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Un terrateniente no puede cultivar sus tierras sin extender el bienestar a su alrededor. Los cultivos ricos, campesinos satisfechos y un paisaje rural próspero son las recompensas por sus esfuerzos”. Antoine-Laurent de Lavoisier.

Las possessions mallorquinas eran grandes fincas dedicadas a las actividades propias del Sector Primario: agricultura, ganadería, apicultura, caza o explotación forestal. Dada su actividad, fueron intensivas en mano de obra hasta que a mediados del  siglo XIX se introdujo en ellas cierto nivel de mecanización. Su época de esplendor y decadencia fue paralela a las de las grandes casas que se dieron en las orillas europeas del Mediterráneo Occidental, rasgos que se describen muy bien en El Gatopardo, maravillosa película de 1967 dirigida por Luchino Visconti.

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Campos de labor en Es Calderers, en primer término se ve una noria de las llamadas «de sang» en las que una mula con anteojeras daba vueltas para mover los canjilones que extraían el agua del pozo.

En Mallorca llegaron a existir cerca de 1.300 possessions repartidas por toda la isla, según el censo que aparece reflejado en el conocido mapa del Cardenal Despuig cuya publicación data de 1785.

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Plano de 1785 del Cardenal Despuig en el que se representan las casi 1300 possessions que existían en Mallorca a finales del siglo XVIII. Fuente: Wikimedia Commons.

Durante más de cinco siglos las possessions sustentaron a gran parte de los mallorquines y fueron un pilar fundamental en la economía isleña si bien de forma local, pues el transporte de mercancías desde las zonas agrícolas de Mallorca al resto de la isla o a sus puertos, se hacía con carretas o en trenes de mulas y era muy costoso. La industrialización de los campos mallorquines fue relativamente tardía y siempre estuvo circunscrita a los elevados costes de importación de las máquinas.

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Camino carretero a Raixa.

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Máquina de confeccionar pacas de paja para alimentar al ganado, principios del siglo XIX, Granja de Esporlas.

El origen de las possessions puede rastrearse hasta la Mallorca islámica en la que existieron diversas alquerías en lugares con abundancia de agua y tierras cultivables (Alfabia, Raixa, Fornalutx). Tras la toma de la isla en 1229 por Jaime-I el Conquistador, Rey de Aragón, se produjo su repartiment entre los Nobles Caballeros que colaboraron en la Conquista y el propio Rey, con el fin de que cada uno gobernara sus tierras conforme a los usos del feudalismo que regía aquellos tiempos.

Los Senyors, descendientes de aquellos Caballeros que acompañaron al buen Rey Don Jaime-I y que formaron la nobleza isleña, fueron los propietarios originales de las tierras. Con el tiempo, las particiones hereditarias y las necesidades económicas de algunos nobles, facilitaron el que familias de la burguesía y del campesinado acomodado se convirtieran también en terratenientes, situación que se dio en época tan temprana como el siglo XIV, caso de la Familia Ballester de Manacor.

Al margen de quienes fueran sus propietarios, el funcionamiento de las possessions requería del concurso de varias figuras esenciales:

El Amo era el hombre de confianza del senyor, pues su cometido era el de ser su administrador —Director General lo llamaríamos hoy— y como consecuencia era el responsable de la producción y del personal que laboraba la finca; su trabajo lo desarrollaba a cambio del pago al senyor de una renta anual en metálico. En otras casas, la gestión recaía en el Amitger el cual acordaba con el propietario los derechos y obligaciones correspondientes a cada uno, pero lo más importante era que en dicha relación se establecía el sistema de reparto de ganancias. El tercer modelo de gestión habitual en estas fincas era la contratación de un Mayoral que dependía del senyor, que a cambio le abonaba un salario por sus servicios. 

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Despacho del Amo de Es Calderers.

La Madona era la mujer del amo, del amitger o del mayoral, según los casos, y sus habilidades eran tan necesarias como las de su marido para el buen funcionamiento de las possessions, dado que de ella dependía todo lo relativo al orden doméstico y la alimentación, tanto de los senyors, como de los pagesos. Empleando la terminología actual se podría afirmar que la madona era la Directora de Logística de la possessió.

