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En su esencia, la fotografía es la vida iluminadaSam Abell, Fotógrafo y Escritor.

Que Palma de Mallorca es una urbe fotogénica nadie lo duda, su antiguo casco histórico de origen medieval, con numerosos edificios de traza gótica, casas señoriales de patios impresionantes e innumerables rincones para descubrir, conforma una trama que satisfará al explorador callejero más avezado y también, a todo aquel que guste de perderse en los laberintos que conducen al alma de una urbe con mucho carácter. Recorrerla a pie es una saludable actividad que no tantos practican debido al ajetreo de nuestro modo de vida actual y, sin embargo, no conozco mejor manera de tomar el pulso a una ciudad.

La luz mediterránea es el componente esencial que da o quita fuerza a las estampas cotidianas gracias a los grandes contrastes que separan luces y sombras, circunstancia ésta que los fotógrafos de calle buscamos con avidez, por las texturas y color que se añaden a la piel de los edificios, realzando las imágenes. Es la luz la que nos ayuda a encontrar arte en lo ordinario, en aquellos detalles que miramos, casi siempre sin ver, a pesar de que forman parte de nuestro entorno inmediato.

Los ciudadanos y los visitantes son el último —y principal— ingrediente del cocktail que conforma la vida diaria en Ciutat. Ser su observador a través del objetivo de una cámara es una pasión que ayuda a entender la vida a quienes bucean en su devenir, pues permite al fotógrafo interactuar con desconocidos, actividad que casi siempre es remunerante.  Los humanos somos seres sociales y raramente reaccionamos mal ante un desconocido, siempre que la aproximación sea educada y envuelta en una sonrisa, que es la mejor herramienta para romper la barrera de la desconfianza.

Los fotógrafos de calle más puristas sólo disparan en blanco y negro, consideran que el color distrae e impide sintetizar la esencia de las cosas; por ello, tienden a ver el mundo de manera diferente al resto. Cierto es que los grandes clásicos fueron capaces de crear obras de arte en tono monocromático, caso de Cartier-Bresson, R. Doisneau, I. Penn, Catalá-Roca, Juana Biarnés o G. Cualladó. Sin embargo, no es menos cierto que si la película en color hubiera estado disponible antes, también hubieran creado grandes obras en color y de hecho, muchos de ellos lo hicieron al final de sus vidas.

Galería de fotos del autor en blanco y negro (pulsad en cualquier imagen):

 

Hoy día muchos fotógrafos de calle emplean de forma indistinta color y blanco y negro, pudiéndose mencionar como ejemplo a Ian MCDonald, S. McCurry o Cristina García Rodero.

El autor del presente es de los que se mueve entre las dos técnicas de manera indistinta y desearía se capaz de emular a los grandes de este Arte. Al fin y al cabo, los inicios de la Fotografía están unidos a la foto callejera, especialidad que por otra parte es su forma más democrática, pues cualquiera puede practicarla en su ciudad. Para hacerlo no se requieren costosas cámaras, basta con un teléfono móvil, ojos observadores, indumentaria cómoda y ganas de patear las calles.

Galería de fotos del autor en color (pulsad en cualquier imagen):

 

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Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

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Cada objeto tiene su belleza, pero no todos saben apreciarla. Confucio (Kung FuTse) filósofo chino.

Hacia el final de la Baja Edad Media, tiempos en los que Europa Occidental salía de los llamados años oscuros, en el Lejano Oriente la Dinastía Ming (1368-1644) se hallaba en pleno apogeo. En este periodo, la antigua China conoció un notable esplendor fundamentado en su preeminencia militar y en su poder económico, los cuales impulsaron el desarrollo y florecimiento de su sociedad. Este ciclo tan rico para las Artes, como tan poco conocido en España, se nos presenta en Caixa Forum Palma, en la exposición  «Ming, el Imperio Dorado«.  

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Tropas imperiales desplazándose por una vía fluvial y por tierra.

Da Ming significa en chino Gran Resplandor, durante 276 años dieciséis emperadores de la familia Zhu gobernaron a 175 millones de súbditos, tras lograr derrotar a los Yuan, dinastía precedente que fue fundada por los mongoles. En sus primeros tiempos, periodo Hongwu o Marcial, consolidaron las fronteras del Imperio con su capacidad militar con el fin de desarrollar el comercio y lograr vías de comunicación seguras que establecieran relaciones entre todos los rincones del territorio, lo que llevó al crecimiento de sus ciudades e incremento de su población gracias a la seguridad económica. La estabilidad imperial se fundamentó en los valores de la cultura china tradicional: la familia y la jerarquía; gracias a este salto social se creó el caldo de cultivo en el que la Filosofía, las Artes y la Economía germinaron de manera extraordinaria, lo que de forma paradójica condujo al final de los Ming, como más adelante se verá.

