“Los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma” George Bernard Shaw.
Debo confesar que la Seo de Palma ejerce un poderoso atractivo que me hace escribir sobre las muchas maravillas que encierran sus paredes. En mi entrada anterior conté la historia tras el encargo que se hizo al artista mallorquín Miquel Barceló de actualizar la antigua Capilla de San Pedro y, en la de hoy, trato de desvelar las razones por las que la Seo conserva numerosas obras de arte.

Durante la Baja Edad Media (S. XII a XV) se produjo en Europa un cambio social al que Mallorca no fue ajena. Esta evolución llevó al resurgimiento de las ciudades tal y como las entendían los romanos. Su razón hay que buscarla en la huida de los campesinos del poder feudal de los señores, en la revitalización del comercio y en el nacimiento de las agrupaciones gremiales para proteger sus intereses comunes. Los miembros de esta nueva clase se denominaron burgueses, los que viven el el burgo —la ciudad—.
Pronto se desarrolló una cierta autonomía del gobierno interno del burgo, creándose los Concejos o Ayuntamientos y brotó entre los ciudadanos el orgullo de pertenencia, así como la rivalidad entre urbes vecinas. A la vez, surgió una aproximación del hombre a Dios y a la Naturaleza, pues si Dios la creó, ésta tenía que ser buena y amándola, se acercaban a su Hacedor.
El mayor orgullo para un burgués era que su villa contara con edificios notables y, sobre todo con una gran catedral. Todas las clases sociales colaboraban en su financiación, gracias al ánimo que este nuevo espíritu infundía a sus comunidades y lo expresaba en estas magnas obras de carácter artístico-arquitectónico, verdaderos centros geográficos y espirituales del burgo medieval.

Esta corriente floreció a la vez en toda Europa llevada de la mano de los monjes Benedictinos. Jaime-I El Conquistador, Rey de Aragón y monarca de su tiempo, no fue ajeno a ella; por dicho motivo, una de sus primeras decisiones tras la toma de Palma el 31 de Diciembre de 1.229, fue la fundación de la actual Iglesia de San Miguel y de la nueva Seo, en el lugar que ocupaban sendas mezquitas. Privilegio del vencedor, muy del gusto de la época, pues los árabes a su vez levantaron sus mezquitas sobre antiguos templos romanos —caso de Mallorca—, o sobre iglesias visigodas, o incluso sobre sinagogas judías, cosa que también hicimos —en no pocas ocasiones— los cristianos, lo que en el fondo era un reconocimiento del carácter sagrado del lugar que ocupaban los templos y del deseo de conservarlo y potenciarlo.
Vitrales, rosetones, gárgolas, elevadas torres rematadas por pináculos, vistosas columnas nervadas que recuerdan palmeras, bóvedas de crucería con arcos fajones, portadas abocinadas con arquivoltas y bajorrelieves con figuraciones religiosas o profanas, motivos vegetales y sensación de movimiento en vertical, hacia la Luz, así es la decoración arquitectónica de la Seo de Palma, típica del estilo gótico que deja atrás la oscuridad del Románico transformándose en una suerte de naturalismo realista.

Y en su interior, un espectacular Altar Mayor reformado por Gaudí (entre 1.904 y 1.914), antiguas capillas laterales con ricos retablos, ornamentos religiosos, relicarios —que incluyen un Lignum Crucis—, custodias y bellos grupos escultóricos, que fueron financiadas por familias isleñas de rancio abolengo, ya que a la vez les servían como sede de sus panteones familiares. No olvidemos que durante muchos siglos, los enterramientos se hacían en el suelo sagrado del interior de las Iglesias.


Los temas decorativos que se aprecian en frisos, esculturas y pinturas son de carácter religioso —aunque también los hay de corte profano y localista—. Su fin es llamar a la piedad o conmover al espectador, con escenas sobre la Pasión y Crucifixión de Nuestro Señor, la Última Cena o el Juicio Final, mientras que otras pretenden emocionar o ensalzar la maternidad, como la Piedad o la Virgen y el Niño. En la Edad Media pocas personas sabían leer y escribir, la información se transmitía de forma oral, con el apoyo de las representaciones pictóricas o escultóricas que, como antes indiqué, evolucionaron a un estilo alejado del hieratismo del Románico, que las hacían mucho más comprensibles para el pueblo al que se destinaban.




Y así, haciendo buena la afirmación del dublinés Bernard Shaw, generaciones de mallorquines y de forasteros, miraron —miramos— a nuestro interior a través de la omnipresente Seo, bella Catedral Marina y auténtico espejo de la ciudad.
Retablo de San José
Clave de bóveda
El Buen Pastor
Talla de la Virgen María en madera policromada con cabello natural
San José y el Niño
Cristo Crucificado, talla en marfil
Imagen yacente
Coronación del Altar Mayor por Gaudí
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Créditos: Fotografías del autor con licencia Creative Commons 4.0 Attribution-Share Alike. Para ver las imágenes a mayor tamaño, pulsad sobre ellas.
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