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Cocina de senyors, Es Calderers.

Los Pagesos formaban la fuerza laboral que se encargaba de las tareas del campo, así como de las bestias y maquinaria al servicio de la producción. Dos tipos de operarios trabajaban en las possessions: los que hoy llamaríamos fijos de plantilla, conocidos como Missatges, que según sus oficios eran parellers, pastors, porquers, bovers o garriguers y los trabajadores temporeros, que ejercían su actividad estacional como bracers, exsecalladors, podadors, margers, figueraleres o collidors d´ametllers, d´olives, etc.

Las llamadas Cases de Possessió eran el lugar donde además de las instalaciones productivas, se encontraban las residencias de sus habitantes; se disponían en sitios prominentes de la propiedad, siempre cerca de las tierras de labor. Su estilo arquitectónico suele denominarse Rústico Mallorquín, una forma de construir funcional que compartía muchos elementos comunes. En origen formaban un conjunto cerrado de carácter defensivo, pues no debe olvidarse que los ataques de piratas berberiscos fueron la triste constante en Mallorca, entre los siglos XIV al XIX.

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Torre defensiva en el acceso a Balitx d´Avall.

La Clastra o patio es el espacio alrededor del cual se organizan las diversas dependencias de la possessió como caballerizas, molino, tafona, celler, forn y otras zonas de producción, así como los alojamientos del personal y de los propietarios. Muchas clastras presentan un pavimento empedrado con pendiente hacia el sumidero de recogida de aguas pluviales de la cisterna, que para su extracción contaba con brocal dotado de jai, cubo y cucharón de cobre, así como con un gran árbol —palmera, almez, araucaria o plátano de sombra— como característica utilitaria y decorativa. La clastra era lugar de paso y el espacio en el que se desarrollaba gran parte de la actividad cotidiana.

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Clastra o patio de Sollerich, con brocal, cubo y cucharón.

Aunque las fachadas de les cases de possessió son austeras y habitualmente construidas con mampostería de ripio, las destinadas a los senyors poseían sencillos elementos ornamentales que denotaban su carácter: ventanas de mayor tamaño con o sin recercados labrados, balcones, entradas con escaleras, galerías porticadas y, a veces, los escudos de armas sobre el acceso. Los acabados de las fachadas del resto de edificios eran de notable sencillez.

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Fachada principal de Es Calderers con la puerta sobreelevada y dos leones yacentes protegiendo la entrada.

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Puerta blasonada de acceso principal a Sollerich y detalle parcial de su fachada, que está confeccionada con mampostería careada de piezas regulares colocadas a matajunta. Sobre la clave del arco se aprecia el Escudo de Armas de los Marqueses de Sollerich.

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Escalera de entrada desde la clastra a la casa de los senyors de Alfàbia, su puerta está recercada con jambas y dintel con frontón de fina labra renacentista.

En los interiores de los inmuebles era donde se apreciaba la evidente diferencia de clases sociales que rigió durante tantos siglos en la sociedad mallorquina. El lujo era la norma en los salones de entrada y de recibir, también en los alojamientos privados de los senyors, de los invitados y de sus hijos, así como en la Capilla —casi todas las possessions tienen una— y continuaba por el resto de la casa que solía contar con cocinas separadas para los senyors y los operarios.

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Salón de retratos en Alfàbia.

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Salón de entrada a Es Calderers, con bonitas bóvedas de arista formando su techo.

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Capilla barroca de Sollerich cuyas paredes y bovedas se encuentran completamente decoradas por frescos.

Las habitaciones del amo y de la madona aun siendo austeras, contaban con algún mobiliario; los alojamientos de los trabajadores eran básicos, pues aparte de los jergones y armarios para enseres, poco más tenían que alguna jofaina con su soporte, bancos y mesas para comer, siendo normal que los mozos de caballerizas durmieran en los establos junto a las bestias. Los temporeros se alojaban en barracones dotados de jergones y hogares con lumbre u hornillos para cocinar, siendo estricta la separación entre sexos en espacios independientes. Como curiosidad diré que en la visita a una de las possessions, me comentaron que los temporeros solían agruparse por pueblos de manera espontánea, mezclándose poco entre ellos, vaya usted a saber por qué extraños recelos vecinales.

