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El hombre se adentra en la multitud por ahogar el clamor de su propio silencio”. Rabindranath Tagore, filósofo indio.

Mucho se habla en los mentideros del exceso de visitantes en Mallorca y en el resto de las Islas Baleares. No les falta razón, llevamos al menos cuatro años batiendo récords en la recepción de viajeros y la llegada de tanto turista, hace inevitable las incomodidades a cambio del beneficio económico que se producen.

Encontrar un lugar tranquilo parece una misión imposible y sólo yendo contra la tendencia se puede hallar algo de paz entre tanta vorágine. Por eso, en verano me gusta ir a Valldemossa a última hora de la tarde, cuando cae el sol y sus calles se han vaciado de visitantes. Entonces, el calor aprieta menos, la brisa —cuando la hay— es más fresca y se puede disfrutar de atardeceres en los que el sol crea sombras profundas que resaltan las texturas pétreas de las fachadas de los edificios. Además, en los límites del pueblo, se puede contemplar cómo las escarpadas laderas de la Sierra de Tramontana ganan relieve bajo la luz del ocaso.

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La luz rasante del atardecer crea estéticos claroscuros en las fachadas

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Con la caída del sol la calma regresa a las empinadas calles del pueblo

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Las macetas de flores añaden un sencillo encanto a las fachadas tradicionales

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Carrer de Catalina Homar, recordando a la conocida amante mallorquina del Archiduque Luis Salvador

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Tras la vorágine turística, vuelven a cobrar sentido las actividades atemporales, como la de esta señora bordando al fresco de las brisas pasantes por su zaguán

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Los animales domésticos también disfrutan de la calma y se solean antes del ocaso

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Nadie en los antiguos lavaderos públicos

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Todos los jardines guardan algún misterio ¿qué se ocultará tras la arboleda?

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Me gusta la luz cálida de los atardeceres y cómo realza los colores, es muy fotográfica

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Los últimos rayos solares bañan la fachada trasera de La Cartuja ¡cuanto más bella hubiera sido si el presupuesto hubiera permitido completar el segundo campanario!

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Vista de La Cartuja de Valldemossa con el fondo de la Sierra de Tramontana desde las afueras del pueblo

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Últimas luces sobre el valle en el que se enclava Valldemossa

Octubre llegará y con las calmas meteorológicas que suceden al verano, también vendrá la bajada del número de visitantes y el cierre gradual de muchos hoteles y restaurantes de la isla. Entonces las conversaciones virarán a la tan deseada “desestacionalización” y al necesario ajuste en el perfil de nuestros visitantes para ver cómo conseguirla. Mallorca recuperará sus ritmos tranquilos salpicados de tradiciones y ferias otoñales, que son reminiscencia de una vida a escala más humana.

Y la Villa valldemossina siempre acogedora en el corazón de la Serra, seguirá entregando a quien la busca parte de su esencia, formada de belleza, contemplación y sosiego.

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Créditos: Fotografías y artículo del autor con Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

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«Ningún lugar puede amarse si no se tienen recuerdos adquiridos en él» Marina Tavares, escritora portuguesa.

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Cada persona y cada sitio tienen al menos una historia interesante que narrar y, cuando conozco alguna que me sorprende, considero casi una obligación compartirla para que otros también se beneficien de aquello que aprendí. El conocimiento nos enriquece y es la herramienta capaz de transformar nuestro mundo.

En una marcha por la Sierra de Tramontana llegué a la Cova de sa Ermità Guiem o Font de sa Cova, en las alturas de Valldemossa. Para el que no haya estado allí, os diré que se trata de una cueva de ermitaños llena de enseres, como si aún estuviera siendo utilizada.

TRAMONTANA PURA

Madonna

Decidí escribir una entrada en mi blog y al documentarme, descubrí que sus orígenes como eremitorio se remontaban nada menos que al S. XIII y que fue Ramón Llull su impulsor. En un blog inglés encontré una foto del supuesto ermitaño actual —más bien parecía un hippie reconvertido—, pero al profundizar algo más, mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que en la actualidad aún existen al menos seis ermitaños —de los de verdad— en la Ermita de la Santísima Trinidad de Valldemossa.