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Las tres perfecciones, durante Dinastía Ming los verdaderos artistas debían dominar la poesía, la caligrafía y la pintura.

Como se ha dicho, la Sociedad Ming se basaba en las clases y jerarquías, a saber Militares, Funcionarios, Comerciantes, Artesanos y Campesinos. Los gustos, aficiones e intereses de los altos funcionarios se consideraban que eran el paradigma del refinamiento chino en este periodo.

Los Ming ejercieron el gobierno de sus territorios mediante un sistema centralizado en cuya cúpula se hallaba el emperador y su familia. La administración militar se entregó a los Generales más capacitados del Ejército Imperial y la civil, fue desempeñada por un cuerpo de hábiles Administradores Regionales o Mandarines, cuya elección dependía de aprobar una suerte de difícil oposición llamada jinshi, que servía para seleccionar sólo a los mejores entre sus élites.

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Retrato de alto funcionario del periodo Wanli. Habitualmente la pintura y la caligrafía estaban al mismo nivel y eran realizadas por el mismo artista, en el presente caso, se ensalzan las virtudes del Administrador.

El papel de la mujer en la sociedad Ming se consideraba de gran importancia dentro de la familia, como pilar alrededor del cual giraba la vida doméstica, reconociéndose como virtudes tradicionales su discreción, castidad y . . . subordinación al varón. Su vida debía regirse por la regla confucionista de Las Tres Obediencias, estricta convención moral según la cual, la mujer debía vivir obedeciendo a su padre hasta el momento del matrimonio, después a su marido y por último a su hijo; además, el concubinato era también un uso corriente. Esta situación de tan difícil aceptación para una mente occidental de hoy día, es la que narró el gran director chino Zang Yimou, en su maravillosa película La Linterna Roja, disponible íntegra en You Tube, en versión original china con subtítulos en español.

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Mujeres ociosas de clase alta de una antigua dinastía. Fragmento de pintura en rollo horizontal de papel de arroz sin firmar, comienzos del periodo Quing

El lujo de la vida de las clases pudientes elevó a las Artes a cotas de excelencia en los campos de la cerámica, la pintura, el brocado, los objetos decorativos, la caligrafía, la pintura, la música, el mobiliario, la construcción, la cartografía, . . .   

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La pintura paisajista y la caligrafía alcanzaron cotas desconocidas durante el reinado de los Ming.

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Útiles de caligrafía, se consideraba de la misma importancia saber crear con la pintura el ambiente adecuado, como adornarla con poemas y descripciones que liberaran los sentidos.

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Patos mandarines con lotos (fragmento), de Zhou Zhimian, finales del periodo Ming.

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Mapa del sinfín de países del Mundo, versión dibujada a mano del mapa del jesuita italiano Matteo Ricci de 1602 que contiene el compendio de conocimientos geográficos de los europeos y chinos de la época, ordenado confeccionar por el Emperador Wanli hacia el final de la Dinastía Ming.

El Emperador era conocido con el sobrenombre de Hijo del Cielo, auténtico demiurgo intermediario entre la divinidad y los hombres, por dicha causa, su figura se hallaba sometida a numerosos rituales de reafirmación de su poder, que se celebraban en diferentes templos y estaciones del año, en los que se invocaba al Cielo, a la Tierra, al Sol, a la Luna y a los Ancestros. Los inciensarios empleados en los sahumerios asociados a estas prácticas eran de gran riqueza, pudiendo contemplarse varias piezas en la exposición.

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Inciensiario de cobre dorado y esmaltado, decorado con el carácter chino «shou», longevidad.

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Inciensiario de cobre dorado y esmaltado en forma de Ding, comienzos de la Dinastía Ming, su posesión señalaba el alto estatus del propietario.

A pesar del celo con el que los Ming protegían las fronteras del imperio, su expansión comercial dio a conocer al mundo la riqueza de sus sedas y productos decorativos, que pronto llegaron a ser apreciados como cotizados productos de lujo en Japón y en Europa, traídos de la mano de los navegantes portugueses por la ruta del Este (o de las especias) y de sus pares españoles, por la del Oeste, gracias al descubrimiento por Magallanes del estrecho que en la Patagonia lleva su nombre y que abrió a nuestros compatriotas la ruta austral hacia el Océano Pacífico. El contacto entre culturas tan diferentes, consideradas bárbaras por los chinos, así como la avidez de sus comerciantes y funcionarios por la plata japonesa y europea, debida a las enormes riquezas que les proporcionaba y, la presión político-comercial ejercida por los Adelantados europeos, fue el desencadenante de la corrupción y declive del Imperio, pero esa es ya otra Historia . . . Si desearais profundizar en ella de forma entretenida, os recomiendo la lectura de la novela La Caja China, de Jesús Maeso de la Torre, Editorial S.A. Ediciones B, ISBN 9788466656771.

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La cerámica y su decoración alcanzó cotas de elevado refinamiento durante la Dinastía Ming.

