“Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme Rey de un espacio infinito.” William Shakespeare.
Discreto, tranquilo, alejado de las grandes rutas turísticas de la isla y con un nombre de reminiscencias exóticas, Orient es un lugar encantador entre la Sierra de Alfabia y el Puig de Alaró, en pleno corazón de la Sierra de Tramontana.
Se accede a través de una revirada carretera que parte de Buñola, municipio al que pertenece y por extraño que nos resulte, es uno de esos pequeños paraísos rurales situado a tan solo media hora del centro de Palma. La tranquilidad de sus calles empedradas y la belleza de su arquitectura tradicional, con edificios construidos con piedra de marés y cal, lo convierten en el refugio perfecto para relajarse cuando deseas desconectar del estrés capitalino.
Este reducto de calma está formado por menos de treinta casas distribuidas a lo largo de la ladera en la que se desarrolla el conjunto, cuyo punto culminante es la Iglesia de San Jordi, del siglo XVIII que, a su vez se construyó sobre un oratorio medieval del siglo XIII.
Junto a la Iglesia, en una plaza encantadora encontramos la antigua Escola, hoy cerrada; su modesto porte nos lleva a la esencia de lo que este pueblo fue en tiempos pretéritos y, al pasar a su puerta, si paras un instante y cierras los ojos, casi podrás escuchar alegres voces infantiles recitando las tablas de multiplicar.
El pueblo se conserva en un raro estado de autenticidad, con pocas adiciones que desvirtúen su carácter serrano y la belleza rural de sus alrededores, diría casi que me recuerda a uno de esos lugares atemporales que tan bien plasmaron los directores del cine realista italiano en cintas como Amarcord, de Federico Fellini, o Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore.
Y no hay lugar como Orient que no tenga su misterio y, al pasear por sus calles, no dejo de preguntarme qué habrá tras las puertas cerradas de sus casas y patios, qué vida llevaron sus habitantes, cómo decoraban sus hogares, ¿eran felices allí? A veces, un visillo doblado permite intuir levemente la calidez que pervive en los interiores, tras las pocas ventanas que aún permanecen abiertas y que parecen hablarnos de tiempos que fueron . . .
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En Orient los únicos embotellamientos que puedes encontrar son los de senderistas o cicloturistas, ya que la zona es propicia para ambas actividades. En las cercanías se encuentra Alaró, con mercado sabatino y una bonita excursión de subida a su Castillo. También se puede ir caminando desde Orient al Torrente de Coanegra, al Salt de Freu, a la montaña de Alfábia (1.100 m), al Puig de l’Ofre, al Puig de La Rateta, a los peñascos de Honor y al pico Puig d’es Moix (750 m). Podéis encontrar información sobre estas excursiones en los planos a escala 1:25.000 de la Sierra de Tramontana, Sector Central, de la Editorial Alpina (12,00 €), o en la propia página web de la Sierra o en guías excursionistas como la Rother de Mallorca (10,90 €), con planos a escala 1:50.000 y coordenadas GPS de los puntos de interés.
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