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Dormitorio del Amo y de la Madona, con bacinilla sobre la cama y un maridín o calientapiés en la pared, Es Calderers.

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Dormitorio de trabajador cuyo lecho es un sencillo jergón de paja, Es Calderers.

En el siglo XVIII la Ilustración aportó nuevos aires a la vida mallorquina y los propietarios de las possessions no fueron ajenos a ellos, pues al fin y al cabo casi siempre formaron parte de una élite bien formada que poseía buenas bibliotecas en sus casas —Alfàbia, Es Calderers o la Granja de Esporlas, son buenos ejemplos de ello—. Del mismo modo, contar con bellos jardines fue otra aportación de la época que ayudó a embellecer aún más las residencias de los terratenientes, casos de Raixa, Alfàbia o Son Berga Nou entre otras.

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Biblioteca de Alfàbia, entre sus volúmenes se encontraba el original del «Llibre del Repartiment del Rei Jaume-II», del siglo XIV, hoy día conservado por la Consejería de Cultura.

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Escalera de Apolo en los jardines de Raixa, ordenados construir por el Cardenal Despuig, hermano del Conde de Montenegro.

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Galería de hidrías para juegos de agua en Alfàbia.

Hace tiempo que las possessions dejaron de ser uno de los motores de la economía isleña. De las que aún perviven, algunas están abiertas al público para su visita como auténticos testimonios antropológicos de un pasado que no volverá, pero que fue muy importante en la vida mallorquina, es el caso de Alfàbia, Es Calderers o la Granja de Esporlas; otras fueron compradas por la Administración para su disfrute público como Raixa, Son Amer, Son Figueroles, Son Fortuny o Son Moragues; también las hay que se vendieron y hoy día son alojamientos de lujo en los que además, se desarrollan actividades de corte ecológico, como Pedruxella Gran. Un buen número de possessions pertenecen a los herederos de los antiguos propietarios a los que cada vez cuesta más sostener sus centenarias casas, dado que el mantenimiento del patrimonio monumental siempre fue tarea costosa en términos económicos y dedicación; muchas otras se encuentran cerradas y en diversos estados de conservación, esperando volver a encontrar su lugar en un futuro incierto.

Al documentarme para escribir este artículo me encontré con Itinerem, una iniciativa cuyo objetivo es la creación de un Itinerario Cultural del Consejo de Europa en torno a las casas rurales históricas del Mediterráneo, que en Mallorca son conocidas como possessions, en Cataluña como masías y en Sicilia como masserias; sus motores de desarrollo son la participación ciudadana, la difusión de nuestra Historia y el turismo cultural sostenible. Diego Zaforteza es su cabeza visible y aquí nos explica en dos minutos tan interesante proyectoque sin duda ayudaría a la conservación del patrimonio mallorquín, a la vez que serviría para promover un tipo de turismo alejado del de sol y playa, pero a su vez complementario a la actual oferta disponible en Mallorca como destino vacacional.

Galería fotográfica: pulsad en cualquier imagen para apreciarlas a mayor tamaño o verlas en forma de secuencia.

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C0C Básico

Nota del autor: Para la elaboración de esta entrada, no he recibido muestras de los  productos o servicios mencionados, ni incentivos o atención de ningún tipo, ni tampoco mantengo relación especial con los citados.

Créditos: Fotografías y artículo del autor publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

 

«La renta es aquella parte del producto de la tierra que se paga al terrateniente por el uso de las energías originales e indestructibles del suelo» David Ricardo, Economista inglés del siglo XVIII.

Este encabezamiento sólo puede llevarnos a hablar de una antigua y bella possessió, hoy finca pública, pero que muchos siglos antes de que el turismo se convirtiera en el motor económico de la isla, era una de las más importantes entre las mil fincas agrícolas o possessions que sustentaban la vida de los pageses y senyors mallorquines. Me refiero a Raixa.

