del escritor y visitar el lugar en el que residió hasta su muerte merece la pena. El poder hacerlo fuera de temporada, como fue mi caso, es un privilegio adicional, pues aparte de disfrutar del lugar casi en solitario, se logran entender mejor los motivos que movieron a Robert Graves para elegir Deiá como residencia permanente en la que fundó su hogar. Hoy día, casi ha desaparecido ese mundo idílico que en un tiempo buscó el escritor para inspirarse y que para su fortuna pudo hallar.

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Mesa de trabajo de Robert Graves tal como le gustaba mantenerla. Sin duda era hombre ordenado.

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Imprenta Crown Albion que Laura Riding importó de Inglaterra para sus trabajos y los de R. Graves editados bajo la marca Seizin Press.

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El sencillo estudio de Beryl, segunda mujer del poeta.

La Fundación Robert Graves preserva lo que fue la casa y el legado del poeta; en su web en español, inglés y mallorquín, se encuentra la información necesaria para organizar su visita, actividad que es muy recomendable combinar con la del propio pueblo de Deiá y sus maravillosos alrededores.  

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Robert Graves gustaba de rodearse de objetos de la época a la que se refería en sus novelas pues tocándolas hallaba inspiración en ellas. En la imagen diversas piezas pertenecientes a la antigua civilización minoica.

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Fotos y recuerdos de la época que Graves vivió en Mallorca.

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En 1960, para la fiesta de cumpleaños de Robert Graves, Camilo José Cela y otros autores del momento le gastaron una broma sacando una «edición especial» del diario de sucesos «El Caso», de cierta popularidad en aquellos tiempos.

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Objetos personales del escritor que como expatriado, sentía una lógica atracción por los artículos de su tierra natal.

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Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales. Algunas imágenes fueron tomadas a través del vidrio de las vitrinas y de ahí los brillos y reflejos que a veces se reflejan.

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Si vis discere, doceat”. Si quieres aprender, enseña. Marco Tulio Cicerón, Filósofo, Jurista, Político y Escritor romano.

La aparición de un nuevo Centro Cultural es siempre una buena noticia y lo es más aún cuando surge de la iniciativa privada, este es el caso del nuevo Museo de Artes Decorativas de Mallorca.

Diego Tocino, filántropo y coleccionista es su impulsor. Más de treinta años visitando los mercadillos de los pueblos de Mallorca, le dotaron del fino olfato del verdadero conocedor capaz de encontrar entre la quincalla piezas de decoración, cerámica, joyería, mobiliario u otros artefactos con valor cultural. A base de paciencia, tesón y una sabia forma de invertir, ha logrado reunir una extensa colección, de la que se muestran tres mil objetos en este nuevo Museo, casi todos ellos pertenecientes a la Mallorca preturística y ahora expuestos para el disfrute de los visitantes. 

El Museo se encuentra cerca de Palma, en la Possessió de Son Pax, cuyo origen se traza hasta una antigua alquería árabe del siglo XIV, entre cuyos propietarios figuraron desde los Caballeros Templarios, hasta varias familias de la nobleza isleña.MAT_16Su entrada se encuentra frente al Polígono Industrial de Son Castelló en la carretera de Palma a Sóller. La zona expositiva está dividida en catorce salas temáticas en las que se muestran diferentes piezas de la colección de cerámica, pintura, trajes y vestidos, joyas, instrumentos musicales, maquinaria agrícola, juguetes antiguos y otros. La mayor parte de los elementos expuestos datan de los siglos XVII al XIX y todos ellos son de carácter netamente mallorquín, conformando una suerte de colección etnológica que nos aporta la visión de cómo era la vida de la isla en tiempos pretéritos.MAT_02Entre la cerámica pueden apreciarse sofisticas piezas producidas en Manacor y Felanitx, como las guerres brodades o jarras bordadas, de recargada y delicada decoración exterior y de ahí el nombre.MAT_01La religiosidad siempre ha estado presente en la vida de los mallorquines, los cuales encargaban y producían imágenes y ornamentos de Jesús Crucificado, de la Virgen o de aquellos Santos que fueran de su devoción.MAT_03Muchas de las pinturas nos muestran la severidad de los notables de la época en sus vestimentas negras de rigueur, pues en aquellos tiempos el negro y los tonos oscuros se consideraban que eran el paradigma de la elegancia decimonónica.MAT_04Pero no todo es antiguo, también hay obra de autores contemporáneos conocidos vinculados a la isla, como Joan Miró que pasó aquí una parte importante de su vida. Este boceto de 1927 fue —según afirmaciones del propio pintor—, el que cambió su lenguaje pictórico para alejarse de los parámetros que definían los movimientos estéticos de la época y de esta manera desarrollar un estilo personal. MAT_10Los óleos son también una parte importante de la colección de pintura, sirva de muestra este de Eliseu Meifrén, uno de los primeros impresionistas catalanes, que representa una sencilla marina.MAT_11La exposición de elegantes vestidos femeninos perfectamente conservados, puede apreciarse en vitrinas de ambiente controlado y baja iluminación, con el fin de mejor preservar las sedas, tafetanes, y organdí empleados por las señoras de época; esta sala guarda además una curiosa sorpresa a descubrir en la sección de vestidos de novia que no desvelaré . . .MAT_06MAT_05Trajes y vestidos tan oscuros requerían el necesario complemento de joyas en forma de broches, cadenas de oro, gemelos de camisa, botones, pasadores o sortijas, de los que el Museo muestra una buena selección de aderezos femeninos y masculinos.MAT_07Los pagesos o campesinos que vivían y trabajaban en las possessions tienen también su lugar y su “moda” de ropa amplia, confeccionada con tejidos más toscos, con el propósito de que resistieran bien los rigores de su trabajo manual.MAT_12Las máquinas agrícolas que manejaban los pagesos tienen su representación alrededor de la pequeña clastra o patio de la possessió.MAT_13La colección de instrumentos no es extensa, pero sí muy interesante, contando entre otros con dos guitarras del famoso luthier balear Casasnovas.MAT_08MAT_09La última sala es de las de mayor tamaño y contiene objetos con cierto encanto melancólico que a muchos les harán sonreír, pues guarda una nutrida exhibición de juguetes antiguos que merecen una cuidada visita y que seguro que ha de gustar a los niños que se acerquen a verla.MAT_14MAT_15Diego Tocino también efectúa una loable función social, poniendo a disposición de Colegios,  Asociaciones de la Tercera Edad y otras Organizaciones Culturales de Mallorca la posibilidad de visitar este nuevo Museo de Artes Decorativas de Mallorca en condiciones ventajosas. Muchas de estas actividades son canalizadas a través de la Fundación Tocino Pons, cuyo fin principal es, según se lee en su página web “dar ayuda y cobertura a proyectos culturales de Mallorca y proteger, a través de diferentes actividades y campañas, el patrimonio sociocultural de la isla”. Esta labor además la complementa con “. . . la colaboración en campañas puntuales con entidades sociales para mejorar las condiciones de vida de los colectivos vulnerables de las Islas Baleares”. Bienvenido sea pues este recomendable Museo, llegado para completar la actual oferta cultural mallorquina, que sin duda pronto se convertirá una de sus referencias.

