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Qué descansada la vida del que huye del mundanal ruido . . . Fray Luis de León, Doctor en Teología, Fraile Agustino y Poeta.

En Mallorca se conoce con el nombre de llogaret —aldea—, a pequeños núcleos de población con al menos doce casas ubicadas en entornos rurales aislados, cuya entidad no es suficiente para formar un municipio independiente. Algunos son muy antiguos y hunden sus raíces en las alquerías árabes dispersas por el interior mallorquín antes de la toma de la isla por las mesnadas cristianas de Don Jaime-I El Conquistador, Rey de Aragón, sucedida a finales de 1229.

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Uno de los extremos del camino de acceso a Biniagual.

Desde el punto de vista urbanístico los llogarets están formados por viviendas agrupadas o dispersas a lo largo de una calle principal sobre la que convergen otras de menor tamaño; algunos cuentan además con una pequeña plaza con oratorio. El entorno de los llogarets es de tierras de labor, aquellas que conforman el antiguo corazón agrícola de Mallorca al que están íntimamente ligados. Muchos pertenecía a las antiguas Possessions que datan del Repartiment de las tierras de la isla hecho por el Rey Don Jaime-I tras la conquista. A finales del siglo XIX y comienzos del XX algunos llogarets habían alcanzado el tamaño suficiente para ganar su municipalidad, caso de Fornalutx, María de la Salut y Ariany.

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Calle principal de Biniagual con una encantadora fuente de traza dieciochesca y una casa con aspecto de haber pertenecido a una antigua possessió con torre defensiva.

Hace no tantos años, el trabajo en el campo era el principal medio de subsistencia de las familias mallorquinas, situación que cambió entre los años 50 y 60 del pasado siglo con la eclosión del turismo en las Islas Baleares, época en la que muchos llogarets fueron abandonados ante las oportunidades que ofertaba la nueva industria.

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La Vendimia en Biniagual.

La consolidación posterior del mercado turístico produjo un redescubrimiento de los llogarets, pues gracias a su localización en entornos naturales bien conservados y su alejamiento de las masificadas áreas turísticas costeras, se convirtieron en cotizadas residencias para aquellos que aprecian la vida tranquila y que pueden desarrollar su actividad laboral lejos de la gran urbe, o bien para personas ya retiradas de su trabajo.

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Calle de Biniaraix.

Al pasear por los llogarets mallorquines se siente una sensación de atemporalidad, su atmósfera es diferente, su entorno tranquilo y precioso, con numerosos caminos que dan directamente a campos donde el tráfico es inexistente y los únicos sonidos que se escuchan son los de una Naturaleza amable que incita a su pausado disfrute.

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Las fotografías que acompañan este artículo representan una pequeña parte de los llogarets que aún existen en Mallorca, como Biniagual, Biniali, Biniareix, Ruberts y S´Arracó, descubrir el resto requiere informarse un poco y practicar la sana actividad de “perderse por Mallorca”, con la seguridad de que os compensará . . . Mientras tanto, pulsad en cualquiera de la imágenes y disfrutadlas en forma de galería; pero si lees esta entrada desde un teléfono móvil, las fotos también pueden verse deslizándolas lateralmente con el dedo.

 

Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior. Aristóteles, Filósofo griego.

Hermenegildo Anglada-Camarasa fue un pintor español nacido en Barcelona en 1872, que tuvo la fortuna de conocer la fama en vida a pesar de sus difíciles comienzos. Desde muy pequeño quiso dedicarse a la pintura y, aunque contó con la oposición inicial de su familia, por empeño logró estudiar en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja de Barcelona como alumno de Modesto Urgell. Inquieto y de fuerte personalidad, se trasladó a París en 1894, cuando el movimiento vanguardista se encontraba en plena efervescencia. En la ciudad del Sena coincidió con muchos otros pintores que allí se formaban y que con el tiempo alcanzarían gran renombre, como Zuloaga, Benedito, Sorolla o Klimt y además, pudo perfeccionar su formación con los maestros Jean Paul Laurens, Benjamín Constant y Louis Auguste Girardot.

A su regreso consigue ser uno de los pintores concurrentes a varias exposiciones internacionales como la Nacional de París, el Salón de Arte de Berlín, el Internacional de Bellas Artes de Londres, la Bienal de Venecia y la Secesión Vienesa, en lo que fue un fulgurante inicio de carrera gracias a su enorme capacidad de trabajo y cualidades artísticas, hasta el punto de en 1904 su presencia y fama incipiente lo llevaron a Viena, Roma y Buenos Aires.