GREG

Independientemente de la religiosidad de cada uno, no deja de ser sorprendente encontrar a día de hoy personas que, al igual que en la Edad Media, han decidido apartarse del mundo y vivir su espiritualidad según la vieja Regla de San Benito “ora et labora”. Para que los conozcáis, os dejo su imagen, publicada hace algunos años en un diario de tirada nacional.

ERMITAÑOS

Algo parecido me sucedió cuando un luminoso día de invierno conocí el Cabo y la Playa de Formentor, sobrecogiéndome su naturaleza espectacular y la paz que transmitía el lugar —era casi el único visitante—. No me sorprendió encontrar un solitario hotel en tan privilegiada ubicación, mejor dicho, lo que me llamó la atención es que solo fuera uno y, aunque estaba cerrado, decidí investigar sus orígenes.

HOTEL FORMENTOR PANORÁMICA 1

Si hoy día el Cabo de Formentor se conserva en en el impoluto estado en el que lo encontramos, es en gran parte debido a la pasión del poeta argentino Adán Diehl que, en plena Gran Depresión de 1.929, concibió y promovió este hotel para la élite cultural europea, invitando a su costa a aquellos artistas que no podían permitirse una estancia allí. La historia tras el hotel Formentor es bellísima y fue magníficamente relatada en el documental que dirigió Cesc Mulet, emitido por la 2 de TVE.

Sóller es otro rincón de Mallorca que llama la atención por su vitalidad, hecho que cualquiera que pasee por sus calles comprueba de inmediato. En la calle de La Luna —bonito nombre— existe un edificio modernista, perfectamente conservado, con una espectacular escalera en espiral, formando un conjunto de gran valor histórico y arquitectónico, se llama Can Prunera y hoy es el Museo Modernista de la ciudad.

ESCALERA ESPIRAL 2 CAN PRUNERA

Al buscar antecedentes para escribir una entrada sobre dicha institución, conocí la historia de la lucha de los sollerics contra el aislamiento que les imponían las malas comunicaciones a través de la agreste Sierra de Tramontana y comprobé que de ahí les venía su carácter emprendedor, aquel que les llevó a recorrer el mundo —con notable éxito— en busca de los medios con los que sacar adelante a sus familias; además, muchos de los que volvieron, ayudaron a embellecer su pueblo con parte de sus fortunas tan duramente adquiridas.

Pza. Constitución

Del arte modernista pasé al contemporáneo, porque siempre me llamó la atención el gran despliegue de actividad que realiza Es Baluard, me gusta el edificio, ejemplo de perfecto maridaje entre las nobles piedras de una fortificación que estaba en ruinas y un luminoso edificio vanguardista en pleno corazón de Palma.

ES BALUARD Y EL PUERTO

Como en los casos anteriores, al rascar un poco en la historia tras el nuevo museo, hallé en sus antecedentes un hecho olvidado y más que sorprendente , como fue la voladura de un gran tramo de la muralla, realizada con una mina llena de explosivos excavada bajo su cimentación ¡y esto sucedió en 1.963 nada menos! tal como lo contó en su momento el Diario de Mallorca. Las razones tras la salvajada fueron de pura especulación inmobiliaria, menos mal que la Justicia de la época cayó sobre los culpables, que pagaron cara su fechoría.

Es Baluard y Sa Riera

No hay entrada que prepare para este blog que no me haya hecho llegar a conocer hechos sorprendentes sobre la isla y cuanto más escribo, más me atrapa pues, cada rincón, cada piedra, cada calle, cada edificio, cada pueblo, cada nueva persona que conozco, suponen una ocasión más para el asombro.

Y aunque en una de mis antiguas entradas ya apunté un buen número de razones por las que venir a la isla, a ver si ahora hay alguien que se atreva a afirmar que Mallorca solo es sol y playa.

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Créditos: Fotografías del autor, salvo la de los ermitaños de la Tramontana, extraída del blog Hesiquía y la de Greg, el ermitaño hippie, encontrada en el blog de A. Humphries. Si se deseara ampliar el tamaño de las imágenes, pulsad sobre ellas.

«No viajo para ir a ningún lugar, sino por el placer de viajar. El reto consiste en comenzar a moverse». Robert Louis Stevenson.