Situada en el km 12 de la carretera Palma-Sóller, dentro del Término Municipal de Bunyola, sobre una ladera que mira hacia el Sur en las estribaciones de la Sierra de Tramontana, fue en origen una alquería musulmana con abundancia de agua que, tras la conquista de la isla por Jaime I, Rey de Aragón, fue entregada por el propio monarca a Ponce IV, Conde de Ampurias, uno de los nobles que le acompañó en la empresa; después, pasó a manos de la familia Sureda de Sant Martí y más tarde, a los Zaforteza-Tagamanent.

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Fachada principal de la possessió, orientada al Sur y protegida de los vientros de tramontana por Sa Muntanyeta

La historia de la casa fue tan turbulenta como la de la propia isla de Mallorca, de la que otro día hablaré. En 1522 fue dada al fuego por los enemigos del Emperador Carlos I en la Guerra de las Germanías que, en Mallorca se conoció como Insurrección de los forans, ya que Pere-Joan Safortesa y Descatlar, a la sazón propietario del conjunto, se alineó con la causa del Emperador. En 1660 la finca pasó a manos de la familia Despuig, Condes de Montenegro, cuyos miembros reformaron, ampliaron y embellecieron la propiedad que, conoció su tiempo de mayor esplendor durante el siglo XVIII, cuando de su gobierno se ocuparon los hermanos Joan y Antoni Despuig y Dameto.

Antoni, el segundo hermano, fue todo un personaje en la Mallorca ilustrada, pues combinó su carrera eclesiástica, en la que llegó a ser Cardenal, con el mecenazgo y el coleccionismo de Arte. Amante de la escultura, en Raixa dió trabajo a los artistas Pascual Cortés, Luis Melis y Francesco Lazzarini. Con la aprobación de su hermano Joan, IV Conde de Montenegro, convirtió la casa en una villa neoclásica monumental, para cuya  construcción contrató a afamados arquitectos y maestros de obra que diseñaron bellos aposentos y jardines, obras que no pudo ver terminadas, dado que el Papa Pío VIII lo llamó a Roma y ya nunca pudo regresar a Mallorca.

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Monseñor Antonio Despuig y Dameto, clérigo, mecenas de y coleccionista de Arte e impulsor de la Raixa monumental

Desde el punto de vista arquitectónico, los edificios poseen una estructura de madera en forjados y cubierta, sustentada por muros de carga de mampostería de ripio ligada con morteros de cal. Las distintas dependencias se organizan alrededor del patio o clastra,  en el que también hay un pozo en una de sus esquinas. En el perímetro del patio se encuentran la almazara, los antiguos establos, el alojamiento de los aparceros y demás trabajadores de la possessió, la capilla y también, los aposentos de los propietarios que, como curiosidad, cuentan con una galería de estilo italianizante orientada al mediodía, desde la que se aprecia un buen panorama de los jardines y del valle que va abriéndose hacia Palma.

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Patio o clastra de la casa y ámbito en el que se desarrollaban las actividades diarias de la possessió

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La simplicidad es belleza: soporte en hierro forjado de la garrocha del pozo

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Bonito claroscuro en el pasadizo de salida de la almazara hacia el patio

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Horca para la elevación de los sacos de grano a la tolva del molino, pura ingeniería dieciochesca

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Galería orientada al mediodía en los alojamientos del senyor de la casa

 

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Puerta de acceso a la galería porticada de la cara Sur

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No se comprende una possessió sin su capilla, la de Raixa se enclava en una de las partes más antiguas de la casa, cuya bóveda data del siglo XVI

Rodeando el exterior se hallan los jardines que tanto prestigio dieron a Raixa, conocidos por los nombres dels Tarongers, de la Galería, de Entrada y de Apolo. De éste último llama la atención el hecho de que fuera encargado por un prelado, pues el jardín tiene como figura central al dios griego Apolo y a las musas de la Poesía, siendo su estilo neoclásico y su carácter eminentemente profano.