Tras una corta pero fructífera estancia en Valencia, donde pintó óleos de gran formato inspirados en las fiestas tradicionales de dicha localidad levantina de claro estilo simbolista y temática folklórica, con gran riqueza de colores y de influencias modernistas. Anglada_Camarasa_01En 1904 regresó a París, encajando perfectamente en los ambientes distinguidos de la Belle Époque. Tras abrir una academia de pintura y participar en la fundación de los Salones de Otoño, su presencia en las vanguardias le permitió trabajar de manera conjunta con artistas de la selecta Secesión de Viena.Anglada_Camarasa_04La concesión de la Medalla de Oro de la Bienal de Venecia de 1905, hizo que por fin en España se reconociera su valía, exponiendo en Madrid y Barcelona; sin embargo, su presencia en ambas exposiciones fue causa de una fuerte división de opiniones entre los críticos, motivada no por su calidad artística, sino por los oscuros intereses políticos que rodearon dichas celebraciones.Anglada_Camarasa_05Tras el comienzo de la Gran Guerra regresó a España y en 1914 se instaló en Mallorca, en parte enamorado por la luz mediterránea de la isla que había conocido en una visita  realizada en 1909 y, en parte, por alejarse de las polémicas que rodearon sus exposiciones en la Península, encontrando perfecto refugio en la casa que adquirió en el Puerto de Pollença.Anglada_Camarasa_08La fama de Anglada-Camarasa comenzó a decaer a este lado del Atlántico pues su estilo empezaba a considerarse caduco; sin embargo, este declinar coincidió con su presentación en Estados Unidos de la mano de la Hispanic Society, que en 1924 lo nombra Miembro de Honor y consigue que pronto gane adeptos entre la alta sociedad de la nueva nación, gracias a lo cual recupera sus encargos, así como su presencia en importantes exposiciones y la consecuente capacidad económica.Anglada_Camarasa_11Durante nuestra Guerra Civil, Anglada-Camarasa —republicano y masón militante—, se refugió primero en Montserrat y luego en Francia, cuando ya era inminente entrada de las Tropas Nacionales en Barcelona. Vivió su exilio en Pougues-les-Eaux hasta 1948, año en el que regresó a Pollensa, donde residió hasta cumplir los 87 años, falleciendo en 1959. Tras su muerte, su casa pollençina se convertiría en el Museo Anglada Camarasa.Anglada_Camarasa_07La pintura de su larga etapa mallorquina está formada paisajes de diversos rincones de los alrededores de Pollença —uno de sus motivos predilectos—, así como bodegones y conjuntos florales donde todo es color y trazas de estilo impresionista, que piden ser contemplados a cierta distancia para apreciar bien lo que representan. Anglada-Camarasa era un gran observador del entorno y captaba su esencia en rápidos bocetos que después refinaba en su estudio, procedimiento que le exigía tiempo y concentración. Cuidaba de manera meticulosa todos los detalles y la composición, sin dejar de superponer en sus obras capas de pintura hasta que lograba el efecto que perseguía. A veces esperaba días, o incluso meses, para obtener la repetición del efecto de luz que buscaba representar en su obra.Anglada_Camarasa_03Anglada_Camarasa_09En 1988, la Obra Social La Caixa compró una colección de 328 pinturas y dibujos, así como 194 objetos personales a los herederos del artista, parte de la cual se exhibe de forma permanente en CaixaForum Palma desde 1993. De forma adicional, la Fundación La Caixa organiza también exposiciones itinerantes de la colección, con el fin de dar a conocer la obra de Anglada-Camarasa en distintas ciudades españolas. En el año 2003 el Ministerio de Cultura otorgó a estos fondos artísticos la declaración de Bien de Interés Cultural para asegurar su preservación.Anglada_Camarasa_10_____________________________

La exposición Anglada-Camarasa. Rincones predilectos. Colección ”la Caixa” se podrá visitar en CaixaForum Palma (Plaza de Weyler, 3, 07001-Palma de Mallorca) del 26 de Octubre de 2017 al 2 de Septiembre de 2018, de lunes a sábados de 10:00 a 20:00 h y domingos y festivos de 11:00 a 14:00 h.

 

 

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Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

La belleza es la otra forma de la verdad. Alejandro Casona, escritor y autor teatral de la Generación del 27.

Fornalutx fue en su origen una alquería musulmana del siglo XII, enclavada en un valle que nace en las alturas del Puig Mayor y llega hasta Sóller; tiene agua abundante y laderas pobladas de fincas de naranjos, limoneros, olivos, almendros, cipreses y otros cultivos. Hoy día Fornalutx forma un conjunto urbano alargado, que se desarrolla en la margen derecha del barranco que discurre por el fondo del valle, así como a ambos lados de sus vaguadas tributarias. Tras la conquista de Mallorca por Don Jaime-I el Conquistador, Rey de Aragón, formó parte de Sóller y así se mantuvo hasta 1837, año en el que recibió el estatus de municipio independiente.

Su urbanismo es armónico, de estrechas calles empedradas y cuidada Arquitectura del tipo conocido como rústico mallorquín, con predominio de residencias construidas con fábricas de mampostería irregular de piedra caliza y cubiertas de teja árabe, que le aportan el característico aspecto montañés tan propio de las localidades de la Sierra de Tramontana. Gracias a su buena conservación y al cuidado con que sus habitantes preservan su esencia, Fornalutx ha recibido numerosos premios y es citado con frecuencia entre los pueblos más bonitos de España. La tranquilidad que respiran sus calles y la belleza de su entorno,  atrajo a numerosos residentes extranjeros que en la actualidad son ya el 25% del censo total de población.

Los edificios más notables que posee son la Iglesia de la Nativitat de la Mare de Déu, situada sobre la actual Plaza de España, cuyas obras se iniciaron en 1230, justo después de la conquista cristiana de Mallorca, para  concluir en 1639 con la configuración que hoy día conserva, de estilo gótico un tanto tardío. También es reseñable la Torre almenada de Can Arbona, que data del siglo XVII y hoy forma parte de las dependencias del Ayuntamiento; fue construida como bastión defensivo frente a los ataques de los piratas de Berbería, que con recurrencia asolaban las costas mallorquinas en busca de botín y de mujeres jóvenes, con el fin de ser vendidas en los serrallos de Oriente al mejor postor.