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Jarrones y tibores de cerámica blanca decorada con dibujos azules son los que nos resultan más conocidos, pues formaban parte de las preciadas mercancías que se trasladaban a España en nuestros Galeones de Manila.

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La Ciudad de Piedra después de la Nieve, panel de seda bordada al estilo Gu que representa la antigua ciudad fortificada que originó Nankín. Final del periodo Ming.

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Ming, El Imperio Dorado, en Caixa Forum Palma, Pza. Weyler, 3, (edificio del antiguo Gran Hotel), Palma de Mallorca. Hasta el 19 de Febrero de 2017, en horario de 10 a 20 h de lunes a sábado y de 11 a 14 h domingos y festivos. Precio de la entrada general 4 €, clientes y accionistas de La Caixa acceso gratuito.

La muestra incluye más de cien objetos de las colecciones del Museo de Nanjing, China, como singulares cerámicas Ming, pinturas de algunos de los artistas más prestigiosos de la época, joyas y esmaltes, textiles y porcelanas que nunca antes han sido vistas en España. Según afirmaciones de Lumin Huang, Director Adjunto del Museo de Nanjing, «son tesoros excepcionales del Patrimonio Chino y muchos de ellos no habían salido del país antes de esta exposición«.

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Caixa Forum Palma situado en el edificio que fue del antiguo Gran Hotel de Ciutat

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Créditos: Fotografías y artículo del autor con Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

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“Las grandes almas tienen voluntades, las débiles tan solo deseos”. Proverbio chino.

Durante el presente año se conmemoran dos aniversarios de peso en la Historia de Mallorca, uno muy cercano, el Centenario del fallecimiento del Archiduque Luis Salvador de Habsburgo-LorenaS´Arxiduc— para los mallorquines; el otro, el séptimo Centenario de la muerte de Ramón Llull, teólogo, filósofo, escritor, lingüista y gran misionero medieval, natural de Palma. Por curioso que parezca, las vidas de ambos personajes estuvieron en cierto modo relacionadas por el lugar común en el que vivieron una parte de sus vidas, a pesar de que entre ambas mediaron 600 años y de que podría decirse que fueron casi antagónicas.

En su juventud Ramón Llull llevó la vida desenfadada de un joven de familia acomodada y vida disoluta, hasta que a los 30 años de edad y, al igual que le sucediera a San Pablo al caerse de su caballo, recibió la Iluminación y decidió que en adelante, su futuro iría unido al del estudio de la Verdad y a su difusión.

Inseparable compañero de juventud del que luego llegó a ser el Rey Jaime-II de Mallorca, tuvo una compleja evolución espiritual que le llevó a fundar en 1.276 el Monasterio de Miramar, en plena Sierra de Tramontana, con los fondos que le donó su antiguo amigo y ya monarca mallorquín. Lo ubicó en un lugar privilegiado entre Valldemossa y Deiá, para establecer una Escuela de Lenguas Orientales —que fue refrendada por una bula papal—, donde grupos de trece franciscanos estudiarían el árabe y el Arte Demostrativa, complejo sistema filosófico-matemático desarrollado por el propio Llull mediante doce figuras geométricas, que ayudaban a encontrar la Verdad por la vía de la Razón.

Con el devenir del tiempo, la finca donde se encontraban las ruinas del Monasterio de Miramar, así como las colindantes, fueron adquiridas por el Archiduque Luis Salvador de Habsburgo-Lorena, noble de la casa de Austria y gran enamorado de Mallorca. Al igual que el Beato Llull, el Archiduque era hombre estudioso y erudito, aunque de moral discutible. Entre otros volúmenes, escribió Die Balearen in Wort und Bild geschildertLas Baleares descritas con palabras e ilustraciones—, sesudo tratado sobre las islas, que versaba sobre su génesis, sus particularidades geográficas y antropológicas, su flora, su fauna y muchos otros aspectos concernientes al archipiélago.

Antes de la conquista aragonesa, el Monasterio de Miramar fue una alquería musulmana de nombre Alcorayola y su visita es interesante, a pesar de que del edificio original no se conserve más que una pequeña ermita del siglo XIII muy transformada, que formaba parte de una de las capillas laterales del monasterio. Sobre altar de la ermita se expone un tríptico que en su panel central representa a la Santísima Trinidad; en su panel derecho se halla personificada Catalina Tomàs, la conocida Santa Mística Valldemossina y, en el izquierdo, el propio Ramón Llull.

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En el jardín también veremos un conjunto de diecisiete arcos apuntados trifoliados, decorados con motivos vegetales, que se apoyan sobre diecinueve columnas de piedra de sección cuadrilobulada, que pertenecieron al claustro del antiguo Convento de Santa Margalida de Palma, del siglo XIII, amortizado y demolido en el siglo XIX y recuperado parcialmente por el Archiduque, que llevó sus restos a Miramar.

