«La educación es el movimiento de la oscuridad a la luz». Allan Bloom, Filósofo.
Hace unos días me acerqué —una vez más— a la Seo, edificio potente donde los haya, tanto en su arquitectura, como en en su riqueza artística. Al igual que en otras ocasiones, cámara en mano pensaba tomar imágenes de los singulares juegos de luces, colores y sombras que se proyectan en el interior de la nave catedralicia, cuando el sol atraviesa sus amplios vitrales. Quería también fotografiar las reacciones de los visitantes ante su grandeza, pues cualquiera que siga este blog se habrá dado cuenta de que hacer fotos costumbristas me atrae sobremanera.
Me acercaba distraído a la Capilla del Santísimo, la que fue reformada en 2006 por Miquel Barceló, cuando comencé a escuchar el canto de unos niños en las proximidades del Altar Mayor. Eran alemanes, de un colegio que visitaba la Catedral y que, de manera espontánea, formaron un semicírculo frente al profesor cara a la nave principal y, dirigidos por su maestro, entonaron la maravillosa cantata 147 de Johan Sebastian Bach.
El coro de niños cantaba como los propios ángeles y siendo consciente de lo excepcional del momento, tomé la fotografía que veis arriba, apagué la cámara, me senté en un banco próximo, cerré los ojos y, transportado por la música de Bach, durante unos minutos vi la luz.
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