La visita a Fornalutx es sin duda recomendable, así como a Biniaraix, encantador llogaret* que se encuentra muy cerca del anterior, si bien deseo advertir a los potenciales viajeros que los limitados accesos y las estrechas calles de ambas localidades, condicionan la visita en plena temporada turística. Madrugar mucho es lo que aconsejo a los interesados, sobre todos a aquellos que procedan de localidades alejadas.

(*) Llogaret: Pequeña agrupación de casas de carácter rústico que no son municipio independiente. También podría traducirse por pedanía o aldea.

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Campos de olivos en la Serra de Tramuntana en las proximidades de Fornalutx.

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Olivera (olivo) en la Serra de Tramuntana, cerca de Fornalutx, al fondo de la imagen se aprecia de forma parcial el pueblo de Sóller.

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Marges o bancales destinados a la plantación de frutales en una de las laderas de acceso.

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Vista parcial de Fornalutx y su valle.

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Vista parcial de Fornalutx, a la izquierda se encuentra la Torre almenada de Can Arbona.

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Detalle de las almenas terminadas en punta de diamante en la coronación de la Torre de Can Arbona (actual Ayuntamiento).

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Vista parcial de Fornalutx.

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Entre finales de Enero y Febrero florecen los almendros del valle de Fornalutx regalándonos vistas de gran belleza.

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Sa Font Des Pujol, fuente pública de la que pende el cacillo para refrescarse.

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Bonitas aldabas con forma de manos femeninas fundidas en bronce.

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Calle típica de Fornalutx con acceso a una vivienda y su establo.

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Galería cubierta con arcos carpaneles sobre columnas de fuste liso abombado y patio de acceso a una vivienda.

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Zaguán de acceso a una vivienda con vistas hacia el barranco.

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Terraza de una residencia particular con su buen emparrado para sombra y estupendas vistas al valle.

Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

Para ver las imágenes como galería haced click sobre cualquiera de ellas.

 

«Busqué trenes y encontré pasajeros«. Paul Theroux, escritor, novelista y profesor estadounidense.

Aunque hoy día nos parezca asombroso, durante muchos años la comunicación del bonito pueblo de Sóller con Palma, la capital mallorquina, fue más sencilla y segura por barco, que por el tortuoso camino que cruzaba los altos riscos de la Sierra de Tramontana por el Collado de Sóller.

La situación cambió en la primavera de 1912 cuando se inauguró el ferrocarril de vía estrecha que unió ambas localidades, que fue electrificado en el año 1929. A día de hoy sigue en servicio con los mismos trenes de antaño, cuyos vagones primorosamente cuidados están carrozados con madera barnizada. Las estaciones de esta línea conservan el encanto de los tiempos pretéritos y como homenaje a los 106 años que en breve cumplirá, os dejo estas fotografías que tomé una soleada tarde de Febrero.

Sóller_Train_St_IG_05Sóller_Train_St_IG_06Sóller_Train_St_IG_01Sóller_Train_St_IG_07Sóller_Train_St_IG_09Sóller_Train_St_IG_11Sóller_Train_St_IG_10Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

 

«Ahora entiendo que mi bienestar sólo es posible si reconozco mi unidad con todos los pueblos del mundo sin excepción«. Conde Lev Nikoláievich Tolstói (León Tolstoi), escritor ruso.

Hace un par de fines de semana paseaba a media noche por la Plaza Mayor de Palma aprovechando la agradable temperatura. Aunque la mayor parte del día había sido gris y lluvioso, caminaba contento pues desde muy temprano había estado haciendo fotografías y, a pesar de que la luz y las condiciones climáticas hubieran estado lejos de ser las ideales,  pensaba que había logrado unas cuantas tomas aceptables de los islotes que jalonan la costa Sureste de Mallorca.

Siempre llevo una cámara en la mano, me da la oportunidad de poder fotografiar lo inesperado y precisamente, eso me sucedió aquella noche. Al entrar en la Plaza Mayor escuché música sudamericana y enseguida, vi a un grupo de unos 200 ecuatorianos en procesión portando un pequeño paso con una imagen del Niño Jesús bajo palio.

Ecuatorianos_02Ecuatorianos_07La imagen iba rodeada de personas y en su frente, un grupo folclórico bailaba de forma festiva; a la cabeza del grupo un hombre con ropa talar sostenía esta pancarta:

Ecuatorianos_08Casi todos los bailarines eran chicas adolescentes que se movían con gracejo juvenil, volteando tanto sus trenzas, como las faldas de sus coloridos atuendos, a la vez que nos regalaban una gran profusión de sonrisas. Los pocos turistas que por allí deambulaban contemplaban la comitiva entre extrañados y divertidos, quizá sin llegar a entender que tan tarde pudiera permitirse una celebración con acompañamiento musical que sin ser escandaloso,  se amplificaba bastante en el interior de la plaza. En cualquier caso, el ambiente era alegre y distendido.