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En los demás edificios del conjunto podemos contemplar una almazara, la antigua cocina, una sala de cartas náuticas que fueron empleadas por el Archiduque en su yate Nixe, otra pequeña sala con piezas originales del Nixe-II, una más dedicada a Ramón Llull, con los dibujos de figuras geométricas mediante las que enseñaba su Ars y una reproducción de lo que sería la escueta decoración de una celda monacal, con una sencilla manta de paja entretejida sobre el catre y un curioso armario de madera en forma de ataúd.

También se podrá visitar el monumento funerario —cenotafio— de Vivomy, el que fuera el primer secretario personal del Archiduque, con una escultura romántica en mármol de reminiscencias masónicas datada en 1.879 y cuyo autor fue el escultor italiano Antonio Tantardini. Llama la atención su situación en un interior, pues por su escala natural, pareciera hecha para ocupar ámbitos de mayor amplitud. A la muerte de Vivomy, el Archiduque contrató al mallorquín Antonio Vives como secretario y, son sus herederos, los que hoy día ostentan la titularidad de esta magnífica possessió.

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Los monasterios medievales se construían en lugares aislados y de gran belleza natural, que facilitaran la meditación, la vida contemplativa y la elevación del espíritu. Miramar no es una excepción y se enclava en un paraje de extraordinario atractivo. No es difícil pues, imaginar al propio Ramón Llull o, al Archiduque Luis Salvador, inspirándose en sus jardines con espectaculares vistas de la mar y de la sierra, sintiendo en sus seres el aroma de los pinos, las brisas marinas y el sol, antes de dedicar un tiempo a la escritura de alguno de sus elevados tratados.

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Ramón Llull fue un hombre extraordinariamente longevo y activo para su época, comenzó sus viajes misionales por el Mediterráneo nada menos que con 60 años, recorriendo en su labor evangelizadora  desde las Costas de Berbería, hasta las de Turquía, sin que lograra obtener los frutos que esperaba. Murió en Junio de 1.315 con 84 años, cuando regresaba a Mallorca en barco desde Túnez, frustrado por no haber logrado con su Ars Magna que los infieles llegaran a la Verdad.

El Archiduque Luis Salvador falleció en Febrero de 1.915 en el Castillo de Brandis, Austria, también tras haber llevado una existencia más que intensa, en un sentido que nada tiene que ver con la del fundador del Monasterio de Miramar. Nombró heredero universal de todos sus bienes a Antonio Vives, su secretario, colaborador y hombre de confianza, al que conoció en Mallorca en 1.872 y entre los que se forjó una especial relación que duró hasta el fin de sus días.

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«No viajo para ir a ningún lugar, sino por el placer de viajar. El reto consiste en comenzar a moverse». Robert Louis Stevenson.

Qué bueno es viajar, da igual la razón que te impulse a hacerlo: el puro deleite cultural, el salir de tu entorno, el aprender otros modos, el conocer diferentes costumbres, el enriquecedor trato con otras gentes, o quizá el interés por la historia y las leyendas que formaron los lugares, . . .  todos los motivos son buenos, nos hacen abrir ojos y mente, llevándonos a un estado de percepción superior ¿hay que buscar más excusas?

Ahora que se está terminando el Invierno y que muchos pensamos en cuál será el siguiente viaje, aquí tienes dieciocho buenas razones que te harán desear moverte por Mallorca, con las ventajas de hacerlo fuera de temporada:

Nº 1. La Sierra Tramontana. En la isla, además de playa y sol, tienes una espina dorsal montañosa que la recorre de Suroeste a Noreste y es ideal para conocerla a pie, siguiendo el cuidado trazado del sendero de gran recorrido G.R. 221 que transcurre por lugares de una belleza sobrecogedora.

TRAMONTANA PURA

Nº 2. Los campos de Mallorca explotan de color en todas las estaciones, sobre todo en Primavera y, en menor medida en el Otoño. Y en todos los demás sitios también —me diréis— pero aquí la combinación de diferentes paletas de ocres, verdes y amarillos contra el profundo azul de la mar y del cielo, los hace muy atractivos.

FLOR FUCSIA

Nº 3. Descubrir sus playas ocultas. Si a pesar de los paisajes serranos, eres de los que le gusta más la playa que la montaña y encuentras placer en localizar calas apartadas de las zonas de mayor concentración turística, no hace falta alejarse mucho de Palma para hallar —fuera de temporada— playas como esta de Portals, que colma las expectativas del beach comber más exigente.

PORTALS

Nº 4. Por sus puestas de sol. ¡Ah! mar y atardeceres, qué combinación más relajante. ¿Te gusta pedir deseos antes de que el Sol se acueste, o eres de los que prefiere sentir cómo se abren tus chacras, o tratas de vislumbrar el elusivo rayo verde?; entonces, nada como Mallorca para llenar tus aspiraciones con cientos de lugares desde los que extasiarse con el espectáculo, como este fotografiado en el Faro de Cap Gross, cerca del Puerto de Sóller.