Qué bueno es viajar, da igual la razón que te impulse a hacerlo: el puro deleite cultural, el salir de tu entorno, el aprender otros modos, el conocer diferentes costumbres, el enriquecedor trato con otras gentes, o quizá el interés por la historia y las leyendas que formaron los lugares, . . .  todos los motivos son buenos, nos hacen abrir ojos y mente, llevándonos a un estado de percepción superior ¿hay que buscar más excusas?

Ahora que se está terminando el Invierno y que muchos pensamos en cuál será el siguiente viaje, aquí tienes dieciocho buenas razones que te harán desear moverte por Mallorca, con las ventajas de hacerlo fuera de temporada:

Nº 1. La Sierra Tramontana. En la isla, además de playa y sol, tienes una espina dorsal montañosa que la recorre de Suroeste a Noreste y es ideal para conocerla a pie, siguiendo el cuidado trazado del sendero de gran recorrido G.R. 221 que transcurre por lugares de una belleza sobrecogedora.

TRAMONTANA PURA

Nº 2. Los campos de Mallorca explotan de color en todas las estaciones, sobre todo en Primavera y, en menor medida en el Otoño. Y en todos los demás sitios también —me diréis— pero aquí la combinación de diferentes paletas de ocres, verdes y amarillos contra el profundo azul de la mar y del cielo, los hace muy atractivos.

FLOR FUCSIA

Nº 3. Descubrir sus playas ocultas. Si a pesar de los paisajes serranos, eres de los que le gusta más la playa que la montaña y encuentras placer en localizar calas apartadas de las zonas de mayor concentración turística, no hace falta alejarse mucho de Palma para hallar —fuera de temporada— playas como esta de Portals, que colma las expectativas del beach comber más exigente.

PORTALS

Nº 4. Por sus puestas de sol. ¡Ah! mar y atardeceres, qué combinación más relajante. ¿Te gusta pedir deseos antes de que el Sol se acueste, o eres de los que prefiere sentir cómo se abren tus chacras, o tratas de vislumbrar el elusivo rayo verde?; entonces, nada como Mallorca para llenar tus aspiraciones con cientos de lugares desde los que extasiarse con el espectáculo, como este fotografiado en el Faro de Cap Gross, cerca del Puerto de Sóller.

CAP GROSS

Nº 5. Valldemossa y su Cartuja. Si el Rey Jaime II de Mallorca eligió Valldemossa para construirle un palacio a su hijo Sancho I, si George Sand y Frederick Chopin, también fueron allí a invernar y si además, el pueblo es Conjunto Histórico Artístico, algo tendrá el lugar ¿verdad?. Precioso enclave serrano a tan solo 14 Km de Palma, donde pasear por sus calles empedradas y relajarse en el claustro de la Cartuja, es uno de esos pequeños placeres que, quien llega a conocerlo, suele guardarlo para si.

CARTUJA

Nº 6. Caminar sin rumbo por las calles del casco antiguo de Palma, quererles extraer su misterio, maravillarse con los vivos colores de la arquitectura mediterránea, buscar las leyendas que cada rincón encierra en su antiguo barrio judío, o gótico, ponte las zapatillas de andar y explora . . .

COLOR ARQUITECTURA

Nº 7. Admirar los patios de las casas señoriales con su sencilla decoración, de cuyo sentido y función hablé también en esta entrada.

CAN CERA

Nº 8. La Seo —catedral gótica—, de imponentes arbotantes y contrafuertes, que le dan una potente presencia en el paisaje urbano de la Bahía de Palma. El inusual interior de su nave principal exenta, gracias a la rehabilitación de Gaudí y la curiosa Capilla decorada por Barceló. No dejes de visitar también el Museo Episcopal, lleno de ricas piezas de arte religioso.

CATEDRAL

Nº 9. Y perdido por las estrechas vías del centro encontrarse con Can Joan de S´Aigo, casa fundada nada menos que en 1.700 y entrar a probar una de las mejores ensaimadas y helados de almendra que podrás encontrar en Palma . . . y en el Mundo.

CAN JOAN S´AIGO

Nº 10. Y si hemos pecado con la ensaimada y con el helado de almendras, por qué no recaer con la exquisita sobrasada de porc negre autóctono y, ya que estamos en estas, nada mejor que acudir al centro por excelencia de las más importantes transacciones que se hacen en la ciudad y no, no son las bancarias, me refiero al Mercado de S´Olivar, enclave perfecto para comprobar el fluido pulso vital del centro histórico de la capital y lugar inmejorable para adquirir deliciosos productos típicos de la gastronomía local.