Ecuatorianos_01Ecuatorianos_03Ecuatorianos_05Ecuatorianos_06Varios espectadores de entre los que allí estábamos grababan con sus teléfonos a los participantes, incluyendo a sus propios paisanos, que no querían perderse el momento para poder enviarlo a sus familiares en Ecuador, país que como ellos mismos definen, se encuentra en el ombligo [geográfico] del mundo.

Ecuatorianos_04Centrado en tomar fotos no logré enterarme de la razón de la procesión, craso error por mi parte para un reportaje de cierto valor documental. El caso es que me gustó ver que entre los celebrantes, había inmigrantes ecuatorianos de dos generaciones y que todos parecían perfectamente integrados en nuestra sociedad. Si se radicaron aquí es porque fueron necesarios para cubrir los puestos que quedaban desiertos en tiempos de bonanza y también, no lo olvidemos, porque necesitaron encontrar un futuro que en su país no podían conseguir para mantenerse con dignidad.

Y apenado viendo lo que sucede estos días en Cataluña, pienso en las sabias palabras de Tolstoi que encabezan este artículo, esperando que pronto entendamos su razón.

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Miembro de Baleares Travel Bloggers.

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La agricultura es la madre fecunda que proporciona las materias primas que dan movimiento a las artes y al comercio. Manuel Belgrano, Abogado, político y militar argentino.

Els Calderers es una antigua casa de possessió del Plá mallorquín que ya aparece documentada en el año 1285 como propiedad de la familia que le da el nombre. La finca ha tenido diversos dueños como las familias Nicolau y Verí, aunque en la actualidad pertenece a la familia Sentemenat Morell.

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Vista parcial de la fachada de Els Calderers vista en escorzo.

Las possessions son explotaciones agrícolas y ganaderas, en las cuales la primera actividad solía tener preponderancia sobre la segunda. Las tierras de Els Calderers estuvieron dedicadas al cultivo de la viña y también al trigo, sin dejar de lado los frutales, garbanzos, algarrobas, judías, almendras, maíz y como no, el porc negre mallorquín del que tan deliciosos embutidos se obtienen. En sus tiempos de esplendor contó con 40 trabajadores fijos, más un número variable de temporeros cuyos servicios se contrataban para colaborar en la recogida de las cosechas. En la actualidad tiene una extensión de 156 hectáreas o 220 cuarteradas.

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Algarrobo o garrover y pacas de paja tras recoger trigo, estampa típica del Plá mallorquín.

La importancia de Els Calderers radica en que fue pionera en la mejora de la producción agrícola gracias a la visión de uno de sus amos(*) don Antonio Oliver y Gayá (1863-1936), ilustre hijo de Sant Joan e introductor de numerosas mejoras técnicas en los trabajos de la payesía, mediante la importación de las máquinas agrícolas que descubrió en los viajes que realizó por Europa, de las que un buen número se encuentran expuestas en los jardines.

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Exposición de maquinaria y útiles agrícolas en la cuartera o granero.

La casa y la finca de Els Calderers están muy bien conservadas y pueden ser visitadas durante todo el año, pues han sido transformadas en un interesante museo de etnografía isleña. En mi opinión la visita merece la pena y es de gran interés para todos aquellos mallorquines y foráneos que quieran conocer cómo era la vida de sus antecesores, así como los medios por los cuales subsistían —quien no sabe de dónde procede, nunca sabrá dónde ir—. La casa señorial que data del siglo XVIII es de exteriores austeros, pero de gran belleza y rica decoración interior. Se trata de un edificio solariego clásico del campo mallorquín, construido a base de piedra de marés y entramados de madera, con tres plantas de altura, sobria fachada, acceso principal a través de una puerta con arco de medio punto elevada sobre seis escalones y decorada con dos leones yacentes a cada lado de su umbral. Tiene además un recoleto patio interior ajardinado o clastra, con un pozo y un estanque en su centro.

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Gran Sala con un llamativo techo en bóveda de arista.

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Sala con retrato de Joan Manuel de Sentmenat (1688-1755) y panoplias con espadas, sables y floretes; debajo del retrato hay un cofre con objetos pertenecientes al Capitán don Antonio Barceló y Pont de la Terra «Capitá Toni» del que ya he hablado en este blog.

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Despacho del Senyor presidido por un retrato del Obispo Bernat Nadal.

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Sala de Música con decoración de estilo decimonónico.

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Comedor con servicio para dieciocho invitados.

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Dormitorio de la Señora.

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Vestidor del Senyor.

Son también remarcables la capilla dieciochesca, la bodega, las cocinas (que funcionaron hasta 1994) y la cuartera o granero en la planta alta, cuya cubierta está sostenida por esbeltos pilares ochavados e inusuales arcos asimétricos. En el exterior de la casa pueden visitarse el estanque, los jardines, las huertas de frutales, el horno de pan, los talleres de herrería y maquinaria agrícola, así como los corrales de animales autóctonos. 

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Capilla con retablo barroco de madera sobredorada con dos angelotes flanqueando una imagen de la Virgen presidiendo el altar.

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Bodega, zona de preparación de destilados espirituosos con una gran barrica de roble viejo, una estantería con porrones y otros objetos de vidrio, un bonito alambique y diversas ollas de cobre pulido.

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Granero o cuartera, con cubierta sostenida por arcos asimétricos con óculos en su tímpano, apoyados en las paredes laterales y en unos esbeltos pilares ochavados que parten en dos el vano del almacén.

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Cocina de payeses.

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Cocina de los Senyors.