Con toda seguridad, esta obra debió ser causa de más de una polémica en la Mallorca de su tiempo, máxime considerando el conservadurismo de su sociedad y el hecho de que la Iglesia era más bien contraria a la Ilustración; pero está claro que el Cardenal Despuig fue un gran hombre que supo congeniar la tradición religiosa y las nuevas ideas surgidas en Francia posrevolucionaria. De hecho, de él se cuenta que durante su estancia en Roma, fue el principal valedor en el proceso de santificación de la mística Valldemossina Santa Catalina Tomás, la cual, de joven sirvió en Raixa al servicio de la familia Safortesa-Tagamanent, antigua propietaria de la casa. Hoy día, la Santa se encuentra enterrada en la Iglesia palmesana de Santa María Magdalena y, junto su entrada principal, se encuentra un busto en bronce del Cardenal Despuig, lo que ahora me lleva a entender la relación entre ambos personajes. Por si acaso, advierto a los maliciosos que la Santa y el Cardenal no fueron coetáneos, pues sus vidas estuvieron separadas por casi trescientos años. Ya se sabe que, entre santa y santo pared de cal y canto y, en el presente caso, algo más :))

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La escalera de los Jardines de Apolo, de bella factura neoclásica, elemento singular de la Arquitectura mallorquina del XVIII

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Escalera de salida a los jardines de la Galería

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Jardines de la Galería de estilo italianizante

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Estanque con escultura, una de las pasiones artísticas del Cardenal Despuig

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Fuente con angelote y rostros burlones en los jardines de Raixa

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Terraza-cenador sobre el estanque que se construyó para acumular agua de riego para las huertas y jardines de la casa

A principios del siglo XX, con el advenimiento de la industrialización y de los grandes cambios sociales que ésta trajo, las grandes casas europeas y, con ellas las mallorquinas, se convirtieron en inviables; con toda probabilidad, esta causa hizo que la familia Despuig vendiera la finca —ya en franca decadencia— al empresario mallorquín Antoni Jaume. Con el tiempo Raixa cayó en el abandono y sufrió graves deterioros, aunque nunca fue del todo olvidada pues, gracias a su singular atractivo, sirvió de escenario en películas como Bearn o la Sala de las Muñecas y Muerte Bajo el Sol, films que en cierto modo, ayudan a imaginar cómo era la vida en el interior de una gran possessió.

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Curioso pabellón ochavado coronando un depósito de agua en un punto elevado de la finca. Según me contaron se construyó en el siglo XIX y se empleaba como salón de fumar

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Interior del salón de fumar, cuyo corte es de estilo orientalizante, corriente que se puso de moda a finales del XIX en la Europa del Romanticismo. El banco ochavado decora el pilar central de la cubierta: ahora tratad de maginar esta sala en su tiempo, aderezada con almohadones y divanes sobre alfombras en las que poder relajarse . . .

Pero la historia esta vez tiene un final feliz, pues por su valor histórico y etnológico, en 1993 Raixa recibió un más que ganado nombramiento como Bien de Interés Cultural (B.I.C.) gracias al cual, su mantenimiento quedaba casi asegurado. A finales de 2001, tras veinticinco años de polémica, la finca fue adquirida por el Govern y el Consell de Mallorca que, poco a poco financian su rehabilitación para el disfrute público como Centro de Interpretación y Visitantes de la Sierra de Tramontana, con acceso libre y gratuito por el momento.

Digno final, para una noble casa mallorquina que estuvo a punto de perderse por la ruina, representante de toda una cultura y de un modo de vida ya desaparecido, que merece la pena conocer y difundir, por haber formado parte de nuestra Historia.

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En la página web del Consell de Mallorca figura información útil para aquellos interesados en visitar esta maravilla de nuestro patrimonio que es Raixa.

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Créditos: Fotografías y artículo del autor con Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, libre copia y circulación citando autoría, sin modificación de textos o imágenes, para usos no comerciales.

En la entrada anterior traté sobre encinas, olivos y pinos, tres especies omnipresentes en las tierras que baña el Mediterráneo. Nos quedan aún otras siete más cuya presencia en nuestra verde isla mallorquina merece la pena ser mencionada.