SOBRASADA

Nº 11. Descubrir originales Restaurantes como Patrón Lunares, en el Barrio de Santa Catalina o Can Punta, en el de Es Molinar, ambos localizados en antiguas zonas residenciales de pescadores y marineros, hoy convertidas en las nuevas áreas emergentes de la ciudad.

PATRÓN LUNARES

Nº 12. Disfrutar de un buen brunch-berenar en cualquiera de los cuidados locales de Cappuccino Grand Café, como este de la calle San Miguel, situado en un antigua casa señorial bien rehabilitada, mientras escuchas la envolvente música escogida por Pepe link, su DJ residente.

CAPPUCCI S MIGUEL

Nº 13. Pero si alimentamos el cuerpo, también deberíamos hacerlo con el espíritu y para ello, nada como darse una vuelta por  Es Baluard, el dinámico Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma, construido aprovechando una de las antiguas fortificaciones que protegían el Puerto,donde aparte de disfrutar de su colección permanente de obras de arte y, de las muchas exposiciones temporales que organizan a lo largo del año, también puedes aprender a bailar swing en sus originales Domingos Clandestinos . . .

ES BALUARD Y EL PUERTO

Nº 14. Si lo que te atrae es la Arquitectura, en el pueblo de Sóller puedes visitar Can Prunera, Museo Modernista alrededor de una vivienda de principios del siglo XX perfectamente conservada y con una espectacular escalera en espiral iluminada por un lucernario e inspiradora de cientos de fotografías.

CAN PRUNA

Nº 15. Quien diga que los mallorquines son cerrados, se equivoca y no ha tenido la fortuna de ser invitado a una de las más tradicionales fiestas que en el mes de Septiembre se celebran en la isla: las de la Vendimia en Binissalem o, Vermada dicho en mallorquín, donde todas las casas del pueblo se engalanan y abren a la calle en una cena multitudinaria que acoge a locales y forasteros en un alegre ambiente de abierta hospitalidad y armonía.

VERMADA

Nº 16. Gracias a las compañías aéreas low cost y a que en Mallorca puedes encontrar multitud de pequeños hoteles con mucho encanto, como Son Viscós en Valldemossa, Santa Clara en Palma o Can Simó en Alcudia, por citar sólo a tres de ellos, y sabed que fuera de temporada, se consiguen reservas por una una fracción de su coste en temporada alta, así quién no es capaz de organizar una escapada improvisada que solo puede darte satisfacciones.

TERRAZA

Nº 17. Terminar el día con este espectáculo natural mientras se cena en una terraza cerca del mar, es algo que no tiene precio.

PORTITXOL

Nº 18. Porque cada vez que dejas la isla, no se qué sucede, pero sólo se piensa en cuándo regresar . . .

PENSANDO REGRESAR________________

Y a ti, querido lector, seguro que se te ocurren 18.000 razones más para volver a Mallorca que, si quisieras compartir con todos, te lo agradeceríamos.

Créditos: Fotografías del autor bajo Licencia Creative Commons 4.0 Attribution-Share Alike.

“La soledad, que es un infierno para los que intentan salir de ella, es también una felicidad para los ermitaños que se esconden”. Kobo Abe.

Debo confesar que Mallorca no deja de sorprenderme y lo último que podía imaginar es que en mitad de la Sierra de Tramontana existiera un lugar como la Cova de s´Ermità Guiem.

En una reciente salida acompañado por una guía de montaña, nuestros pasos nos condujeron a esta Ermita y debo confesar, que me llamó poderosamente la atención, pues me pareció un lugar extraordinario por su situación y simbolismo, lo que me motivó a tratar de conocer más sobre su origen.

A pesar del nombre escrito en la puerta, su topónimo es Cova de s´Ermità Guiem o Font de sa Cova. Pulsar las imágenes para ampliarlas.

 

La cueva se encuentra en el corazón de la Sierra, al Sureste del Coll de Son Gallard, a unos 729,00 m de altura sobre el nivel del mar, en una plataforma orientada al Mediodía, con relajantes vistas de las laderas del Sur de la isla hasta el mar, en un ambiente que predispone a la contemplación de la Naturaleza y a la meditación.