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Estanque exterior junto a la zona de talleres y corrales.

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Cobertizo de carros, galeras y arreos de caballerizas.

(*) Amo: Figura clave en la organización de las possessions, su función era la de administrador-arrendatario y responsable de su producción, así como del personal que trabajaba en la finca; a cambio debía pagar una renta anual al Senyor —el verdadero dueño de la possessió—. Con la diferencia entre la renta a pagar y el beneficio obtenido por la venta de la producción, debían costearse los salarios de los payeses, la adquisición de semillas y abono, la compra de maquinaria y bestias de carga, así como su manutención y la de la infraestructura de la possessió. El resto era la paga del Amo, el cual era ayudado en sus múltiples tareas por su mujer, a la que se conocía con el nombre de Madona, otra importantísima figura cuyas habilidades eran necesarias para el buen funcionamiento de las fincas mallorquinas, puesto que de ella dependía todo lo relativo al orden doméstico y la alimentación, tanto de los senyors, como de los pageses. Con terminología actual el Amo sería el Gerente o Director General y la Madona, la Directora de Logística de la possessió.

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Despacho del Amo o Administrador de la possessió

Se llega a Els Calderers por la carretera de Palma a Manacor, tomando el desvío que se encuentra a la altura del kilómetro 37, dentro del término municipal de Sant Joan. La visita es recomendable para adultos y niños a partir de cierta edad, las entradas cuestan 7,20 € para los mayores y 3,60 € para los niños a través de la web de Click Mallorca, aunque también pueden obtenerse en el acceso a la possessió. Esta es la web oficial de la finca. El horario de verano es de 10 a 18 h y el de invierno de 10 a 17 h. En cualquier caso, el teléfono para consultas sobre horarios y días de visita es el 971-526-069.

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Señales de antaño

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Creo que la forma de vida de las personas está relacionada con la arquitectura. Tadao Ando, Arquitecto.

Y en la Mallorca medieval la vida de muchos isleños dependía de la Arquitectura Militar para su protección frente a los ataques que sufrían tanto de merodeadores exteriores, como de facciones enfrentadas entre los propios pobladores. Por eso no es de extrañar que desde el tiempo de la ocupación romana haya restos de fortificaciones en el Puig de Santueri, estando ya consolidadas en 1229, cuando las tropas aragonesas del Rey Jaime-I El Conquistador ganaron la isla para la Cristiandad.

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Tras la conquista y subsiguiente reparto de los terrenos tomados a los musulmanes, el Castillo fue otorgado a Nuño Sancho, Conde de Rosselló y Cerdaña, además de tío y tutor del propio Rey. En 1241 el Conde murió sin descendencia y la fortificación volvió a Jaime-I, pasando a tener la categoría de castillo de realengo, es decir, de propiedad real.

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La historia de nuestra fortaleza fue tan agitada como la de la isla, cayendo en 1284 bajo el asedio de las tropas del Rey Alfonso-III El Franco de Aragón, que en pocos días lo arrebató a Jaime-II de Mallorca por un quítame allá esos vasallajes, disputas que se saldaron en 1295 mediante el Tratado de Anagni, de complejo acuerdo porque hubo de ser suscrito por el Papa Bonifacio VIII y los Reyes Jaime II de Aragón, Felipe IV de Francia y Carlos II de Anjou, con el propósito de finalizar los conflictos aparecidos a raíz de la conquista aragonesa del Reino de Sicilia por Pedro III de Aragón. El tratado tuvo como consecuencia que el Rey aragonés Alfonso-III devolviera las Baleares a Jaime-II, a cambio de que éste mantuviera su vasallaje.

Los siglos XIV, XV y XVI no fueron menos complicados, pues de un modo u otro, Mallorca siempre estuvo en el ojo del huracán. Ataques berberiscos, Guerra de las Germanías y un sinfín de conflictos permanentes que pasando el tiempo fueron menguando, hasta que en 1881, cumplidas con creces sus funciones militares, el castillo fue vendido a un particular y hoy día sigue siendo de titularidad privada.

Situado en la Serra de Llevant, término municipal de Felanitx, en un mogote a 423 m de altura sobre el nivel del mar y sometido a las brisas marinas, de la antigua fortificación apenas quedan algunas ruinas, cuya parte más imponente está compuesta por los restos de lienzos de muralla y cuatro torres en su frente de acceso principal. Su perímetro de unos 600 m de longitud, limita una superficie de casi 4,30 hectáreas donde se encerraban los pobladores de los predios vecinos para defenderse y resistir prolongados sitios, ya que contaban con superficies cultivables y de recogida de agua, tal como se podrá adivinar por los restos de las obras para la vida y subsistencia de la fortaleza que se pueden apreciar en el recinto interior: trazas de algibes, horno, molino de “sangre” (de tracción animal), cocina, almacenes, establos, . . .

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Gracias a la altura dominante de la cota en la que se enclava el castillo, su vuelta al horizonte goza de estupendas vistas del Noreste y Sureste mallorquín, lo que hace que en días claros y sin calimas, se puedan vislumbrar hasta las islas de Cabrera y de Menorca. Los amaneceres y puestas de sol desde este lugar han de ser maravillosos, algo de lo que hoy por hoy no se puede disfrutar, debido a los horarios de apertura de la instalación, para preservar su seguridad como lugar histórico y prevenir el potencial peligro de despeñamiento de visitantes descontrolados.

