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El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior. Aristóteles, Filósofo griego.

Hermenegildo Anglada-Camarasa fue un pintor español nacido en Barcelona en 1872, que tuvo la fortuna de conocer la fama en vida a pesar de sus difíciles comienzos. Desde muy pequeño quiso dedicarse a la pintura y, aunque contó con la oposición inicial de su familia, por empeño logró estudiar en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja de Barcelona como alumno de Modesto Urgell. Inquieto y de fuerte personalidad, se trasladó a París en 1894, cuando el movimiento vanguardista se encontraba en plena efervescencia. En la ciudad del Sena coincidió con muchos otros pintores que allí se formaban y que con el tiempo alcanzarían gran renombre, como Zuloaga, Benedito, Sorolla o Klimt y además, pudo perfeccionar su formación con los maestros Jean Paul Laurens, Benjamín Constant y Louis Auguste Girardot.

A su regreso consigue ser uno de los pintores concurrentes a varias exposiciones internacionales como la Nacional de París, el Salón de Arte de Berlín, el Internacional de Bellas Artes de Londres, la Bienal de Venecia y la Secesión Vienesa, en lo que fue un fulgurante inicio de carrera gracias a su enorme capacidad de trabajo y cualidades artísticas, hasta el punto de en 1904 su presencia y fama incipiente lo llevaron a Viena, Roma y Buenos Aires.

Tras una corta pero fructífera estancia en Valencia, donde pintó óleos de gran formato inspirados en las fiestas tradicionales de dicha localidad levantina de claro estilo simbolista y temática folklórica, con gran riqueza de colores y de influencias modernistas. Anglada_Camarasa_01En 1904 regresó a París, encajando perfectamente en los ambientes distinguidos de la Belle Époque. Tras abrir una academia de pintura y participar en la fundación de los Salones de Otoño, su presencia en las vanguardias le permitió trabajar de manera conjunta con artistas de la selecta Secesión de Viena.Anglada_Camarasa_04La concesión de la Medalla de Oro de la Bienal de Venecia de 1905, hizo que por fin en España se reconociera su valía, exponiendo en Madrid y Barcelona; sin embargo, su presencia en ambas exposiciones fue causa de una fuerte división de opiniones entre los críticos, motivada no por su calidad artística, sino por los oscuros intereses políticos que rodearon dichas celebraciones.Anglada_Camarasa_05Tras el comienzo de la Gran Guerra regresó a España y en 1914 se instaló en Mallorca, en parte enamorado por la luz mediterránea de la isla que había conocido en una visita  realizada en 1909 y, en parte, por alejarse de las polémicas que rodearon sus exposiciones en la Península, encontrando perfecto refugio en la casa que adquirió en el Puerto de Pollença.Anglada_Camarasa_08La fama de Anglada-Camarasa comenzó a decaer a este lado del Atlántico pues su estilo empezaba a considerarse caduco; sin embargo, este declinar coincidió con su presentación en Estados Unidos de la mano de la Hispanic Society, que en 1924 lo nombra Miembro de Honor y consigue que pronto gane adeptos entre la alta sociedad de la nueva nación, gracias a lo cual recupera sus encargos, así como su presencia en importantes exposiciones y la consecuente capacidad económica.Anglada_Camarasa_11Durante nuestra Guerra Civil, Anglada-Camarasa —republicano y masón militante—, se refugió primero en Montserrat y luego en Francia, cuando ya era inminente entrada de las Tropas Nacionales en Barcelona. Vivió su exilio en Pougues-les-Eaux hasta 1948, año en el que regresó a Pollensa, donde residió hasta cumplir los 87 años, falleciendo en 1959. Tras su muerte, su casa pollençina se convertiría en el Museo Anglada Camarasa.Anglada_Camarasa_07La pintura de su larga etapa mallorquina está formada paisajes de diversos rincones de los alrededores de Pollença —uno de sus motivos predilectos—, así como bodegones y conjuntos florales donde todo es color y trazas de estilo impresionista, que piden ser contemplados a cierta distancia para apreciar bien lo que representan. Anglada-Camarasa era un gran observador del entorno y captaba su esencia en rápidos bocetos que después refinaba en su estudio, procedimiento que le exigía tiempo y concentración. Cuidaba de manera meticulosa todos los detalles y la composición, sin dejar de superponer en sus obras capas de pintura hasta que lograba el efecto que perseguía. A veces esperaba días, o incluso meses, para obtener la repetición del efecto de luz que buscaba representar en su obra.Anglada_Camarasa_03Anglada_Camarasa_09En 1988, la Obra Social La Caixa compró una colección de 328 pinturas y dibujos, así como 194 objetos personales a los herederos del artista, parte de la cual se exhibe de forma permanente en CaixaForum Palma desde 1993. De forma adicional, la Fundación La Caixa organiza también exposiciones itinerantes de la colección, con el fin de dar a conocer la obra de Anglada-Camarasa en distintas ciudades españolas. En el año 2003 el Ministerio de Cultura otorgó a estos fondos artísticos la declaración de Bien de Interés Cultural para asegurar su preservación.Anglada_Camarasa_10_____________________________