Se trata de una pequeña cavidad natural de origen kárstico, dentro de un recinto cercado por una valla de piedra en seco. La gruta posee una antecámara de entrada, una cámara principal que hace de zona de estar y cocina y una tercera cámara trasera donde se almacenan aperos. En el techo se hallan dispuestos una serie de canalones de PVC cuya función es recoger el agua que se filtra a través de la roca caliza y llevarla a un pequeño algibe que hay en un lateral.

En el interior de la cueva coexisten, en curioso sincretismo, una serie de figuras religiosas, como crucifijos y estampas de Jesús, de la Virgen María y de los Santos, estatuillas de Buda, figuras del dios Shiva y otros símbolos de cuatro religiones diferentes. También hay un Nacimiento y diversos libros de poesía, de mística y de materias relacionadas con la espiritualidad.

Curioso sincretismo religioso (conciliación de varias doctrinas). Pulsar las imágenes para ampliarlas.

 

Dentro del espacio principal, sobre una superficie más o menos plana, hay una colchoneta tendida y en sus proximidades, diverso menaje de cocina, más libros y hasta una radio-despertardor, como si el habitante de la cueva se hallara temporalmente ausente.

Cámara principal-interior

Cámara principal dormitorio-cocina.

 

A pesar de que nada más entrar se ve un plato con monedas y de que el acceso es libre —su puerta de madera está siempre abierta—, la cueva no ha sido vandalizada. Por triste que parezca, este detalle me sorprendió, pero a la vez me alegró saber que hay un lugar no vigilado que es respetado por sus visitantes, que suelen ser caminantes que recorren la Ruta de s´Arxiduc.

Según me relataron, la cueva estuvo habitada hasta época reciente, por un eremita de avanzada edad que un día desapareció, sin que nadie supiera qué fue de él, lo cual añade un misterioso halo a este antiguo lugar de retiro, tan cargado de energía espiritual. Investigando un poco más, he encontrado este post en el blog de Alan Humphries, fechado en Mayo de 2.013, donde aparece una imagen del moderno ermitaño, un tal Greg, de luengas barbas y cabello blanco, con aspecto de extranjero entre jovial y hippie, de unos 60 años de edad, del que nada más se cuenta.

GREG

Greg, el moderno ermitaño.

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La Cueva del ermitaño Guillem, conocida también como Font de Sa Cova o Ermita de Son Moragues —según el topónimo que figura en la obra Die Balearen, publicada en 1.880 por el Archiduque Luís Salvador de Austria, es un verdadero Eremitorio. Allí vivió retirado del mundo el asceta Guillem de Sant Pau, hasta su fallecimiento en 1.635. Al considerarlo sus coetáneos un hombre santo, se conservó su cráneo como reliquia, hoy custodiada en la Ermita de la Trinidad de Valldemossa. También habitó en la cueva otro anacoreta menos conocido, Antonio de Sant Pau Ferrer +1.693, natural de Alaró y autor de la obra Mallorca Eremética donde asegura que en su soledad, fue perseguido por los demonios y, en diversas ocasiones, incluso azotado por ellos . . .

En otros tiempos, las reliquias de los Santos eran muy valiosas, llegando a existir en la Alta Edad Media un auténtico tráfico de reliquias. A estos restos conservados se les atribuía un enorme potencial benéfico, hasta el punto de que eran llevados por los religiosos que los custodiaban a las casas de los enfermos, con el fin de auxiliarles en su sanación o, en el caso de aquellos que se encontraban en las últimas, para ayudarles a bien morir y así asegurar su tránsito hacia el Paraíso. Se puede afirmar que las reliquias ejercían en los fieles una poderosa acción psicosomática y que, incluso hoy día, ese sentimiento perdura entre determinadas personas.

Relicario

Relicario medieval.

 

Los anacoretas, surgieron en Egipto y en otros lugares alrededor del Mediterráneo a partir del S.III; se trataba casi siempre de hombres, aunque también se dieron casos aislados de mujeres ermitañas, que decidían abandonar el mundo terrenal para buscar a Dios en la oración, la meditación, la soledad, la penitencia y la pobreza. Más adelante, la vida eremítica evolucionó en el monacato, y los ascetas se integraron en cenobios, aunque quien lo deseaba podía retirarse para vivir en soledad o en pequeñas comunidades creadas en ermitas cercanas a los grandes monasterios, cuya vida, solía regirse por la estricta Regla de San Benito, con su conocido lema ora et labora —reza y trabaja—.