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A pesar de contar desde 1949 con la calificación de Bien de Interés Cultural y de los esfuerzos del Consell de Mallorca y de sus propietarios, el estado de conservación de los restos no es ideal y de hecho, con la salvedad del frente principal, la mayor parte de sus murallas han desaparecido o están a punto de hacerlo por el elevado nivel de deterioro que presentan y la pérdida de sus secciones resistentes. Ante su vista uno se interroga sobre si ciertas partes de muralla que aún resisten en pie serán capaces de soportar el siguiente temporal de lluvia y viento que azote la zona. Aún así, entre sus longevas paredes pueden apreciarse los restos de una bonita fábrica de mampostería espigada, la bóveda de cañón del acceso principal y las ménsulas de soporte de los antiguos matacanes que defendían el paño principal de la muralla del castillo.

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A pesar de todo, la vista a este histórico lugar merece la pena y se puede hacer con niños, según las recomendaciones de nuestros amigos de Turisme Petit. Para acceder sólo hay que dirigirse al final de es Cami des Castell, s/n, 07702 Felanitx, Islas Baleares y su horario de verano de 10:00 a 18:30 h. El coste de la visita es de cuatro Euros por adulto, siendo gratuita para niños.

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Cada uno mira demasiado lo propio y olvida que hay cosas que son de todos y que hay que cuidar. Miguel Delibes, Dr. en Derecho, Periodista y Novelista español.

Alcudia es un cuidado pueblo amurallado situado al Norte de la Isla de Mallorca, en la pequeña península situada entre las Bahías de Pollença y de Alcudia. Su posición estratégica entre ensenadas y su proximidad al mar, lo convirtieron desde tiempos de los romanos en la llave de entrada a la isla por su septentrión y de ahí la necesidad de mantenerla fortificada, pues durante siglos estuvo sometido a continuos ataques de piratas. Gracias a la ayuda que prestó al Emperador Carlos-I de España y V de Alemania durante la Guerra de las Germanías, Alcudia mantuvo un estatus de favor frente a la Corona, que ejerció su compromiso de defensa frente a los asaltos de los merodeadores de Berbería.

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Alcudia posee una Iglesia que es de las más antiguas de la isla, pues comenzó a alzarse hacia 1302 por orden directa del Rey Jaime-II de Mallorca. Desde hace mucho deseaba conocer este monumento, pero cada vez que me acercaba a verlo, estaba cerrado; sin embargo, hace poco mi fortuna cambió y pude dedicar una larga visita al antiguo templo. La Iglesia está dedicada al Apóstol Santiago, Patrón de la ciudad de Alcudia (y de España también), aunque en el pueblo es más conocida como Iglesia de Sant Jaume.

Al acceder encontré que las personas que cuidan el recinto sagrado son miembros de una asociación de mujeres alcudienses que de forma voluntaria, la mantienen abierta en determinados días según temporadas. Por un Euro, además de visitar el Templo, tuve la ocasión de conversar largamente con varias voluntarias que además de mostrarme gran amor por su ciudad y por su patrimonio —verdadera razón de su altruismo—, me facilitaron muchos datos interesantes sobre el edificio.

La construcción actual poco tiene que ver con la original cuya bóveda se colapsó en 1870, quedando tan sólo en pie la capilla del Santo Cristo, del siglo XVI. Doce años pasaron entre el desplome de la antigua iglesia y la construcción de la que hoy puede visitarse, que se diseñó en estilo neogótico y fue concluida en 1893. Tuvieron que pasar cien años más para que en 1993, fuera consagrada de nuevo por el Obispo de Mallorca.

Las fachadas son de mampostería de marès con dos accesos; sobre el principal la entrada se enmarca en un arco ojival de amplia hornacina que contiene en su centro una imagen del Apóstol Santiago esculpida por la palmesana Remigia Caubet. En la cimera del arco un gran rosetón vidriado, obra del alcudiense Lorenzo Ferrer Martí aporta iluminación natural al interior de la nave.

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A pesar del derrumbe mencionado y de los numerosos expolios piratas sufridos por Alcudia a lo largo de los siglos, el interior del templo aún austero, conserva ricos retablos y otros valiosos elementos decorativos antiguos. Alrededor de su nave principal cuenta con capillas dedicadas a San Sebastián, a Nuestra Señora del Carmen, a San José, al Sagrado Corazón de Jesús y la Capilla Bautismal por el lado izquierdo y, por el derecho, a la Inmaculada Concepción y al Santo Cristo. Sobre la entrada llamada Portal de los Hombres, hay un magnífico órgano firmado por el Maestro Julián.

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En el interior del templo puede visitarse un pequeño pero muy interesante Museo Parroquial, que contiene una rica muestra de arte religioso formada a base de donaciones de los alcudienses a su iglesia; en ella se exponen pinturas, esculturas, ornamentos, mobiliario, vestimenta y objetos de culto. Algunas de las piezas exhibidas son muy antiguas y de gran valor, interesantes para aquellos que saben apreciar el Arte e Historia de Mallorca.