4.- El almendro, primus dulcis, en mallorquín ametller, especie cultivada muy común en los campos mallorquines, culpable de que entre finales de Enero y principios de Marzo estos campos se tiñan de un bellísimo blanco que les da un un toque poético que preludia la Primavera. La almendra mallorquina —de más que justificada fama—, es un fruto seco delicioso con un importante papel en la gastronomía local, pues es rica en aceites, vitaminas, minerales y fibras; producto esencial en la respostería isleña, gracias a ellas, entre otras delicias podemos degustar el exquisito helado de ametller de Can Joan de S´Aigo, que no hay otro igual en el mundo. El halo romántico de los almendros en flor siempre ha inspirado a los poetas y en todas las sociedades que lo cultivan, se le tiene por símbolo del primer amor.

Bajo ese almendro florido,

todo cargado de flor

—recordé—, yo he maldecido

mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida

me he parado a meditar . . .

¡Juventud nunca vivida,

quién te volviera a soñar!

Antonio Machado

En las imágenes muestro campos de almendros en las inmediaciones de la Finca Pública Raixa.

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5.- La palmera datilera y los palmitos, phoenix dactylifera y chamareops humilis. A pesar del tamaño que algunos ejemplares alcanzan, se trata de plantas herbáceas de tronco recto y rugosa corteza. Los puristas consideran a las palmeras como una especie intrusiva y así es, puesto que fueron introducidas por los árabes en el siglo X, sin embargo, forman parte del paisaje mallorquín y no me imagino a la isla sin ellas. Los palmitos —casi nadie lo sabe—, son las únicas palmeras originarias de Europa y como consecuencia, habituales en los paisajes alrededor del Mare Nostrum. Ambas especies son muy resistentes a la carencia de humedad y a los suelos de escasos nutrientes, dándose bien en las proximidades del mar. Su empleo principal es ornamental, decorando calles, jardines y fincas campestres. Una terrible plaga está afectando a las palmeras datileras del levante y sur español, incluyendo a las baleáricas; se trata del ataque del picudo rojo, morrut roig —se le llama en la Región Valenciana—, feo escarabajo invasivo precedente de Asia, cuyas gruesas larvas devoran los corazones de las palmeras que, una vez infestadas, tienen pocas posibilidades de sobrevivir. La erradicación de estos coleópteros es muy difícil y se basa en métodos fitosanitarios de compleja y costosa aplicación. En las imágenes vemos diversas especies de palmeras, en los Jardines de Alfabia, en la Plaza de Cavallería de Palma, en Son Antem, en Portitxol y un grupo de palmitos en Balitx d´Avall.

PALMERAS ALFABIA PALMERA 1 PALMERAS GOLF 2 PALMERAS PORTITXOLPALMITOS

6.- El algarrobo, ceratonia siliqua, en mallorquín garrover, especie que de antiguo formaba parte de las maquias litorales de Mallorca junto al acebuche, pero que en el siglo XIX comenzó a cultivarse para sustituir a los viñedos que habían sido devastados por la plaga de filoxera y ahora forman bellas agrupaciones en los campos de la isla. Su fruto, la algarroba, se emplea como forraje del ganado por su elevado contenido en proteínas vegetales de alta calidad y así de rica sabe luego la sobrasada de porc negre. En algunas firas de los pueblos mallorquines se venden galletas hechas con harina de algarroba, están ricas, pero creedme que son de consistencia más que sólida. En la imagen vemos un hermoso algarrobo en una finca rural mallorquina.

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7.- El ciprés, cupressus, en mallorquín xiprer, árbol elegante de elevada talla y copa cónica que también es una estampa típica del Mediterráneo. En España se asocian a los cementerios, pues no hay pueblo sin cipreses en sus camposantos; sin embargo, es también un bello árbol de estilizada figura y cualidades arquitectónicas, pues decoran bien las márgenes de los caminos o los linderos de propiedades. Son de hoja perenne y muy longevos, llegando a vivir más de 300 años; su madera tiene escaso interés industrial y antes se empleaba para construir embalajes, aunque también a veces tiene usos más dignos, como componente de las cajas de resonancia de las guitarras. Los cipreses que aparecen en las imágenes son de la Finca Pública Raixa y del claustro del Convento de Santo Domingo, en Inca.