S. Pablo el Ermitaño

Pablo el Ermitaño o Pablo el egipcio, venerado por la Iglesia Católica y la Iglesia Copta como el primer Santo en llevar una vida eremítica.

 

Hasta el año 2.010 hubo en Mallorca dos eremitorios: el de la Ermita de Betlem en Artá y el de la Ermita de la Santísima Trinidad de Valldemossa. Por chocante que nos resulte, hoy día aún quedan seis monjes ermitaños en la segunda, pertenecientes a la Congregación de Ermitaños de San Pablo y San Antonio.

Los eremitas en Mallorca surgieron allá por el S.XIII, siendo uno de los más ilustres, el propio Ramón Llull, que se retiró por un tiempo a orar en la Montaña de Cura (Miramar, Valldemossa) y también, la Valldemossina Hermana Santa Catalina Thomàs la Beateta, muy venerada en el pueblo serrano y autora de la obra mística Cartas Espirituales. El cuerpo de la Beateta reposa en una urna de vidrio en la Iglesia de Santa María Magdalena de Palma y, el de Ramón Llull, en la Iglesia de San Francisco, también de Palma. Ellos fueron pioneros de otros muchos que de forma anómina les sucedieron, viviendo durante años apartados del común y dedicados a la oración.

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Ramón Llull predicando.

 

Hace largo tiempo que ninguna persona con vocación de anacoreta llama a la puerta de la Ermita de Santísima Trinidad de Valldemossa, por lo que dicha Comunidad se extinguirá en un futuro no muy lejano y con ella, esta centenaria tradición mallorquina y la figura discreta de los ermitaños de la Sierra de Tramontana, cuyo modo de vida es para muchos imposible de entender en estos tiempos.

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Puedes llegar a la Cova de s´Ermità Guiem a pie, saliendo desde Valldemossa, tras una hora de marcha ascendente, siguiendo la ruta que recomienda Wikilocs, que además te llevará por otros bellos rincones de la Sierra de Tramontana con fantásticas vistas al mar, a través de la divisoria Noroeste-Sureste de la isla.

Si eres de los que se maneja bien con plano y altímetro, la Cueva aparece en el plano topográfico E-1:25.000, Mallorca Tramuntana Central, de la Editorial Alpina. Y si lo tuyo es el GPS, sus coordenadas polares son 39,725599 N 2,623935 E y las U.T.M. 31 S 467771 4397370. Hay otras aplicaciones para smartphones, como Endomondo, donde también puedes encontrar ayudas GPS para seguir ésta y otras sendas de la Sierra.


Créditos:
Fotografías del autor, salvo las de S. Pablo Ermitaño, Ramón Llull y el relicario, que son de Wikimedia Commons y la de Greg, el moderno ermitaño, extraída del blog de A. Humphries.

“Muchas cosas atraen mi mirada, pero pocas mi corazón”. Tim Redmon.

¡Hola! pasa y tómate un café. Acababa de llegar y me sorprendió la amable propuesta, casi ni me había dado tiempo a saludar. Tras una larga jornada por la Sierra de Tramontana, recorriendo las crestas que dominan Valldemossa, llegaba con ganas de soltar la mochila y darme una buena ducha, pero el café me revivió, como también lo hizo la conversación que mantuve con Michael y María, propietarios de Agroturismo Son Viscós. Parecía que estuvieran recibiendo a un pariente lejano y querido al que hace tiempo que no ven, en lugar de a un huésped más.

S TRAMONTANA

Encontré este alojamiento por pura casualidad, mientras surfeaba la web. Cuando viajo busco opciones a escala humana, aquellas que ofrecen más encanto que el que pueden dar los hoteles convencionales. Y en Mallorca fuera de temporada, no es difícil hallarlas a precios razonables.

Del exterior de Son Viscós llamó mi atención la ventana geminada, con su esbelto parteluz sobre la puerta de acceso, indicio de que el edificio podría ser muy antiguo, del siglo XIII o XIV. El resto de la fachada en piedra de marés, la convertía en una más de las que se ven en las zonas rurales de la isla y su situación, junto a la antigua carretera a Valldemossa, no la hacía destacar en exceso.