CAP GROSS

Nº 5. Valldemossa y su Cartuja. Si el Rey Jaime II de Mallorca eligió Valldemossa para construirle un palacio a su hijo Sancho I, si George Sand y Frederick Chopin, también fueron allí a invernar y si además, el pueblo es Conjunto Histórico Artístico, algo tendrá el lugar ¿verdad?. Precioso enclave serrano a tan solo 14 Km de Palma, donde pasear por sus calles empedradas y relajarse en el claustro de la Cartuja, es uno de esos pequeños placeres que, quien llega a conocerlo, suele guardarlo para si.

CARTUJA

Nº 6. Caminar sin rumbo por las calles del casco antiguo de Palma, quererles extraer su misterio, maravillarse con los vivos colores de la arquitectura mediterránea, buscar las leyendas que cada rincón encierra en su antiguo barrio judío, o gótico, ponte las zapatillas de andar y explora . . .

COLOR ARQUITECTURA

Nº 7. Admirar los patios de las casas señoriales con su sencilla decoración, de cuyo sentido y función hablé también en esta entrada.

CAN CERA

Nº 8. La Seo —catedral gótica—, de imponentes arbotantes y contrafuertes, que le dan una potente presencia en el paisaje urbano de la Bahía de Palma. El inusual interior de su nave principal exenta, gracias a la rehabilitación de Gaudí y la curiosa Capilla decorada por Barceló. No dejes de visitar también el Museo Episcopal, lleno de ricas piezas de arte religioso.

CATEDRAL

Nº 9. Y perdido por las estrechas vías del centro encontrarse con Can Joan de S´Aigo, casa fundada nada menos que en 1.700 y entrar a probar una de las mejores ensaimadas y helados de almendra que podrás encontrar en Palma . . . y en el Mundo.

CAN JOAN S´AIGO

Nº 10. Y si hemos pecado con la ensaimada y con el helado de almendras, por qué no recaer con la exquisita sobrasada de porc negre autóctono y, ya que estamos en estas, nada mejor que acudir al centro por excelencia de las más importantes transacciones que se hacen en la ciudad y no, no son las bancarias, me refiero al Mercado de S´Olivar, enclave perfecto para comprobar el fluido pulso vital del centro histórico de la capital y lugar inmejorable para adquirir deliciosos productos típicos de la gastronomía local.

SOBRASADA

Nº 11. Descubrir originales Restaurantes como Patrón Lunares, en el Barrio de Santa Catalina o Can Punta, en el de Es Molinar, ambos localizados en antiguas zonas residenciales de pescadores y marineros, hoy convertidas en las nuevas áreas emergentes de la ciudad.

PATRÓN LUNARES

Nº 12. Disfrutar de un buen brunch-berenar en cualquiera de los cuidados locales de Cappuccino Grand Café, como este de la calle San Miguel, situado en un antigua casa señorial bien rehabilitada, mientras escuchas la envolvente música escogida por Pepe link, su DJ residente.

CAPPUCCI S MIGUEL

Nº 13. Pero si alimentamos el cuerpo, también deberíamos hacerlo con el espíritu y para ello, nada como darse una vuelta por  Es Baluard, el dinámico Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma, construido aprovechando una de las antiguas fortificaciones que protegían el Puerto,donde aparte de disfrutar de su colección permanente de obras de arte y, de las muchas exposiciones temporales que organizan a lo largo del año, también puedes aprender a bailar swing en sus originales Domingos Clandestinos . . .

ES BALUARD Y EL PUERTO

Nº 14. Si lo que te atrae es la Arquitectura, en el pueblo de Sóller puedes visitar Can Prunera, Museo Modernista alrededor de una vivienda de principios del siglo XX perfectamente conservada y con una espectacular escalera en espiral iluminada por un lucernario e inspiradora de cientos de fotografías.

CAN PRUNA

Nº 15. Quien diga que los mallorquines son cerrados, se equivoca y no ha tenido la fortuna de ser invitado a una de las más tradicionales fiestas que en el mes de Septiembre se celebran en la isla: las de la Vendimia en Binissalem o, Vermada dicho en mallorquín, donde todas las casas del pueblo se engalanan y abren a la calle en una cena multitudinaria que acoge a locales y forasteros en un alegre ambiente de abierta hospitalidad y armonía.

VERMADA

Nº 16. Gracias a las compañías aéreas low cost y a que en Mallorca puedes encontrar multitud de pequeños hoteles con mucho encanto, como Son Viscós en Valldemossa, Santa Clara en Palma o Can Simó en Alcudia, por citar sólo a tres de ellos, y sabed que fuera de temporada, se consiguen reservas por una una fracción de su coste en temporada alta, así quién no es capaz de organizar una escapada improvisada que solo puede darte satisfacciones.