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Cuando me disponía a partir, otra de las voluntarias se me acercó movida quizá por la curiosidad ante el extraño que tantas preguntas hacía. Mantuve con ella otra entretenida conversación “de sacristía« en la que me describió algunas de las antiguas tradiciones locales —no todas se mantienen— y la manera en la que, según la época del año y el tiempo religioso, se organizaban las fiestas y procesiones en las que adornaban la Iglesia y vestían a sus imágenes con diferentes ornamentos adecuados para la ocasión. También me habló de lo mucho que había cambiado —para bien— la vida de los alcudienses en los últimos sesenta años, pues cuando mi interlocutora era moza —según me contaba—, en todas las casas del pueblo, incluso en las del centro, aún se convivía con los animales de corral, situación que cambió con la llegada del turismo a la zona, cuando de forma gradual su economía de sector primario se transformó en otra de servicios que condujo al cambio de las tareas agrícolas y pesqueras, por el establecimiento de pequeños negocios hosteleros, de transporte, de distribución de bienes de consumo . . . pero eso son ya otras hierbas que dejaré para un futuro post.

Terminé la visita convencido de que las alcudienses que con tanta dedicación cuidan del patrimonio común de su ciudad, son la prueba viva de que aún hay personas generosas que no sólo se limitan a velar por lo suyo, lo que me llevó a meditar sobre el hecho de que tal vez, sea ahí donde se encuentra la esencia intangible que mantiene el verdadero carácter de los pueblos.

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Créditos: Fotografías y artículo del autor con Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales. La foto de la fachada de la Iglesia fue tomada por De Defish y se publica bajo Licencia Wikimedia Commons.

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«No hay que pintar lo que nosotros creemos que vemos, sino lo que vemos«. Paul Cezánne, pintor posimpresionista.

Habitado desde la Prehistoria, Deià es un precioso pueblo mallorquín conocido por encontrarse en plena Sierra de Tramontana, entorno protegido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y también, por albergar entre sus residentes a un activo grupo de artistas internacionales que aportan un toque bohemio y cultural a su devenir. Ser punto de reunión de intelectuales quizá en parte se deba a Robert Graves, influyente poeta, ensayista y escritor de origen irlandés, que en 1929 fijó su residencia en el pueblo y allí desarrolló una gran parte de su vida y obra. Su figura y sus escritos, han tenido más transcendencia en el mundo literario anglosajón que en el de las letras hispanas, pero no se puede negar que su presencia ayudó a convertir Deiá en pléyade mundial de artistas.

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Jeannine Cook es una pintora consagrada de origen tanzano y nacionalidad británico-norteamericana que vive a caballo entre Georgia (USA) y Palma de Mallorca. Su CV como artista es impresionante y la especialidad que ha escogido es una de las más difíciles del mundo pictórico: el dibujo con stilum o lápices de punta metálica, principalmente de plata, técnica muy antigua que nació en los scriptorium de los monasterios medievales y cuya dificultad radica en que no admite correcciones en los trazos.

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Jeannine es una gran admiradora de la obra de Joan Miró, uno de los grandes pintores, escultores y ceramistas del movimiento surrealista español y, como los artistas son capaces de ver lo que la gente del común no alcanzamos, en sus visitas al Museo de la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma, halló la inspiración para su nueva obra en el veteado de los ventanales translúcidos de alabastro que iluminan algunas de sus salas de exposiciones, así como en los patrones de la superficie de sus suelos de piedra. Con sus propias palabras lo describe de esta forma:

Un aspecto muy especial de este edificio es el alabastro escogido para dar luz a las salas de exposición. Estas “ventanas” viven, son muy diversas y representan un complemento extraordinario a la obra de Miró. Durante una visita, me di cuenta que representan un tema fascinador para dibujos en mi medio favorito, la punta de plata. Gracias a la autorización de la Fundación, venía preparada con un taburete pequeño y materiales para dibujar, me ponía discretamente en un rincón de una sala del Museo, y así me sumergía en las complejidades del alabastro donde la luz reluciente del sol cambia sin parar. A veces, también, cambio de ritmo al dibujar las maravillosas baldosas de piedra en el museo”.

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Recibí una invitación de Jeannine —seguidora de este blog— para asistir a la inauguración de su nueva exposición en la Galería Sa Tafona del famoso Hotel La Residencia de Deià, exquisito lugar que en su decoración cuenta con nada menos que 35 cuadros de Miró y un gran número de esculturas del mismo autor en su jardín, un marco pues de lo más adecuado para estar “Pensando en Miró” lema que precisamente titulaba la exposición.

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Disfruté de la inauguración y de su concurrida asistencia, pero aún más me gustó conocer a Jeannine, mujer encantadora y sensible donde las haya, cuya personalidad trasluce una potente expresividad. Razones más que suficientes para recomendar visitar su exposición a todos aquellos que se interesen por las vanguardias y por la obra de los artistas residentes en Mallorca.

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Exposición Pensando en Miró, de Jeannine Cook

Galería Sa Tafona, Hotel La Residencia, Deià

Hasta el día 12 de Abril de 2017

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«El agua fue la primera materia de la que  fueron criadas todas las cosas». Tales de Mileto, Filósofo, Matemático y Geómetra.

Escondido en una profunda calle del corazón histórico de Palma se encuentran los restos de un antiguo edificio que, con toda probabilidad, junto al Palacio de la Almudaina, es el más veterano de los erigidos en Ciutat que aún conserva parte parte de sus estructuras islámicas. Se trata de un hammam (1) o baño árabe cuya fecha exacta de construcción es tan incierta, como desconocidos nos resultan el que fuera su propietario, o el alarife (2) que lo edificó.