VENTANA GEMINADA Y ENREDADERA

Sin embargo, al traspasar el zaguán di con un interior cálido, decorado de forma acogedora con una mezcla ecléctica de muebles antiguos y piezas rústicas mallorquinas —¡Vaya! pensé, la belleza real está en el interior, como en las casas árabes— Michael me confirmó la antigüedad del inmueble, que fue Casa de Postas desde el año mil trescientos y pico, cuando la Cartuja Real de Valldemossa era residencia de Sancho-I El Pacífico, Rey de Mallorca y de ahí, su ubicación junto al hoy poco transitado camino.

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Mi habitación estaba en la planta baja, en lo que antaño fueron los establos. Suelo, techos y paredes pintados en blanco, con una enorme piedra incrustada en la pared, que le daba un toque original. Ya sabes, si no puedes demolerla, déjala y consigue de paso un efecto sorprendente. Con una noche negrísima de Luna Nueva y sin más ruido que un lejano rumor de agua, dormí como un bebé.

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Por la mañana conocí a Isabel, que me tenía preparado un delicioso desayuno en la terraza. No llevábamos hablando más de dos minutos y parecía que nos conociéramos de toda la vida ¡qué mujer encantadora! Se unió Michael a la tertulia y al preguntarle de nuevo sobre la casa, me contó que la estaban rehabilitando poco a poco, con esfuerzo, pero sin prisas, querían hacerlo bien.

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Como quien no quiere la cosa, Michael me preguntó si conocía los jardines y señalaba hacia lo que parecían ser unas huertas al otro lado de la carretera. Me dijo que dentro estaban las ruinas de dos molinos árabes, un bosquecillo de bambú, algún salto de agua y yo confieso que miraba escéptico hacia donde indicaba, pues creía que fantaseaba un tanto. Pero Isabel me dijo —vamos, que te acompaño un poco— y traspasamos la cancela hacia una zona abancalada de antiguos cultivos comunicados por trochas. Aquello era salvaje, un jardín natural que se extendía a ambos lados de la finca partida en dos por una torrentera con gran cantidad de agua —la que en tiempos movió los molinos— agua que descendía con fuerza desde la vecina Sierra de Tramontana, todo un lujo en Mallorca.

Isabel regresó a sus ocupaciones y me quedé solo visitando los molinos árabes, uno de cereal, el otro de papel; bajé al inusual bosquecillo de bambú y pasé al otro lado del barranco, donde encontré más vegetación en forma de bosque de pinos, saladinas, acebuches y sabinas, con un sotobosque lujuriante lleno de flores raras que no conocía. Las estribaciones de la Sierra de Tramontana ponían fondo al espectacular decorado.

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Tras deambular sin prisa por los rincones de aquel vergel escondido, me senté un rato a meditar. Caí en la cuenta de que existe gente que sueña y se queda quieta, y gente que sueña y trabaja cada día para hacer realidad lo que sueña. Pensaba también sobre cuál es el factor que marca la diferencia entre una estancia placentera y otra inolvidable. ¿El lugar?, puede; ¿la decoración?, quizá; ¿las personas?, sin duda y me vinieron a la cabeza palabras como amor, cariño, dedicación, ilusión, optimismo, sencillez, atención . . . en definitiva, aquellas que siempre han regido las antiguas leyes de la hospitalidad, aquellas que forman la vía que va directa al corazón.

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Nota del autor: Esta entrada la he escrito motu proprio, de acuerdo con el Código de Confianza C0C, nadie me la pidió y si lo he hecho así, ha sido en justo agradecimiento a la estupenda experiencia que viví en Son Viscós. Son las personas como Isabel, María y Michael, las que hacen que el mundo sea un poquito mejor cada día y fue un verdadero placer compartir su compañía y sus conversaciones.

C0C Básico

Actualización de Abril de 2015: El prestigioso periódico New York Times, recomienda a Son Viscós como alojamiento al final de este artículo sobre la pujante cocina mallorquina.

(Fotografías del autor excepto las denominadas Terraza, Puente, Estudio, Piedra, Romero, Jardín-1 y Jardín-2, cedidas por Agroturismo Son Viscós).

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Tras años trabajando en una gran Consultora —lo más parecido a una moderna esclavitud— lo había conseguido: empezaba una nueva etapa en una compañía del IBEX, además era de las del lado del capital, no del de los servicios. La diferencia es sustancial: el que paga manda y solo conoce de soslayo la agonía de la lucha por cada nuevo contrato.