TERRAZA

Nº 17. Terminar el día con este espectáculo natural mientras se cena en una terraza cerca del mar, es algo que no tiene precio.

PORTITXOL

Nº 18. Porque cada vez que dejas la isla, no se qué sucede, pero sólo se piensa en cuándo regresar . . .

PENSANDO REGRESAR________________

Y a ti, querido lector, seguro que se te ocurren 18.000 razones más para volver a Mallorca que, si quisieras compartir con todos, te lo agradeceríamos.

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Los buenos proyectos hacen preguntas. Los buenos proyectos no están nunca acabados”. Alejandro Zahera, Arquitecto.

La semana pasada me alegré al leer en un diario de tirada nacional que ese gran edificio inacabado que se encuentra a la entrada de Palma, va a retomar sus obras de construcción. Me refiero al futuro Palau de Congressos, cuyas estructuras se encuentran en privilegiada posición frente al mar, cerca del emergente barrio de Portitxol.

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Fachada al mar con apantallamiento a base de «brise soleils» de espuma de aluminio reciclada para evitar la insolación directa.

 

Desde su inicio, las razones de su construcción estuvieron rodeadas de polémica y no es de extrañar, se trata de un proyecto de gran volumen, con unos costes de ejecución acordes a su tamaño y cuyo destino aún no ha calado entre los palmesanos.

Las obras han estado paradas cerca de 20 meses —una víctima más de la crisis— por causa de los retrasos en el pago a la Constructora por parte de la Administración, cuya deuda se saldó recientemente gracias al Plan de Pago a Proveedores.

Las grandes obras de infraestructura, aparte de convertirse en nuevos puntos de referencia en la trama urbana de las ciudades, tienen un indudable interés social y el caso del Palau no es diferente. Se trata de un edificio singular que, una vez concluido, mejorará su entorno, colaborando al ordenamiento y a la prosperidad de un barrio, el Polígono de Llevant, que actualmente, se halla en plena transición desde el punto de vista urbanístico.

Vistas de la obra. Pulsar las imágenes para ampliarlas.

 

Quizá ahora sea difícil imaginar cómo se va a lograr esa transformación pues, la vista de sus estructuras inacabadas no ayuda a ello, pero no me cabe duda alguna de que así será. Si dijera que uno de los principales objetivos del Palau es ayudar a reducir el impacto de la ralentización económica que anualmente se produce entre los meses de Octubre a Mayo, quizá haga que la obra parezca más atractiva.

Los inviernos cortos y suaves de Mallorca, en comparación con los del resto de la Europa Continental, la situación del edificio junto al mar y a diez minutos andando del centro histórico de Palma, el indudable tirón y atractivo que tiene la isla entre nuestros vecinos comunitarios y, una buena gestión —no lo olvidemos—, logrará que cuando la instalación se encuentre en pleno funcionamiento, se incorporará al circuito de los principales Palacios de Congresos españoles, como los de Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia, cuya desventaja es hallarse muy alejados del centro de su ciudad o, los de Hamburgo, Múnich, Liverpool, Amsterdam, París o Milán, localizados fuera de la almendra central de sus capitales y sujetos a largas y oscuras temporadas invernales.

Vistas desde el Palau. Pulsar las imágenes para ampliarlas.

 

Ahora pensemos en los 1.500 ó 2.000 congresistas que se desplazarán a Palma cada vez que se convoque un Congreso Médico, Gastronómico, de Viajes o de cualquier otro sector activo en la organización de dichos eventos. Congresistas que han de ser alojados en Hoteles y, que en un momento u otro, saldrán a probar la cocina local, a visitar la ciudad y sus numerosos rincones de interés y que también, se llevarán recuerdos a sus lugares de origen. No hay duda de que esta clase de visitantes supondrá un incremento de la actividad económica en meses donde tradicionalmente baja y dicho aumento, generará nuevas oportunidades de trabajo y de negocio alrededor del trasiego de asistentes a las convenciones.

Atraer la celebración de Congresos no es tarea fácil. Se requiere una organización potente que sepa vender no sólo las cualidades antes mencionadas, sino también, fijar un precio competivo y rentable; se precisa también agilidad y dinamismo para ser capaces de cambiar la configuración interior del Palau cada semana —lo que supone más trabajo para diseñadores, carpinteros, tramoyistas, electricistas, catering—, con el fin de adaptarla a las necesidades de cada encuentro.

Si se lograran cumplir las condiciones anteriores y se obtuviera una buena redundancia en la celebración de convenciones —bajo número de días sin eventos—, el Palau de Congressos de Palma será uno de los servicios más productivos que pueda proveer nuestra ciudad y quizá, ahora se entienda mejor la razón por la que, como asegura el famoso Arquitecto Alejandro Zahera, los buenos proyectos hacen preguntas [o más bien, consiguen que nosotros nos las hagamos] y nunca llegan a estar terminados.

