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«Busqué trenes y encontré pasajeros«. Paul Theroux, escritor, novelista y profesor estadounidense.

Aunque hoy día nos parezca asombroso, durante muchos años la comunicación del bonito pueblo de Sóller con Palma, la capital mallorquina, fue más sencilla y segura por barco, que por el tortuoso camino que cruzaba los altos riscos de la Sierra de Tramontana por el Collado de Sóller.

La situación cambió en la primavera de 1912 cuando se inauguró el ferrocarril de vía estrecha que unió ambas localidades, que fue electrificado en el año 1929. A día de hoy sigue en servicio con los mismos trenes de antaño, cuyos vagones primorosamente cuidados están carrozados con madera barnizada. Las estaciones de esta línea conservan el encanto de los tiempos pretéritos y como homenaje a los 106 años que en breve cumplirá, os dejo estas fotografías que tomé una soleada tarde de Febrero.

Sóller_Train_St_IG_05Sóller_Train_St_IG_06Sóller_Train_St_IG_01Sóller_Train_St_IG_07Sóller_Train_St_IG_09Sóller_Train_St_IG_11Sóller_Train_St_IG_10Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

 

“La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de la felicidad”. Le Corbusier, Arquitecto.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, una nueva corriente artística eclosionó en el mundo como reacción contra los rígidos corsés que imponía el Historicismo y el Neoclasicismo que, hasta ese momento, habían dominado el panorama creativo. Según los distintos países, esta tendencia se denominó Modern Style, Art Nouveau, Art Decò o Modernismo, e impregnó todos los modos de expresión artística, como la Arquitectura, la Decoración, la Pintura, la Escultura y la Poesía.

Al tradicionalmente aislado pueblo de Sóller, al otro lado de la Sierra de Tramontana, cuya vía principal de comunicación con el resto de la isla y con el mundo era a través del mar, el Modernismo le llegó de la mano de una crisis económica.

SIERRA DE TRAMONTANA

Entre inicios y mediados del siglo XIX el Valle de Sóller fue un próspero productor y exportador de productos agrícolas y derivados del algodón, que se enviaban a Europa y América a través de su pequeño puerto. Pero la pérdida de las posesiones españolas en América, la caída del mercado de los cítricos y una plaga de filoxera dieron al traste con su bienestar, de tal modo que al terminar el siglo, más del 20% de la población había tenido que emigrar en busca de sustento hacia Europa Central o América.

CÍTRICOS

El carácter emprendedor de los sollerics hizo que esta diáspora conociera muchas historias de éxito y que al regreso, los expatriados se trajeran sus ahorros y el gusto por las nuevas tendencias arquitectónicas que se imponían en el resto de occidente, que llevaron a la construcción en el pueblo de edificios de notable porte, como el Banco de Sóller o Can Prunera. Dos de estos emigrantes —Joan Magraner y Margalida Vicens— enriquecidos gracias a sus esfuerzos comerciando con frutas —campo que conocían bien—, decidieron construir el casal al que llamaron Can Prunera para su uso como residencia particular.

FACHADA CAN PRUNERA

El estilo Modernista se inspiraba en la Naturaleza y en lo femenino, por ello es frecuente encontrar entre sus elementos compositivos las curvas, la vegetación envolvente, los motivos florales y las figuras de mujeres estilizadas. Se trataba en definitiva, de una apelación a lo sensual, tal como hoy puede apreciarse en Can Prunera, el Museo Modernista de Sóller.

ESCALERA ESPIRAL 2 CAN PRUNERA

ESCALERA 1 CAN PRUNERA

ESCALERA2 CAN PRUNERA

ESFINGE CAN PRUNERA

No se conoce a ciencia cierta quién fue el proyectista de Can Prunera, que se construyó entre 1.904 y 1.911, aunque algunas fuentes atribuyen su autoría a Joan Rubió, Arquitecto discípulo de Gaudí que, a la sazón, estaba trabajando en los proyectos y obras del Banco de Sóller y de la Iglesia de San Bartolomé.

SALÓN 2 CAN PRUNERADurante la visita a Can Prunera se puede apreciar cómo eran las residencias de las clases pudientes del Sóller de inicios del siglo XX, en las que hallamos que sus interiores aún poseen los suelos, la carpintería, la vidriería, la ebanistería y la decoración originales de la época, dándonos un testimonio de la vida en otros tiempos, que nos recordará mucho a la que vemos en algunas películas ambientadas en los “felices años 20”.

LÁMPARA CAN PRUNERAEL LORO DE CAN PRUNERA

En la planta semisótano del Museo, donde antiguamente se encontraban la cocina, la despensa y demás dependencias del servicio de la casa, hoy se distribuyen las Salas de Exposiciones Permanentes y Temporales. Entre las primeras, se encuentra la Colecció d´Art Serra, cedida por la Fundación que lleva su nombre, presidida por el empresario y coleccionista don Pere Serra, conteniendo obra pictórica de artistas como Miró, Touluse-Lautrec, Klee, así como de pintores mallorquines consagrados como Russiñol, Fuster o Barceló.

PINTURA EXPO CAN PPINTURA 2 CAN PRUNERA

Detrás de la vivienda, se puede visitar un bonito patio ajardinado, exponente también del tipo residencial de la época, en el que se podrá apreciar, entre otras, la realista escultura de un primitivo hondero balear.

Can Prunera patio

Can Prunera se abrió como Museo Modernista en Agosto de 2.009, con el patronazgo del Ferrocarril de Sóller y de la Fundació d´Art Serra. Gracias a ello, hoy podemos comprobar cómo Sóller y sus habitantes, a pesar de su forzado aislamiento y de los reveses de la Fortuna, supieron cambiar las tornas a base de esfuerzo, para poder vivir una segunda prosperidad, lección que hoy día debería hacernos reflexionar a todos.

Para información sobre horarios de visitas y precios, podéis consultar la web del Museo.

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Créditos: Fotos del autor con Licencia Creative Commons 4.0 Attribution Share-alike, excepto la del jardín de Can Prunera, perteneciente a la web del Museo.