 

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Información General:

Web: https://museodeartesdecorativas-org  Correo-e:  info@fundaciontocinopons.org

Museo de Artes Decorativas de Mallorca. Carretera de Sóller, km 4, nº 11. 07120-Palma de Mallorca. Islas Baleares. Tlf: 971 430 428 y 608 945 163. Estacionamiento propio y gratuito. Horario: L-V de 10 a 18 h / S-D de 10 a 13:30 h. Precios: 8€ entrada general, 5€ niños menores de 12 años, estudiantes acreditados y grupos de más de 20 personas. 

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Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales. Muchas de las imágenes fueron tomadas a través del vidrio de las vitrinas y de ahí los brillos y reflejos que alguna de las fotos presenta.

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«Ahora entiendo que mi bienestar sólo es posible si reconozco mi unidad con todos los pueblos del mundo sin excepción«. Conde Lev Nikoláievich Tolstói (León Tolstoi), escritor ruso.

Hace un par de fines de semana paseaba a media noche por la Plaza Mayor de Palma aprovechando la agradable temperatura. Aunque la mayor parte del día había sido gris y lluvioso, caminaba contento pues desde muy temprano había estado haciendo fotografías y, a pesar de que la luz y las condiciones climáticas hubieran estado lejos de ser las ideales,  pensaba que había logrado unas cuantas tomas aceptables de los islotes que jalonan la costa Sureste de Mallorca.

Siempre llevo una cámara en la mano, me da la oportunidad de poder fotografiar lo inesperado y precisamente, eso me sucedió aquella noche. Al entrar en la Plaza Mayor escuché música sudamericana y enseguida, vi a un grupo de unos 200 ecuatorianos en procesión portando un pequeño paso con una imagen del Niño Jesús bajo palio.

Ecuatorianos_02Ecuatorianos_07La imagen iba rodeada de personas y en su frente, un grupo folclórico bailaba de forma festiva; a la cabeza del grupo un hombre con ropa talar sostenía esta pancarta:

Ecuatorianos_08Casi todos los bailarines eran chicas adolescentes que se movían con gracejo juvenil, volteando tanto sus trenzas, como las faldas de sus coloridos atuendos, a la vez que nos regalaban una gran profusión de sonrisas. Los pocos turistas que por allí deambulaban contemplaban la comitiva entre extrañados y divertidos, quizá sin llegar a entender que tan tarde pudiera permitirse una celebración con acompañamiento musical que sin ser escandaloso,  se amplificaba bastante en el interior de la plaza. En cualquier caso, el ambiente era alegre y distendido.

Ecuatorianos_01Ecuatorianos_03Ecuatorianos_05Ecuatorianos_06Varios espectadores de entre los que allí estábamos grababan con sus teléfonos a los participantes, incluyendo a sus propios paisanos, que no querían perderse el momento para poder enviarlo a sus familiares en Ecuador, país que como ellos mismos definen, se encuentra en el ombligo [geográfico] del mundo.

Ecuatorianos_04Centrado en tomar fotos no logré enterarme de la razón de la procesión, craso error por mi parte para un reportaje de cierto valor documental. El caso es que me gustó ver que entre los celebrantes, había inmigrantes ecuatorianos de dos generaciones y que todos parecían perfectamente integrados en nuestra sociedad. Si se radicaron aquí es porque fueron necesarios para cubrir los puestos que quedaban desiertos en tiempos de bonanza y también, no lo olvidemos, porque necesitaron encontrar un futuro que en su país no podían conseguir para mantenerse con dignidad.

Y apenado viendo lo que sucede estos días en Cataluña, pienso en las sabias palabras de Tolstoi que encabezan este artículo, esperando que pronto entendamos su razón.

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Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

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