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Pude ver las obras del Palau de Congressos poco antes de su paralización, gracias a las visitas que preparaba su Departamento Comercial, con el propósito de darlo a conocer entre diversos grupos profesionales nacionales e internacionales con intereses en la Organización de Congresos y también, entre grupos de simples ciudadanos de a pié que, como yo, desearan conocer las interioridades del proyecto, detalle que es muy de agradecer.

Visita de un grupo de la Escuela de Turismo

Visita de la Escuela de Turismo a las obras del Palau.

 

La organización de estas visitas en grupo no estaba exenta de dificultades pues, como todo el mundo conoce, una obra de construcción es un lugar de riesgo permanente y requería coordinar con la Constructora la creación de itinerarios seguros que no estorbaran al desarrollo de los trabajos. Pero quien enseña lo que hace y cómo lo hace, es porque no tiene nada que ocultar y quien nada oculta, es alguien en quien se puede confiar.

Durante las visitas se mostraban los grandes espacios interiores y de servicios que conformarán el Palau y también, se explicaban los motivos de su construcción. Para entender mejor el Proyecto, se nos ilustraba sobre los criterios que Francisco (Pachi) Mangado, el Arquitecto Proyectista natural de Navarra y experto en el diseño de otros Palacios de Congresos, había considerado a la hora de concebir el de Palma. Baste tan solo decir que su forma quiere representar la de un gran pez varado en la arena, lo que nos ayudará a entender mejor el porqué de sus volúmenes y su esquema de funcionamiento.

Fachada interior de "escamas" de piedra de marés

Fachada interior de «escamas» de piedra de marés simulando las de ese enorme pez varado que representa el Palau

 

Antes de terminar, quisiera dedicar mi recuerdo a aquellas personas del equipo técnico, comercial, administrativo y de comunicación que trabajaron con ilusión en el proyecto y obras del Palau y que, como tantos otros, perdieron su empleo con la paralización de las actividades.

Cierro mi entrada con este video de cómo quedará el nuevo edificio una vez terminado, pues sus imágenes nos transmiten una notable diferencia estética con respecto al estado que hoy presenta y al que deberemos acostumbrarnos, pues su presencia será durante años una estampa familiar a la entrada de Palma.

 

Corazón que no quiera sufrir dolores, pase la vida libre de amores” Ibn Hazm, poeta cordobés del S.IX

En la rotonda situada en el desvío a Portitxol, frente a las obras del futuro Palau de Congressos de Palma,  llama la atención una estatua de bronce sobre un pedestal de piedras de marés, que representa a una joven de triste figura, que camina frente al viento con la mirada baja, mientras porta displicente una lira en su mano derecha.

Nuredduna se llamaba la desdichada y era una sibila o mujer sabia, muy apreciada por sus capacidades adivinatorias, virtudes sin duda heredadas de su padre, que era el sacerdote del poblado talayótico de Ses Païses de Artá, hará ya unos 3.000 añitos.

Nuredduna, la sibila. Pulsar sobre las imágenes para una vista ampliada.

Un día como otro cualquiera, arribaron a sus costas unas embarcaciones griegas, que no iban buscando Ítaca precisamente. Como la vida en los inicios de la Edad del Hierro era bastante monótona, los talayóticos aburridos de pasar sus días pastoreando cabras, decidieron apresar a los griegos y celebrar una fiesta donde la atracción principal sería la torrada de navegantes, como oferta a sus dioses para que les fueran propicios.

Birremes Griegas con el ojo de Poseidón pintado en la proa y Poblados Talayóticos. Pulsar sobre las imágenes para ampliarlas.

Pero uno de los apresados llamado Melesigeni —imagínaos la planta: torso musculado, con abdominales modelo tableta Suchard, curtido por el sol y por la mar y con todo el aspecto de ser un hombre muy viril que come carne cruda y duerme sobre tabla— le puso ojitos a la sibila mientras entonaba con su lira dulces cantos que debían decir algo así como: “porque sin ser tu marío, ni tu novio, ni tu amante, soy el que más ta querío, con eso tengo bastante . . . “ —ya saben, el viejo truco de «vente conmigo que te voy a tocar . . . la lira«— y la bella Nuredduna cayó seducida sin remedio en la red tejida por el intrépido marino.

MELEGISENI

El audaz Melegiseni, de su perfil de Facebook. Esa minifalda . . . 

Como nada detiene a una mujer enamorada, Nuredduna convenció al resto de pobladores de que le dejaran encargarse personalmente del prisionero, con el fin de llevarlo a las cuevas de Artá y dejarlo morir allí lentamente (ejem, de . . . amor supongo).