Fue citado por el Director General para su primera asignación: Mallorca. ¡Bien! pensó. Más su gozo fue efímero: su mandato consistía en organizar el cierre gradual de la Delegación local. Shit happens! Todo el mundo  prefiere crear, no destruir. Incluso los ejecutivos.

Jornadas interminables incluyendo fines de semana y mucho estrés. Morituri te salutant era el recibimiento que cada mañana le brindaban aquellos que iban a perder su trabajo. Y encima, no conocía a nadie con quien poderse tomar una cerveza y charlar de algo agradable.

Por la noche corría por el Paseo Marítimo, se despejaba con el frescor de las brisas vespertinas y la vista de los yates, como el espectacular Nabila. Pensaba en cuanto mejor le iría si se dedicara al tráfico de armas, tal como hacía el propietario de aquel “chinchorro”, en fin, tonterías que solo se le ocurrían a esas horas.

PASEO MARITIMO PALMAPuerto deportivo junto al Paseo Marítimo.

 

NABILANabila

 

Tras dos meses sin parar y con un punto de desesperanza, llegó la Caballería al rescate en forma de cliente agradecido, o quizá apiadado por su estado anímico. En una conversación no tan intrascendente, le preguntó si conocía la Cartuja Real de Valldemossa y, ante su negativa, le sugirió la posibilidad de visitarla y pasear por sus jardines, —total solo se encuentra a 14 km de Palma— le dijo.

Esa tarde adelantó su salida y llegó a Valldemossa con el sol cayendo. Apenas quedaban ya visitantes, la temperatura era agradable y aún pudo disfrutar de los jardines de la Cartuja antes del cierre. Se quedó solo, entre cipreses y arrayanes, escuchando el correr del agua y los cantos de mil jilgueros. Desde su arribada a Mallorca fue la primera vez que entró en sintonía con la Naturaleza isleña, entonces cayó en la cuenta de que su estrés había desaparecido y se sintió libre . . .

Fotos de Valldemossa, pulsar para ampliar las imágenes.

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El pueblo de Valldemossa se encuentra en la cara Sur de la Sierra de Tramontana, precioso conjunto de edificios de piedra con cubiertas de teja árabe y estrechas callejuelas. La Cartuja Real fue alojamiento del Wali musulmán y, tras la conquista, el Rey Jaime II de Mallorca ordenó su reforma en 1.309, con el fin de que su asmático hijo Sancho I, conocido más tarde como “el Pacífico”, tuviera un lugar donde pudiera respirar mejor.

Jaime II de Mallorca

Jaime II, Rey de Mallorca

 

En 1.399 tras la desaparición de la dinastía mallorquina, Martín I El Humano Rey de Aragón, cedió el Palacio a la Orden Cartuja para que fundara un monasterio que sus monjes ocuparían y transformarían durante los siguientes cuatro siglos. En 1.835 la Desamortización de Mendizábal expulsó a los frailes y la Cartuja pasó a manos privadas. En pleno Romanticismo, hacia 1.838, el compositor Frederic Chopin y la escritora George Sand alquilaron una de las celdas para invernar. Su vida “en pecado” fue piedra de escándalo para la tradicional sociedad valdemosina y, mientras George Sand les agradecía la deferencia escribiendo “un Invierno en Mallorca”, feroz diatriba contra los usos isleños, Frederic Chopin compuso los introspectivos Preludios opus 28. Hoy día, aún es posible pernoctar en la Cartuja Real, pues cuenta con varios apartamentos  decorados con señorial estilo mallorquín en un entorno de espectaculares vistas, sobre todo para los afortunados que se alojen en su torre.

Pero nuestro estresado ejecutivo prefería Son Viscós para sus estancias, una antigua casa de postas que por mérito propio, será objeto de una entrada dedicada en este blog. A la hora de comer tenía que ser rápido y acudía a la sucursal local de Cappuccino Grand Cafe, donde sirven eclécticos menús a cualquier hora, siendo su favorito el pollo al curry con langostinos y la deliciosa tarta de zanahoria que allí preparan.

Créditos: Fotografías en blanco y negro del autor, resto con licencia Wikimedia Commons.
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