La exposición Anglada-Camarasa. Rincones predilectos. Colección ”la Caixa” se podrá visitar en CaixaForum Palma (Plaza de Weyler, 3, 07001-Palma de Mallorca) del 26 de Octubre de 2017 al 2 de Septiembre de 2018, de lunes a sábados de 10:00 a 20:00 h y domingos y festivos de 11:00 a 14:00 h.

 

 

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Cada objeto tiene su belleza, pero no todos saben apreciarla. Confucio (Kung FuTse) filósofo chino.

Hacia el final de la Baja Edad Media, tiempos en los que Europa Occidental salía de los llamados años oscuros, en el Lejano Oriente la Dinastía Ming (1368-1644) se hallaba en pleno apogeo. En este periodo, la antigua China conoció un notable esplendor fundamentado en su preeminencia militar y en su poder económico, los cuales impulsaron el desarrollo y florecimiento de su sociedad. Este ciclo tan rico para las Artes, como tan poco conocido en España, se nos presenta en Caixa Forum Palma, en la exposición  «Ming, el Imperio Dorado«.  

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Tropas imperiales desplazándose por una vía fluvial y por tierra.

Da Ming significa en chino Gran Resplandor, durante 276 años dieciséis emperadores de la familia Zhu gobernaron a 175 millones de súbditos, tras lograr derrotar a los Yuan, dinastía precedente que fue fundada por los mongoles. En sus primeros tiempos, periodo Hongwu o Marcial, consolidaron las fronteras del Imperio con su capacidad militar con el fin de desarrollar el comercio y lograr vías de comunicación seguras que establecieran relaciones entre todos los rincones del territorio, lo que llevó al crecimiento de sus ciudades e incremento de su población gracias a la seguridad económica. La estabilidad imperial se fundamentó en los valores de la cultura china tradicional: la familia y la jerarquía; gracias a este salto social se creó el caldo de cultivo en el que la Filosofía, las Artes y la Economía germinaron de manera extraordinaria, lo que de forma paradójica condujo al final de los Ming, como más adelante se verá.

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Las tres perfecciones, durante Dinastía Ming los verdaderos artistas debían dominar la poesía, la caligrafía y la pintura.

Como se ha dicho, la Sociedad Ming se basaba en las clases y jerarquías, a saber Militares, Funcionarios, Comerciantes, Artesanos y Campesinos. Los gustos, aficiones e intereses de los altos funcionarios se consideraban que eran el paradigma del refinamiento chino en este periodo.

Los Ming ejercieron el gobierno de sus territorios mediante un sistema centralizado en cuya cúpula se hallaba el emperador y su familia. La administración militar se entregó a los Generales más capacitados del Ejército Imperial y la civil, fue desempeñada por un cuerpo de hábiles Administradores Regionales o Mandarines, cuya elección dependía de aprobar una suerte de difícil oposición llamada jinshi, que servía para seleccionar sólo a los mejores entre sus élites.

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Retrato de alto funcionario del periodo Wanli. Habitualmente la pintura y la caligrafía estaban al mismo nivel y eran realizadas por el mismo artista, en el presente caso, se ensalzan las virtudes del Administrador.

El papel de la mujer en la sociedad Ming se consideraba de gran importancia dentro de la familia, como pilar alrededor del cual giraba la vida doméstica, reconociéndose como virtudes tradicionales su discreción, castidad y . . . subordinación al varón. Su vida debía regirse por la regla confucionista de Las Tres Obediencias, estricta convención moral según la cual, la mujer debía vivir obedeciendo a su padre hasta el momento del matrimonio, después a su marido y por último a su hijo; además, el concubinato era también un uso corriente. Esta situación de tan difícil aceptación para una mente occidental de hoy día, es la que narró el gran director chino Zang Yimou, en su maravillosa película La Linterna Roja, disponible íntegra en You Tube, en versión original china con subtítulos en español.