CIPRÉS CIPRESES CLAUSTRO

8.- El plátano de sombra, platanus hispanica o acerifolia, en mallorquín platero. Se trata de una especie foránea, de origen americano y asiático, aunque la que se ve en nuestras calles es un híbrido de ambos. Su empleo principal es en jardinería urbana, para dar protección a nuestras calles de la fuerte insolación estival; son de hoja caduca, duros, longevos y poco exigentes con los suelos, soportando bien las podas y la polución urbana. La imagen que aporto es del espectacular y antiguo ejemplar que puede admirarse en el patio —clastra— situado tras el zaguán de entrada a la Casa de Alfabia, cuyas proporciones son muy superiores a las que habitualmente se ven en las calles de las ciudades isleñas.

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9.- El ficus, ficus rubiginosa, del que desconozco su nombre mallorquín, es un árbol de procedencia australiana existente en zonas subtropicales de dicho continente, aunque se adapta bien a climas templados. Alcanza también proporciones grandiosas y es tan ávido de humedad, que la toma del aire mediante raíces aéreas que proyecta desde sus ramas hacia el suelo, hasta que llegan a penetrar en él, lo que crea bases adicionales que forman con el tiempo nuevos apoyos para el tronco. En la imagen muestro parte del ejemplar que crece en el jardín de la Casa de la Misericordia, que fue plantado hacia 1.827 cuando se creó el Jardín Botánico del antiguo Hospital General; con sus más de 30 m de altura, es sin duda, el árbol de mayor tamaño de los existentes en Palma.

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10.- La vid, vitis vinifera, en mallorquín vinya, no se trata de un árbol —pensaréis—, pero no me resisto a incluirla en esta relación debido a su neta personalidad mediterránea. Su cultivo puede trazarse hasta el Neolítico en Asia Menor, considerándose una de las actividades agrícolas más antiguas de la humanidad. Los caldos mallorquines ya eran famosos en tiempo de los romanos y en la isla hay evidencias del consumo y comercio de vino que datan, al menos, del siglo VII (A.C.) y que el historiador romano Cayo Plinio el Viejo, escribió en su tratado Naturalis Historia que “los vinos baleáricos se comparan con los mejores de Italia” y es que a los romanos les gustaron tanto las variedades mallorquinas que, al poco de la conquista de la isla por Quinto Cecilio Metelo en el año 123 (A.C.), ya organizaron rutas comerciales de transporte de nuestros caldos al corazón del Imperio y afirmaban sin empacho Beati hispani, qvibvs vivere bibere estDichosos los hispanos, para los que vivir es beber, en fin, que pronto nos conocieron . . . En la imagen, hilera de viñas de las llamadas de pie americano resistentes a la filoxera, en una típica estampa de los campos que rodean Binissalem.

VIÑAS

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No puedo ni debo extenderme más, no soy botánico y en el tintero me dejo especies maravillosas que crecen y medran en los campos y montes mallorquines, entre ellas araucarias, acebuches, madroños, lentiscos, robles, tamariscos, eucaliptos, naranjos, limoneros y un largo etcétera que otros deberán describir. Como representantes de estos árboles, adjunto una imagen de una zona boscosa próxima a Valldemossa, otra de unos coloristas madroños hecha en las montañas de Son Vida y una última de una dulce naranja de Sóller lista para ser recolectada.

BOSQUE MADROÑOS NARANJOS

Y para ti querido lector ¿cuáles son tus árboles favoritos de Mallorca?

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Créditos: Fotografías del autor con licencia Creative Commons 4.0 Attribution-Share Alike, salvo las que tienen otra indicación de autoría en su pie de página. Agradezco a Emilia Villar la aportación de las imágenes del ficus de la Casa de la Misericordia. Para ver las fotos a mayor tamaño, pulsad sobre ellas.