CUEVA DE ARTÁ

Cueva de Artá

El caso es que por muy sibila que fuera, a alguno de los lugareños no les convenció la excusa pues, ni siquiera en aquellos tiempos tan antiguos, se veía bien que llegara el típico guaperas con barco a levantarles las titis y, encima, que se llevara al guayabito del poblado. Se acercaron pues a las grutas y comprobaron que Nuredduna había liberado a su dulce cantor, lo que les provocó un cabreo negro de mucho cuidado y, como eran duchos en aquello de trabajar el marés, lapidaron por traidora a la bella enamorada, cual si de crueles talibán se hubiera tratado.

Nuredduna, medio muerta ya la muy infeliz, se refugió en la cueva donde había vivido su pasión con el cautivo. Encontró allí la lira que su amado había abandonado en la precipitada fuga y, tomándola en sus brazos, murió. Se dice que al expirar, las piedras de la cueva susurraron “Per un batec de l´ànsia amb què ton cor expira / daríem les centúries de calma que tenim”, es decir, “por un latido del ansia con que tu corazón expira / daríamos los siglos de calma que tenemos”. De ahí debe venir aquello de ¡Ay si las piedras hablaran!

CORAZÓN DE PIEDRA

Si las piedras hablaran . . .

Pero la tragedia no terminó aquí, Melesigeni sospechó lo que los talayóticos iban a hacer con Nuredduna y regresó al barco para contar a sus colegas su apasionada aventura ,—vamos, lo mismo que hizo L.M. Dominguín cuando se ligó a Ava Gardner—. Sus compañeros, rudos marinos acostumbrados a lidiar en sus travesías mediterráneas con Lestrigones, Cíclopes, Minotauros y Sirenas, decidieron aplicar un tratamiento que más tarde Alejandro Magno pondría de moda en Persépolis —el de no dejar piedra sobre piedra—.

Ulises y las sirenas

Ulises desafiando a las Sirenas.

Regresaron a Ses Païses de Artá en orden de combate con la idea de mostrar a sus pobladores las «bondades» del fuego griego y, en agradecimiento por los servicios prestados, arrasaron el asentamiento sin dejar títere con cabeza. En fin, eran tiempos donde las reclamaciones de los turistas eran algo más complicadas de resolver que hoy día.

GREEK WARRIORS

Melegiseni y sus amigos, algo enfadados, deciden vestir sus mejores galas de hoplitas.

Se dice que desde entonces, el espíritu doliente de nuestra prendada sibila pasea sin rumbo por las cuevas de Artá, siempre abrazada a su lira . . .

¡Buf! vaya final, de auténtica tragedia griega pero ya veis que, como tantas otras veces en la vida real, no siempre ganan los buenos y no siempre triunfa el amor 😦

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En el imaginario colectivo de las islas de todo el mundo se dan con frecuencia historias de amoríos imposibles que tienen grandes paralelismos con la de Nuredduna: en estos relatos, la chica suele ser de origen noble, guapa y además, está investida de cualidades sobresalientes; conoce al pimpollo que, a su vez, es un apuesto caballero que llega de ultramar; se encuentran, y a pesar de que todo juega en su contra, el flechazo es instantáneo; tras una hermosa pasión de complicado futuro, uno de ellos, o los dos, mueren en circunstancias trágicas, sin que haya lugar a la redención. Tras el fatal desenlace, queda su memoria flotando para siempre en las leyendas locales. Me refiero a relatos como los de Gara y Jonay, de la isla canaria de La Gomera, o el de Guanina y el Capitán Sotomayor, de nuestra muy querida isla de Puerto Rico. También hay otras fábulas sin un final tan tremendo, como la vivida por la ninfa Calipso y Ulises, en la mitológica isla de Ogigia.

El poeta don Miquel Costa y Llobera, natural de Pollença, fue el autor de “La deixa del geni grec” o “El legado del genio griego”, obra que le hizo ganar la Eglantina en los Juegos Florales de Barcelona de 1.902. En 1.947, con libreto de Miquel Forteza y música de Antonio Massana, fue convertida en la ópera Nuredduna.

El personaje de Nuredduna representa al fuego sagrado, a la tierra, a lo sólido, a la raigambre de la estirpe, mientras que Melesigeni y su lira simbolizan el expansionismo civilizador griego, auténtica alma mater de nuestra cultura occidental y mediterránea.

La escultura de Nuredduna que hoy está en la explanada de Can Pere Antoni, fue encargada por el Ayuntamiento de Palma a Remigia Caubet en 1.971. En 1.972 se aportaron los fondos; en 1.975 la escultura ya estaba terminada, pero no fue hasta 1.995 —tras veinte años de semi olvido en un depósito— cuando se colocó en su actual emplazamiento que, al menos, permite a la malhadada sibila mirar con melancolía hacia ese mar Mediterráneo por donde llegó su gran amor.

LOVE IN THE SAND

Y tú querido lector, si conocieras algún mito más como este, podrías contárnoslo aquí.

Créditos: Fotografías e imágenes del autor y de Wikimedia Commons.