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Mujeres ociosas de clase alta de una antigua dinastía. Fragmento de pintura en rollo horizontal de papel de arroz sin firmar, comienzos del periodo Quing

El lujo de la vida de las clases pudientes elevó a las Artes a cotas de excelencia en los campos de la cerámica, la pintura, el brocado, los objetos decorativos, la caligrafía, la pintura, la música, el mobiliario, la construcción, la cartografía, . . .   

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La pintura paisajista y la caligrafía alcanzaron cotas desconocidas durante el reinado de los Ming.

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Útiles de caligrafía, se consideraba de la misma importancia saber crear con la pintura el ambiente adecuado, como adornarla con poemas y descripciones que liberaran los sentidos.

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Patos mandarines con lotos (fragmento), de Zhou Zhimian, finales del periodo Ming.

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Mapa del sinfín de países del Mundo, versión dibujada a mano del mapa del jesuita italiano Matteo Ricci de 1602 que contiene el compendio de conocimientos geográficos de los europeos y chinos de la época, ordenado confeccionar por el Emperador Wanli hacia el final de la Dinastía Ming.

El Emperador era conocido con el sobrenombre de Hijo del Cielo, auténtico demiurgo intermediario entre la divinidad y los hombres, por dicha causa, su figura se hallaba sometida a numerosos rituales de reafirmación de su poder, que se celebraban en diferentes templos y estaciones del año, en los que se invocaba al Cielo, a la Tierra, al Sol, a la Luna y a los Ancestros. Los inciensarios empleados en los sahumerios asociados a estas prácticas eran de gran riqueza, pudiendo contemplarse varias piezas en la exposición.

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Inciensiario de cobre dorado y esmaltado, decorado con el carácter chino «shou», longevidad.

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Inciensiario de cobre dorado y esmaltado en forma de Ding, comienzos de la Dinastía Ming, su posesión señalaba el alto estatus del propietario.

A pesar del celo con el que los Ming protegían las fronteras del imperio, su expansión comercial dio a conocer al mundo la riqueza de sus sedas y productos decorativos, que pronto llegaron a ser apreciados como cotizados productos de lujo en Japón y en Europa, traídos de la mano de los navegantes portugueses por la ruta del Este (o de las especias) y de sus pares españoles, por la del Oeste, gracias al descubrimiento por Magallanes del estrecho que en la Patagonia lleva su nombre y que abrió a nuestros compatriotas la ruta austral hacia el Océano Pacífico. El contacto entre culturas tan diferentes, consideradas bárbaras por los chinos, así como la avidez de sus comerciantes y funcionarios por la plata japonesa y europea, debida a las enormes riquezas que les proporcionaba y, la presión político-comercial ejercida por los Adelantados europeos, fue el desencadenante de la corrupción y declive del Imperio, pero esa es ya otra Historia . . . Si desearais profundizar en ella de forma entretenida, os recomiendo la lectura de la novela La Caja China, de Jesús Maeso de la Torre, Editorial S.A. Ediciones B, ISBN 9788466656771.

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La cerámica y su decoración alcanzó cotas de elevado refinamiento durante la Dinastía Ming.

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Jarrones y tibores de cerámica blanca decorada con dibujos azules son los que nos resultan más conocidos, pues formaban parte de las preciadas mercancías que se trasladaban a España en nuestros Galeones de Manila.

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La Ciudad de Piedra después de la Nieve, panel de seda bordada al estilo Gu que representa la antigua ciudad fortificada que originó Nankín. Final del periodo Ming.

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Ming, El Imperio Dorado, en Caixa Forum Palma, Pza. Weyler, 3, (edificio del antiguo Gran Hotel), Palma de Mallorca. Hasta el 19 de Febrero de 2017, en horario de 10 a 20 h de lunes a sábado y de 11 a 14 h domingos y festivos. Precio de la entrada general 4 €, clientes y accionistas de La Caixa acceso gratuito.

La muestra incluye más de cien objetos de las colecciones del Museo de Nanjing, China, como singulares cerámicas Ming, pinturas de algunos de los artistas más prestigiosos de la época, joyas y esmaltes, textiles y porcelanas que nunca antes han sido vistas en España. Según afirmaciones de Lumin Huang, Director Adjunto del Museo de Nanjing, «son tesoros excepcionales del Patrimonio Chino y muchos de ellos no habían salido del país antes de esta exposición«.

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Caixa Forum Palma situado en el edificio que fue del antiguo Gran Hotel de Ciutat

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