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Las últimas dataciones lo sitúan a inicios del siglo XII, cuando los Almorávides aún regían los destinos de los mallorquines y el muecín de la Mezquita principal de Madinah Mayurqa llamaba cinco veces al día a los creyentes para que, buscando la alquibla (3) se postraran ante Alá.

Durante el dominio agareno, Madinah Mayurca llegó a contar con cuatro mil casas, cuarenta y ocho hornos, ciento veintiséis huertos, cincuenta y dos obradores, un número indeterminado de hammams y unas murallas defensivas que rodeaban el conjunto. En términos de importancia fue la quinta ciudad de la España islámica, tras Córdoba, Sevilla, Toledo y Almería.

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Hoy día quedan pocos restos de aquel tiempo de esplendor y una de las razones es que en 1114, la ciudad fue arrasada en un ataque punitivo, con carácter de cruzada promovido por el Papa Pascual-II con el fin de terminar con las razzias (4) de los corsarios mallorquines a las costas de los reinos cristianos del Oeste del Mediterráneo.

La cruzada puso en armas 12.000 guerreros embarcados en 300 galeras de la República de Pisa —particular sufridora de las razzias—, más otras 150 de una coalición de nobles feudales de la Provenza, Occitania, el Rosellón, Génova, Narbona, Córcega y Cerdeña, entre los que se encontraba Ramón Berenguer-III, Conde de Barcelona y como tal, súbdito del Rey de Aragón.

La Cruzada asedió, destruyó y saqueó gran parte de Madinah Mayurqa en el aciago año de 1114, tal como se describe en la crónica anónima fechada en Pisa en 1117 titulada Liber Maiorichinus Gesta triumphalia per pisanos facta de Captione Hierusalem et Civitatis Maiorucarum et aliarum civitatum, que fue escrita en latín por uno de los caballeros participantes en la expedición. El ataque no llegó a consolidar la conquista de Mallorca debido a las amenazas de asalto a los desprotegidos territorios de los Cruzados por parte de los Almorávides, lo que provocó que los nobles coaligados regresaran a sus feudos con toda celeridad.

A pesar de la destrucción referida y del transcurso del tiempo, se ha mantenido hasta nuestros días al menos una parte de lo que fue un hammam privado, pues los baños públicos se hallaban inventariados en el Llibre del Repartiment y éste no consta. Se trata de un pequeño conjunto de edificios de fábrica de ladrillo revestido y fachadas de piedra, de los cuales el principal es de planta cuadrada. En su interior se aprecian doce columnas de fuste liso, con capiteles de origen preislámico que, con toda seguridad fueron recuperados de una estructura anterior —bizantina o visigoda—, lo que no se conoce a ciencia cierta. Apoyados en las columnas, unos arcos de herradura soportan una bóveda semiesférica construida en ladrillo cuyas pechinas apenas conservan unas leves trazas de su decoración original.  La cúpula presenta cinco óculos cuyo propósito sería el de permitir una tenue iluminación natural y a la vez, dar salida al vapor del hammam, pues esta sala pertenecía a la parte caliente de los baños, el antiguo caldarium de los romanos, de los que los musulmanes copiaron el sistema. Las habitaciones anexas no tienen más valor que el haber pertenecido al conjunto y formar parte de lo que fueron los vestuarios o sala fría —el frigidarium—. En ellas apenas existen unos restos de lo que fue el hipocausto o suelo radiante calentado por el aire procedente de una caldera de leña que se hacía circular bajo su superficie, sistema también desarrollado por la ingeniería romana.

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Para los musulmanes acudir al hammam era un acto social, allí se cerraban tratos y se buscaba la conversación y la relajación mediante masajes con aceites aromáticos y la inhalación de los vapores termales; por desgracia la costumbre pasó al olvido en la sociedad cristiana y puede afirmarse que hasta los inicios del siglo XX, los hábitos higiénicos de nuestros antecesores dejaron mucho que desear para los estándares actuales.  

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Se cierra la visita accediendo a través de una puerta con arco de herradura a un recoleto jardín interior, el jardín de Can Fontirroig, un auténtico remanso de paz y silencio en el centro histórico de la antigua Palma, donde el canto de los jilgueros nos ayudará a imaginar que los escenarios narrados por Sherezade en las Mil y una noches, no estaban tan alejados de la vida en una casa señorial de la Madinah Mayurqa almorávide.

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Definiciones:

1.- Hammam: baños árabes

2.- Alarife: arquitecto o maestro de obras de la antigüedad.

3.-  Alquibla: la dirección hacia la Meca.

4.- Razzias: ataques por sorpresa contra asentamientos cristianos con el fin de obtener botín y esclavos; en ocasiones se asociaban con la yihad —la guerra santa— para justificarlos.

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Los Baños Árabes se localizan en el número 7 de la calle Can Serra y pueden visitarse de 09:30 a 19:00 h de Diciembre a Marzo y de 09:30 a 20:00 h de Abril a Noviembre. La entrada general cuesta 2,50 € y los niños hasta 10 años no pagan. La visita es de interés para aquellos aficionados a nuestra Historia, por cuanto son el único resto arquitectónico en pie que existe en Mallorca de netas trazas islámicas.

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